Capitulo 4 Visitas

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A pesar de todo, pude dormir tranquilamente toda la noche. No hubo necesidad de despertarme, por agua al baño o cualquiera de esas cosas. Desperté tranquilamente, pero no pude tomarme mi tiempo para disfrutar de esos deliciosos momentos al despertar. E sonido de una llamada telefónica me obligo a levantarme rápidamente, cruzar la sala y llegar al cuarto de mi madre donde se encuentra el teléfono y conteste rápidamente.

-Bueno- conteste la llamada.

-hola hijo, ¿Cómo estás? - dijo mi madre contestándome el saludo.

-Hola mama, estoy muy bien y tú que tal-

-Bien, oye te llamo porque don Toño va a llegar a la casa como a la una-

-ahhh siii- dije bastante sorprendido- se me había olvidado que iba a venir

- Bueno, ya me voy, limpias la casa y descombras las escaleras. Te quiero hijo te llamo luego-

-Adiós mama- dije poniendo fin a la llamada.

Por un momento me quede en completo shock, había olvidado por completo la visita de ese señor.

Para los que no lo sepan, yo vivo en una casa rentada de planta baja y el primer piso, aunque solo usamos la planta baja, y cada cierto tiempo los dueños de la casa vienen de visita para ver a Don Inocencio un hombre de poco más de 90 años, que técnicamente es el verdadero dueño de la casa, para ver como esta y su estado de salud.

Don Inocencio o "el abuelito" como le digo yo es un hombre muy trabajador, y lo sigue siendo, aun a su muy avanzada edad. Se rehúsa a dejar de trabajar a pesar de las sugerencias de los médicos que lo atiende. Pero en general es un hombre sumamente amable y cordial con los demás.

En realidad, la familia es bastante simple, el padre don Toño, la madre Graciela, y los dos hijos Luis y Jorge. Una familia cómoda norteamericana bastante común. Nada raro o inusual en ellos.

Si he de admitir algo, y aunque suene algo que diría un anciano de 75 años, le verdad es que no me gusta tener visitas en mi casa por un tiempo excesivamente prolongado (un día o más), no lo sé solo soy así, después de mucho rato comienzo a sentirme incomodo con las personas que vinieron a mi casa.

La verdad es que es una buena familia. Personas muy amables y respetuosas, además de honestas y dadivosas. Los dos hijos me dan un poco lo que sería lo mismo, pero en el caso de los padres, bueno, solo pueden ser descritos con una sola palabra. Molestos.

Ya he dicho que son buenas personas y muy amables, y también con esto quiero decir que al narrar mis experiencias con estas personas lo hago sin la mínima intención de molestar u ofender a alguien, sin embargo, son muy muy molestos, llegando incluso a ser un tanto insoportables en algunas ocasiones. Como he hablado de quien vendrá de visita será don Toño, empecemos con él.

Es un hombre delgado de estatura media y test clara, con una vos como de ranchero urbanizado, pero eso no es lo molesto de él, lo molesto radica en que gusta de escuchar música alrededor de las 6 de la mañana, hora en la que él se despierta. Y muchas veces cree que sabe mucho de todo.

En una ocasión, como el piso del patio se llena de agua en temporada de lluvia, dijo que iba a hacer una especia de canalillo en el piso para que el agua escurriera por él y llegara rápidamente a una coladera cercana. En un principio yo me imagine una especie de canal de 5 cm de ancho y 5 de profundidad, pero el buen señor, con martillo y cincel en la mano, apenas rasgo un poco el piso, una línea de apenas 7mm de grosor y 5mm de profundidad. Pero, aun así, el aseguraba, e incluso alardeaba con don Inocencio, que el agua corría por ahí, facilitando mucho el escurrimiento en caso de lluvias intensas. "quedo muy bien" decía. Si, valla putada.

