Capítulo 5

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Karol no pudo evitar morderse un labio.

- Me deseas. - Sonrió Ruggero- deseas mi cuerpo ¿verdad?

En ese momento se abrieron las puertas. Karol salió rápido de allí, más roja que un tomate. Ruggero era un creído. Un creído con el cuerpo de un Dios griego y la cara de ángel. Topó con algo.

- Perdón. - masculló, aun con la imagen de Ruggero abduciendo su mente.

Un hombre apuesto, fuerte, de rasgos germánicos, castaño y con pequeños pero preciosos ojos cafés yacía estático en frente de ella.

- Perdóneme a mí, señorita... - se inclinó para besarle la mano.

- Bueno, ya, ya... cursilerías. - dijo Ruggero poniéndose entre medio -Él es Michael, un compañero mío, el cual me debe una muy gorda y de momento le dejo que se ocupe de esta casa... pocas veces vengo. Muy pocas. Y ella es Karol.

- ¿La de López? - dijo el supuesto mexicano sonriendo y mostrándose aún más guapo.

- Y dale, que no tengo nada que ver con Jorge. - dijo Karol cruzándose de brazos.

Tenía enfrente a un hombre salido del propio infierno y a otro caído del cielo. Los dos supuestos agentes de la misma agencia, con habilidades y fuerza bruta. El cuadrado mexicano se la quedó mirando, descaradamente.

- Jorge se habrá puesto las botas - dijo centrando sus ojos en sus muslos desnudos.

- Ya basta, Michael. - le dijo Ruggero. - ella dice que no ha tenido ninguna relación con Jorge.

- Entonces, que desperdicio. - sonrió relamiéndose.

- Oh dios, quiero irme a mi casa ¡Ya! - Karol se echó el pelo hacia atrás, abriendo la chaqueta de nuevo, sin querer y dejando ver sus pechos cubiertos por el sujetador negro. Los dos hombres se la quedaron mirando.

Era un peligro, un verdadero peligro, dos hombres que rebosaban de testosterona, con una sola mujer encerrada en aquella casa de la Isla o cala de Ruggero.

- Será mejor que te calmes.

- Si, será mejor que me tome una ducha... - dijo bufando - ¿Tienes?

- ¿Por quién me tomas? Tengo hasta piscina. - masculló Ruggero- Primera puerta a la izquierda. Ahora te traigo las toallas y algo de ropa... - la miró de arriba abajo - aunque con el tipito que tienes mi ropa te irá grande... tendré que comprarte algo, aún no sabemos el tiempo que te pasaras aquí.

Karol asintió y se dirigió a la ducha, dejando caer antes la chaqueta, dejando ver un culo deseable y unas buenas piernas, moviendo las caderas. Dejando a Ruggero aturdido - y eso que para mujeres, él había visto de todo tipo -, aquello lo ponía, aquella mujer lo excitaba, más de lo que pudiera llegar a pensar.

Ruggero fue a coger una de sus camisas viejas. También cogió unos pantalones cortos, aunque a Karol le irían como unos piratas. Una toalla de cuerpo.

Mujeres... ¿una ducha en medio de toda esta mierda? Eso es lo último que me gustaría a mí en este momento de presión.

Abrió la puerta del baño, sabiendo que Karol ya estaba dentro de la ducha, con el agua tibia recorriendo su cuerpo. Ruggero pensó que no le importaba, había visto muchas -demasiadas - mujeres desnudas en toda su vida, y ya no le sorprendía nada. O eso es lo que pensaba él antes de entrar en el cuarto de baño.

- Te lo dejo aquí. - dijo dejándolo en la encimera.

- Vale... - la voz de Karol parecía tan relajada y excitante que Ruggero no pudo evitar sonreír.

¡Protégeme! #1T |Hot/Ruggarol|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora