CAPITULO 14

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Un mes había pasado desde esa terrible noche. Jiwoon volvió a su casa y Wonsik quedó más solo que nunca. No sabía nada del mayor y no se animaba a ir a verle, tenía tantas ganas de abrazarle y pedirle perdón hasta quedarse sin voz. Pero su miedo era más grande así no lo hacía. Hasta que esa mañana recibió una llamada de Hyuk que le congeló la sangre, Taekwoon no había ido a trabajar, ni contestaba mensajes, ni llamadas, cuando recibía visitas los echaba a todos, estaba muy mal. Y Hyuk le pidió que fuera a verle, que quizás él podría sacarlo de ese hoyo negro.

Ese hoyo en el que él mismo le había metido.

Wonsik no lo pensó dos veces antes de tomar sus cosas y conducir a casa del mayor.

Un mes desde esa noche había pasado y cada día era peor para Taekwoon, cada día amanecía con menos ganas de seguir vivo, cuando lo iban a ver corría a todos, no comía, y cada día estaba más pálido y delgado. Su teléfono se mantenía apagado, ya no trabajaba.

No le importaba nada.

Ese día se encuentra en la bañera de su cuarto sintiendo como el agua fría hacia que su cuerpo dejara de sentir dolor, esperaba morirse de hipotermia ese día.

Ravi llega a su destino, baja del auto y con todo el coraje del mundo toca la puerta, no escucha ningún sonido así que toca de nuevo, pero nada. Esta por irse pero al intentar abrir la puerta ésta lo hace. Se sorprende y entra con sigilo, no escucha más que la regadera en el segundo piso así que cierra la puerta y sube hasta llegar al baño. Respira profundo antes de abrir la puerta y entrar, su corazón se acelera al ver al mayor pero sus sentidos se congelan, no puede moverse.

Leo se encontraba abrazando sus rodillas con el rostro hundido sobre ellas tratando de consolarse, ignorando los golpes de la puerta, que más daba sí lo violaban de nuevo. Estiró su brazo tomando las navajas del rastrillo apretándolas con fuerza en sus manos haciendo que éstas comenzaran a sangrar, deja salir un pequeño grito de dolor.

—Taekwoon —susurra el menor al verle, se acerca a pasos lentos y se arrodilla a un lado de la bañera—. Taekwoon —con rapidez logra quitarle la navaja, la arroja lejos y agarra entre sus manos las ensangrentadas del mayor— ¿Por qué? —Ravi evita con todas sus fuerzas llorar.

Al escuchar su voz el cuerpo de Leo se tensa, sintiendo el miedo recorrer su espalda. Su corazón se acelera y al sentir que toma sus manos no duda en verlo a los ojos.

—Lárgate —murmura soltándose de él—, no quiero verte, lárgate.

—No lo haré —afirma Wonsik, se limpia las lágrimas y atrae al mayor a su cuerpo—. Saldrás de aquí y curare tus heridas —entre forcejeos intenta tomarlo en brazos pero no lo consigue fácil.

—¡No quiero! —grita forcejeando—. No quiero que me toques, no quiero verte, no quiero ver a nadie —en un arranque de ira lleva su mano a la mejilla del menor dejando un rasguño—. No me toques, no me pongas una mano encima.

Sorprendido Wonsik se va hacia atrás y lleva una mano en la herida de su mejilla.

—¡Como quieras! ¡Por mí muérete, no me importa! —grita molesto mientras se pone de pie. Wonsik sale del baño pero no puede irse, no puede dejarlo morir.

—¡Bien, desde ese día supe que no te importaba! —grita volviendo a entrar a la tina.

Ravi lo escucha y vuelve al baño, entra y más decidido que antes usa su fuerza para sacar al mayor de la tina.

—Yo voy a cuidarte, quieras o no —por lo débil que esta Leo, Ravi termina ganando, logra llevarlo en su hombro hasta la habitación y lo deja en la cama.

ENTRE AMANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora