Cap 1

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Era un día lluvioso, el viento meneaba la falda de la joven  de 17 años, sus calcetas estaban empapadas, pero nada iba a impedir que su hermanito llegara tarde a su primer día de clases, los dos corría mirando al piso, para evitar que las gotas de lluvia llegaran a sus caras. El más joven reía junto a la mayor, los dos estaban divirtiéndose. Al llegar el menor se despidió de su hermana con un beso en la mejilla y fue corriendo a su aula.

Es mi turno de correr. La joven corrió lo más rápido que pudo, con su cuerpo delgado, esquivó a la gente que pasaba con agilidad, seguía con la mirada baja riendo en sus adentros. La joven disfrutaba estos climas.

Al llegar saludó a uno de sus compañeros y corrió a su sala de clases.

- Llegaste justo a tiempo...

Era mi mejor amiga, que con tan solo verme me dio su abrigo.

- Estoy muerta de frío- dije temblando mientras acomodaba el abrigo en mis hombros.

- ¿Estudiaste para el examen? - preguntó girando levemente si cabeza

- Claro que sí, pero tú no, ¿cierto? -

- Haz ganado un millón de dólares - dijo con tono burlesco- acertaste, no estudié.

- ¿Estuviste con Dylan todo el fin de semana?- pregunté un poco enojada.

- Sip- dijo con una sonrisa tonta en sus labios mientras tocaba su cabello- deberías tener novio.

- No gracias, ya tengo muchas cosas que hacer, siéntate cerca mío, te daré las respuestas - dije ignorando su propuesta.

Mis días eran bastante similares.
Tengo 3 hermanos, uno tiene 19 y siempre lleva zorras a su casa, el otro tiene 12 y el más pequeño 8.

Después de la secundaria siempre me preocupo por llegar a casa para limpiar, preparar la cena y cuidar de mis hermanos. Mi madre es soltera y trabaja como profesora, pero de día va a una escuela normal, y de noche va a una escuela para gente adulta que no terminó la secundaria, sus dos trabajos quedan bastante lejos, así que suele llegar tarde en la noche y se despierta bastante temprano en la mañana, por esta razón ella nunca tiene tiempo para ninguno de nosotros.

Mi hermano mayor, Matt no sirve para nada más que ser un promiscuo, siempre llega borracho y con alguna chica, para mi suerte las chicas con las que "pasa el rato" no prefieren que estemos mis hermanos y yo en casa, así que se van a otro lado a "pasar el rato", no sabe ni encender la cocina y no es para nada inteligente, no ha querido dedicarse a los estudios, pero me he encargado de que se mantenga vivo. Mi hermano de 12 años Lucas, que es una rata, no es muy bueno en la escuela pero lo intenta, es parecido a la familia de mi "padre" a diferencia del resto de nosotros, está aprendiendo a cocinar y le gusta limpiar los baños así que me ayuda bastante. El más pequeño de 8 años, Gabriel, es un amor, me entiende a pesar de ser bastante pequeño, le gusta cantar y bailar y cuando grande aspira a estudiar arquitectura, cuando me siento mal el siempre me consuela, también le gusta cocinar y ama barrer mientras pongo música, él es mi prioridad.

Terminé mi examen bastante rápido, le pasé las respuestas que pude a mi compañera. Por mi naturaleza competitiva no me sentí muy bien al hacerlo, pero ella es mi mejor amiga, siempre me da buenos consejos y su madre me presta ayuda cuando la necesito.

Cuando sonó el timbre todos salieron despavoridos, mientras yo revisaba materia de mi cuaderno.

- hola princesa ¿qué haces?...

No, puede ser... Jaeden. Su voz retumbó en mi pecho y sentí que mi corazón latía más rápido.

- ¿que necesitas? - dije tímida y sin mirarlo.

- quería saber si podías ir a mi casa, para que estudiáramos juntos....últimamente me está costando entender la materia- dijo apoyando uno de sus brazos en mi escritorio.

- de verdad me gustaría pero...yo trabajo después del colegio- tragué saliva , dudando sobre la idea de que supiera que estaba mintiendo.

- yo podría pagarte- dijo tomando mi barbilla- te estaré esperando en la salida- camino fuera de la sala erguido y muy satisfecho con su intimidación

Maldición, si tan solo pudieras decir lo de verdad piensas. Jaeden era de lo peor, tendría que ir a la casa del chico más conocido y que me pagara para que le ayude.

Definitivamente no era una buena idea, tomando en cuenta que ser bajo perfil siempre fué mi zona de confort y no solo eso, pero el hecho de tener que ayudar a alguien tan despreciable como él, me llenaba de rabia y enojo, pero el dinero llamaba y conseguir trabajo estaba siendo difícil.

Lo que usted desee (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora