Se giró para irse de nuevo pero Ruggero la cogió del brazo, cerró la puerta y la apoyó contra su cuerpo, entre él y la madera maciza de esta. Acarició su mejilla. Y sobraron las palabras. Ruggero empezó a comerle la boca, desesperadamente. No había luz, apenas, solo por un par de agujeritos de la persiana de la ventana de la habitación de Ruggero. Karol rodeó su cintura con los brazos. Ruggero la abrazó. Ella apoyó su cabeza contra su hombro y empezó a llorar de nuevo.
- No vuelvas a decir eso, no vuelvas a insultarte. - Dijo contra su cuello - tu eres lo más perfecto que mis ojos han visto nunca... y yo... yo...
- ¿Tu? - murmuró Karol, separándose y mirándolo. Sus pupilas se habían acostumbrado a la oscuridad y podía distinguir la figura de Ruggero, y viceversa.
- Te amo, joder... te amo más que a nadie en este puto mundo. - volvió a besarla.
Y en ese instante, nada importó. Solo ella, ella... Karol, que estaba entre sus brazos, que la quería, que la amaba, y se lo quería demostrar de todas las maneras posibles. No la dejaría marchar, no... porque sabía, ahora lo veía claro, no tenía dudas, de que... de que su corazón la había estado esperando a ella, y solo a ella... Karol, que había llamado su atención desde el primer momento en que Martin le había enseñado la sencilla foto. Ahora solo tenía ojos para ella, su corazón solo latía por ella, su respiración solo se agitaba por ella. Se había olvidado... hasta de Candelaria.
La desnudó. Sin dejar de besarla. La tumbó en la cama. Ella le apartó el albornoz. Tuvo el placer de contemplar el bello cuerpo de Ruggero. Era completamente perfecto. Ruggero sonrió y volvió a besarla, colocándose entre sus piernas. La acarició, toda... toda suya. Sus pezones ya estaban erguidos, y su sexo ya estaba mojado, invitándolo a entrar. Quería hacerla suya... Dios... no deseaba nada más en estos momentos. Mordisqueó el cuello de Karol haciendo que ella alzara las caderas. Ruggero buscó un preservativo, no aguantaba más sin poseer el cuerpo de su amada mujer.
- No. - Karol lo detuvo. - Tomo la pastilla. - Rodeó su espalda con sus brazos y lo acercó a ella. - Quiero sentirte... completamente. Sin... sin barreras de látex de por medio.
Ruggero gimió escuchando sus palabras. ¿Hacerlo sin condón? A carne viva... sentirla, a ella, a su interior, sin algo que lo cubriera... era la mejor propuesta que le habían hecho nunca.
- ¿Estás preparada para mí? - murmuró Ruggero besándole la frente.
Karol asintió. Si hablaba se pondría a llorar. Apoyó la cabeza contra el hombro de Ruggero y se lo besó. Sintió como él empezaba a abrirse adentro de su propio cuerpo.
Ruggero no pudo evitar gemir al sentir... como la húmeda y estrecha carne de Karol comenzaba a ceñirle el pene. Pero algo lo detuvo. Había... alguna cosa allí. El corazón le latió fuerte. Ahora lo entendía todo, ahora entendía por qué Karol no había querido sexo con él, ahora... encajaban las piezas del puzle. La miró, conmocionado. Ella tenía los ojos inundados en lágrimas. Aquel día la había visto llorar demasiado, y eso le dolía. Otra muestra de que lo que había allí, de lo que sentía, era mucho más que simple afecto. Karol abrió la boca para decir algo. Quizás otro 'te amo'.
- No me dejes... - murmuró, abrazándolo por la espalda, aún más fuerte. Ruggero le apartó un mechón de la cara y se lo colocó detrás de la oreja. La miró, con los ojos humedecidos.
- ¿Por qué te iba a dejar? Si esto es lo más hermoso que he vivido nunca...
Ruggero se tumbó detrás de Karol abrazándola. Le besó el cuello, el hombro. Ella sonreía. Los tapó a los dos.
- ¿Te ha dolido mucho? - murmuró en su oreja.
- ¿Te soy sincera? - se giró y apoyó su cabeza en el pecho de Ruggero. Él le acarició el pelo. - La verdad es que empezar... con una cosa como la tuya... duele bastante.
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¡Protégeme! #1T |Hot/Ruggarol|
FanfictionRuggero Pasquarelli hará todo lo que este a su alcance para que nada malo le suceda a Karol. Nada es fácil en esta vida. El mundo esta lleno de crueldad que eso nadie cambiara.