Sintió como los espasmos recorrían su cuerpo, sintió a Ruggero entre sus piernas. Se inclinó, respirando agitadamente.
- Ruggero... - gimió. Y él lo deseaba, deseaba que gritara su nombre. La cogió de los muslos apretándola más contra su boca. Ella jadeo de placer. Pero a pesar de todo, aun le quedaba algo de cordura, antes de que pasara lo peor, antes de que el placer la dominara. - No... Ruggero...
Él se asomó entre sus piernas, relamiéndose los labios. Ella aprovechó ese momento para apartar las piernas y cruzarlas. Ruggero se sentó a su lado, saboreando hasta el último hilo de flujos de Karol que aún yacían en su boca.
- ¿Qué pasa? - le dijo apartándole el pelo, acariciándole el cuello con los hinchados labios, llenos de la propia lujuria.
Karol no pudo evitar mirar el esbelto torso sin el jersey. Musculado, trabajado... perfecto. Entraban ganas de sobarlo hasta cansarse.
- No... no tengo ganas. - mintió.
Ruggero arqueó una ceja. Luego se hecho a reír.
- ¿Qué no tienes ganas? - Dijo poniéndose en frente de ella - ¿Qué no tienes ganas de echar un buen polvo conmigo?
Karol negó con la cabeza.
- Es imposible.
- No, eres creído.
- Si casi, casi te tenía... estabas súper excitada... no puedes decirme que no tienes ganas. - dijo inclinándose para besarla, pero Karol lo rechazó. - Ah... ¿con que esas tenemos?
- ¿No que separabas la faena de las relaciones? Pues olvídate de mí ¿vale? - Dijo ella con arrogancia - te odio, no quiero nada de ti, ni tus besos, y menos tu cuerpo.
- Mentirosa. - dijo Ruggero sonriendo - me deseas más que a nada.
- No, eso es lo que tú te crees. Te crees que eres el centro de atención, que cualquier mujer se acostaría contigo. Y no es así. Yo no me acostaré contigo, no me gustas. Si quieres echar un polvo te buscas una muñeca hinchable.
- Oh, muñeca... - dijo Ruggero ahora serio. ¿Por qué las palabras de esa mujer lo afectaban? Nunca había sido así - No tengo por qué comprarme una de esas estupideces cuando tengo a un tercio de la población femenina de Los Ángeles queriendo follar conmigo.
- Entonces cógete a una de esas putas. Pero a mí, déjame.
Ruggero enfadado por el rechazo, se dirigió a la puerta y se fue de la habitación donde se encontraba Karol.
Karol se encogió de piernas rápidamente. Dios mío... no creía lo que Ruggero acababa de hacer...
Pero le había gustado, mucho. Nunca se había sentido tan excitada. Sentía como la humedad se esparcía más y más. Debía hacer algo... antes de acostarse.
Ruggero se tumbó en la cama. Se relamió los labios una vez más. Dios mío, sabe tan bien. Pero Karol no lo había saciado. Al contrario, lo había rechazado. Y a Ruggero le daba rabia ¿Por qué no quería...? Escuchó algún quejido. Apoyó la oreja contra la pared que daba a la otra habitación, a la de Karol.
Gemidos... se está masturbando.
Ruggero aún se excitó más. Imaginar el esbelto cuerpo de Karol contrayéndose y arqueándose, dándose placer ella misma, era demasiado. ¡Pero no! Era él quien quería darle placer. ¿Por qué le había dicho que no tenía ganas? Cuando ahora se satisfacía sola... mientras él podría ser el que produjera esos gemidos. Bufó cabreado y orgulloso a la vez.
Además que él también necesitaba que le echaran 'una mano'. Tenía la erección más grande de su vida. Ni Ariana consiguió empalmarlo de esa manera. Hablando de Ariana... Agustín le estaba llamando al teléfono. Descolgó.
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¡Protégeme! #1T |Hot/Ruggarol|
Fiksi PenggemarRuggero Pasquarelli hará todo lo que este a su alcance para que nada malo le suceda a Karol. Nada es fácil en esta vida. El mundo esta lleno de crueldad que eso nadie cambiara.