Capítulo 4

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Karol intentaba dar patadas, pero Ruggero la tenia cogida por los muslos, encima de su hombro.

- Estate quieta muñeca, no me gustaría tener que abusar de mi fuerza. - pero ella no izo caso. Ruggero le dio un cacheteo en una de las nalgas, cubiertas solo por aquellas excitantes braguitas negras. Ella abrió los ojos y paró de patalear en el pecho de Ruggero - Veo que me entendiste. -

Sonrió y la dejó con cuidado en el copiloto. Karol lo miraba con lágrimas en los ojos, de los nervios, de la rabia, de todo. Ruggero se puso las gafas de sol y metió las llaves por el cerrojo del coche. Le echó un último vistazo a Karol.

- No me llores ¿eh? - dijo negando con la cabeza - ¿confío de que te puedo desenmordazar? Ella asintió rápidamente. Ruggero le quitó la mordaza. Karol respiró hondo y profundamente. Ruggero arrancó el coche, sin una simple sonrisa, ni siquiera una tierna mirada. Frio como él sabía ser. Karol lo observó. La chupa de cuero le daba un aire supererotico, arrapado a sus musculosos brazos, igual que ese jersey negro en sus abdominales. Los pantalones, ni estrechos ni anchos daban mucho a la imaginación, aun que ella ya sabía el par de piernas que escondían. Y las botas a lo militar, terminaban de rematar la virilidad de aquel personaje. Se sonrojó sin saber por qué. Vio el pantalón rasgado, y como de él salía sangre sin cesar.

- Te sangra la pierna. - dijo moviéndose en su asiento, como señal de que la desatara.

- Ya estoy acostumbrado. Esto es solo un rasguño.

- ¿Un rasguño? Quizás hacen falta puntos y todo... - Karol consiguió desatarse las manos y se inclinó, ante la pierna de Ruggero.

- Eh, ¿Qué coño haces? Quieres que tengamos un accidente...

- Cállate. - le ordenó ella. Ruggero por primera vez se sintió dominado.

¿Por qué? Él era el que dominaba a las mujeres, nunca al revés. Y aquella mujer lo había hecho callar.

- Estudié algo de primeros auxilios.

Le subió el pantalón a Ruggero, mientras apoyaba la frente a la rodilla derecha de él. Se mojó un par de dedos con saliva y mojó la herida. A Ruggero le escoció esa herida. Se tensó y en su cara se expresaba dolor. Aunque no para todos pareció ser dolor... Un policía le mandó que parase.

- Bueno, pero que tenemos aquí. - dijo cuando Ruggero bajó la ventanilla y Karol se volvió a incorporar en su asiento, habiendo cubierto la herida de Ruggero con un pañuelo - mamada en plena carretera.

- No, agente, no es lo que parece. - se intentó disculpar Karol.

- Claro, nunca es lo que parece. - la miró, comiéndosela con los ojos, ya que la chica solo iba cubierta por ropa interior. Ruggero se percató y le lanzó su chupa de cuero a Karol. Ella se tapó rápidamente.

- Agente...

- Nada de peros ni quejas. - sonrió - espero que haya disfrutado de la mamada, señor...

- Ruggero. Ruggero Pasquarelli.- dijo Ruggero pasándose la mano por el pelo - aun que se equivoca.

- Ya claro... - sonrió de nuevo - por esta vez solo serán doscientos dólares, porque la señorita también iba desabrochada.

Ruggero sacó su cartera y haciendo de la multa que le dio el policía, una bola tirada en el maletero del Lamborghini, pagó de mala gana. Asegurándose de que esta vez Karol se abrochaba, arrancó de nuevo.

- Lo siento... - murmuró Karol, apenada por el gasto. - No debí moverme.

- No, no debiste. - dijo Ruggero gruñendo. - podríamos haber tenido un accidente.

¡Protégeme! #1T |Hot/Ruggarol|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora