Comencé a caminar hacia la puerta de entrada con más prisa en un segundo. Estaba casi segura de haber escuchado a mi madre apagar el agua de la regadera, lo cual quería decir que ya estaba cerca de salir de su habitación. Así que, o me apresuraba a salir de allí, o me preparaba para encontrarme con ella.
Desde que ocurrió mi última expulsión nuestra relación había cambiado de manera precipitada. Como si en cuestión de meses, nos hubiésemos distanciado años luz. Cada vez que ella me dirigía la palabra, lograba hacer que un sentimiento absoluto de culpa me invadiera. Sabía que esa culpa la tenía merecida, pero no era cómodo que mamá lo recalcara, por eso prefería evitarle.
Abrí y cerré la puerta detrás de mi tratando de hacer el menor ruido que me era posible. Mi madre llegó al recibidor para cuando yo ya había salido corriendo calle abajo.
—Uhm, ¿Será demasiado temprano? —hablé pare mi misma, reduciendo la velocidad.
Por la mañana recibí un texto de Castiel a mi teléfono. No tenía idea de dónde había sacado mi número, pero me preguntó si asistiría a la fiesta de esta noche. Yo no estaba muy segura, pero al final él terminó por convencerme. Y durante el transcurso del día, por alguna razón me encontré ansiosa y tuve un sentimiento incómodo dentro de mi estómago.
Sacudí la cabeza.
—¿Qué rayos le diré a Lysandro cuando lo vea? —susurré sobresaltándome ligeramente.
No paré de hacerme preguntas a mi misma acerca de Lysandro durante toda la tarde. Y al parecer, ahora que era hora de encontrarnos, las cosas no parecieron haber cambiado demasiado.
Alisé mi falda de pliegues frente al reflejo de la repisa de alguna tienda, acomodé mi cabello con los dedos y respiré profundo una vez más, recordándome a mi misma que no estaría sola con Lysandro... Castiel iba a acompañarme también, ¿verdad? No tenía porque alterarme.
—¿Gio? —su voz grave me hizo dar un respingo.
Nosotros dos éramos los únicos en la calle donde habíamos quedado. Los locales habían cerrado y las lámparas estaban encendidas. Pero no había rastro de Castiel por ningún lado.
—Hola, Lysandro —sonreí al verle.
Me sentí anonadada al sentirlo acercarse para estrechar mi mano. Y me sentí también abrumada cuando su cercanía me hizo percibir el aroma de su perfume. ¿Era mi imaginación, o mis rodillas se habían debilitado de repente?
—¿Nos vamos ya? —preguntó con amabilidad.
Me desconcerté. Eso no estaba en el plan que me había dicho el pelirrojo.
—Uhm... ¿No esperaremos a Castiel? —dudé.
Él me miró confundido, dando pequeños toques a su mentón.
—Él fue a recoger a Debrah hace rato —dijo—. Lo siento, me dijo que te había avisado.
—Maldito Castiel... —gruñí en voz baja—. Descuida, Lysandro. Vamos.
Comencé a caminar detrás de él, dirigiéndonos al lugar. De nuevo tenía el corazón acelerado y pensé en que debía golpear mi pecho para hacerlo reaccionar, pero justo cuando me dispuse a hacerlo, Lysandro me miró.
—No sabía que eras del tipo de persona que asiste a fiestas —mencionó. Se equivocaba, de hecho yo detestaba las fiestas.
—Bueno, yo tampoco sabía eso de ti —reí.
El silencio hizo presencia entre los dos, pero, curiosamente no resultó incómodo. Mientras caminábamos por un pequeño puente, podíamos observar las luces de la ciudad y de los autos pasando a lo lejos.
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Love is not Over »Castiel CDM [Liars #2]
FanfictionLuego de haberse dañado a si mismo, Castiel se prometió no volver a hacer tratos sin sentido con una chica. Sin embargo, si lo hubiera cumplido no habría una historia que contar. Y tras la llegada de su exnovia al instituto, no pudo evitar idear un...