Pero bueno, ahora hablare acerca de doña Graciela, que en mi opinión es la mujer mas irritante con la que me he topado. Para los que me conocen, saben que muchas veces la sola forma de hablar de alguien me puede llegar a molestar un poco, pues esta mujer tiene la voz más gruesa y desentonada que he escuchado, podría compararlo con golpes con un palo de madera golpeado violentamente mi cabeza, es sencillamente desagradable, al punto de que mi tío Alberto la a apodado doña bosarron. Muy adecuado desde mi punto de vista, aunque claro ella ni se entera de eso.

Talvez parezca exagerado, pero no bromeo cuando digo que la voz de esa mujer me estresa enormemente. Más aun, cuando llama a casa, y al alzar el teléfono esperando oír una vos común y corriente, tengo que escucharla hablar con el mismo mensaje de siempre.

-Hola Carlos- dice- ¿no está tu mami?

-No, no está doña Graciela- respondo

- ¿A dónde fue?

-No lo sé, lo siento

- bueno le llamo después, adiós

-adiós-cuelgo

Si siempre es así.

Pero eso no es lo peor, aun no sé si tiene cámaras escondidas en la casa, pero cada vez que me encuentro en un momento ocupado, como haciendo tarea, contra el tiempo, o simplemente mientras transcurre el clima de una serie televisiva que he seguido desde hace meses. Llama, siempre llama, causándome una gran ira y molestia. Pero, aun así, estoy forzado a contestarle de buena manera. Sin dudas horroroso.

De hecho, tengo un recuerdo muy especial por ella. Un fin de semana fui a servir a un campamento católico y, como esa de esperarse, regresé a casa más que cansado. Después de darme un vigorizante baño solo me recosté en mi cama con el para dormir, eran las 4:17 pm, habían pasado 5 minutos desde que me había acostado y escuché lo siguiente:

-Carlos, Carlos- dijo la mujer con su irritante vos- Carlos, Carlos!

Creí que si me quedaba en cama sin hacer ruido la mujer pararía y yo podría regresar a mi descanso. Estaba muy equivocado puesto que después de casi un minuto sin parar de gritar mi nombre, me levanté como pude de la cama y fui a ver a la señora. Esperaba que al ver mi cara de cansancio y fatiga la mujer dijera algo como: "ah, no sabía que estabas durmiendo" o "perdón no quería molestar". Pues no, le valió madres

-ya llegaste Carlos, te estaba hablando- dijo la mujer de voz gruesa

- si ¿Qué pasa? - dije con la esperanza de que fuera algo importante para ser tan insistente.

Otra vez engañado

-Le quede a deber diez pesos a la muchacha de la tienda- dijo mientras me acercaba una moneda de $10- hay se los llevas por fa

- ¿Es neta? - pensé- ¿nada más para eso me habla?

- si está bien no se preocupe- por fin me anime a decir

-me cierras la puerta no?

- si esta bien

Despedí a la mujer de la vos gruesa con una leve y diminuta sonrisa tratando de parecer amable con ella, lo cual me costó mucho hacerlo. Lo único que deseaba mi cuerpo con todas sus fuerzas era decir "vete a la mierda". Solo cerré la puerta y avente la moneda a la mesa del comedor. Ahora que lo pienso nunca pague esa deuda y ni siquiera sé que fue de ese dinero.

Y así tengo muchas más historias acerca de esa peculiar familia que constante mente me sacan de mis casillas. Y sin embargo aun así les tengo mucho cariño y estimación. Aunque no lo parezca.

Pero bueno, en realidad no pasó nada interesante durante todo el día, Don Toño llego y después de ponerlo al tanto de todos los acontecimientos ocurridos en el último año, subió a la parte de arriba de la casa para no salir en todo el día. Ni siquiera el mas mínimo ruido género. Algo que no había pasado antes cuando venían, pero que seria interesante ver de nuevo.

Repito, no quiero ofender a nadie, y creo que es válido sentirse un poco molesto o frustrado con algunas personas en algún momento. Esas personas me agradan, pero solo quería desquitar un poquito el coraje rezagado.

En realidad, el resto del día fue bastante neutral, trabajo, limpieza, nada fuera de lo común. Todo fue paz y tranquilidad durante las 18 horas que me mantuve despierto. Creo que nunca me había sentido tan a gusto con una visita.

FUCKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora