Después de clase me dirigí a la salida y pude ver a Jaeden apoyado en su carro mientras un montón de admiradoras lo acosaban.
- ahí estás- dijo con una sonrisa- vámonos.
Me abrió la puerta de su coche y me senté, pude ver como todas sus fanáticas me miraban con celos, una horrible sensación recorrió todo mi cuerpo, en cualquier momento una de ellas me mata, por favor vámonos luego, Entonces arrancamos.
Jaeden, me miraba constantemente, yo solo miraba mis manos o la ventana, estaba nerviosa.
- entonces pequeña ¿cuánto cobras por la hora? - dijo sonriendo con la mirada fija en la pista.
- ¿crees que nos demoremos más de una hora?
- sí, es bastante lo que quiero que me enseñes - dijo mirándome por unos segundos
- tu, solo dame lo que desees-dije con una sonrisa
Me quedé mirando la ventana, seguía lloviendo.
El ambiente era tenso, la joven jugueteaba con sus manos por el nerviosismo mientras seguía mirando la ventana, la lluvia no había cesado, estuvieron callados todo el camino hasta llegar al hogar de Jaeden.
Era una casa bastante grande, habían 2 carros más estacionados dentro de la casa, se veía que tenía un especio bastante amplio en la parte trasera, la casa era bastante sofisticada.
-¿te gusta? -
- sí, si es muy bonita-dije sonriendo-¿tus padres están en casa?
No me respondió y siguió caminando. Parece que sus padres no están, definitivamente no quiero estar aquí. Felipe me abrió la puerta como todo el caballero que pretendía ser, él era uno de esos chicos que con el mínimo esfuerzo todas las chicas del colegio terminaran lamiendo la suela de sus zapatos, a mí por supuesto no me atraía para nada, apenas podía resolver algunos ejercicios de matemática con ayuda, es un tonto, pero supongo que quiere esforzarse por ser más inteligente ¿no?
- siéntate aquí pequeña, no tardaré mucho- dijo sonriendo mientras subía las escaleras.
En frente de mí había una mesa de vidrio con un florero negro y rosas ecuatorianas, conocidas por su bella forma, color y durabilidad eran preciosas, así estaba decorada toda la casa, muebles negros, cortinas carmín, algunos muebles pequeños de vidrio.
- listo pequeña, empecemos con geometría-
Y así estuvimos casi una hora intentando que memorizara una formula, este hombre tenía aire en la cabeza, ni si quiera una formula podía aprenderse.
- descansemos un rato ¿quieres? - dijo echándose en la mesa
-sí, supongo que está bien.
- ¿ya te dijeron que eres muy sexi?
¡¿Que... yo qué?! ahora sí tengo que salir de aquí, soy la cosa más plana que existe el colegio, este niño sí que tenía problemas
-no...no me la han dicho- dije levantándome
- sabes hay varios compañeros de otros grados que quieren...
-bueno gracias por decírmelo...pero no quiero saber...- me interrumpió
- sabes, ellos tienen razón tú tienes algo que las demás zorras no tienen...esa mirada- se acercó a mi
- em...sabes deberíamos dejar esto para después y seguimos con lengua- dije tomando mis cuadernos
- lengua...hablando de lengua, me gustaría probar la que tienes tu- dijo acercándose mucho a mí.
Podía sentir su respiración, moví mi cara hacia un lado, pero eso solo empeoró las cosas, tomo mi rostro y empezó a besar mi cuello. No tenía manera de escapar, el meda 1.73, pesaba 60 kilos y tenía bastante fuerza. Sabía que no tenía que haber venido. Como pude me levanté y empecé a guardar mis cosas.
- lo siento yo no soy como las demás, a mí no me gustas...
- pero a mi si pequeña, y no sabes cuánto te deseo- Puso uno de sus brazos en mi cintura, haciendo que sintiera su erección.
-a...Jaeden...suéltame-
-eso nunca-
Tomó mi rostro y empezó a besarme, yo me opuse completamente y cerré mis labios con fuerza, a lo que él me mira.
- bueno si lo quieres así-
Rápidamente me tira a al suelo y me empuja contra la mesa de vidrio, agarrándome los brazos con fuerza para que mi cabeza quedara completamente apegada a la mesa. Empezó a subir mi falda y sacar mis bragas, por más que forcejeara no podía salir de ahí, empezó a besar una de mis nalgas mientras reía, estaba asustada, no sabía qué hacer. Escuché el sonido de su pantalón caer, ese sonido hizo que me espantara, mi corazón latía con fuerza, tenía ganas de llorar, pero pensé Si está desprevenido puedo pegarle en sus partes nobles, solo tengo que seguir aguantando. Así lo hice. Él estaba a punto de introducir su miembro cuando por error levantó una de sus piernas, así pude pasar la mía por debajo y golpear sus testículos. Su reacción fue inmediata, gruñó del dolor mientras se tiraba el piso, yo sólo tomé todas mis cosas y salí de la casa llorando.
Eran las siete y media de la tarde y para mi mala suerte ya estaba oscuros, caminaba asustada, pensando que en cualquier momento él iba a volver. Caminé lentamente e intenté pensar en algo más que lo ocurrido, lamentablemente sucedió, pero fue por una gota de lluvia que cayó en mi mejilla, poco a poco la lluvia fue aumentando junto con el frio, no había nadie y yo estaba temblado de frio, eso me hizo estallar y empecé a llorar mientas sostenía mis cosas.
- ¿pequeña quieres que te lleve a casa? -
Miré a la persona que me estaba hablando, era un hombre alto y moreno, con atuendo minuciosamente arreglado y zapatos lustrados que sostenía un paraguas mientras sonreía. Yo lo miré mientras restregaba mis ojos y asentí, él abrió la puerta de su coche, que se veía costoso y entré. pude darme cuenta que la parte de atrás estaba llena de carpetas con algunos papeles, el entro mirándome con una sonrisa dulce mostrando los coquetos hoyuelos que poseía.
- ¿donde vives?-dijo abrochándose el cinturón.
Le di la dirección y el la puso en su GPS, encendió la calefacción y me preguntó.
- ¿por qué estabas llorando sola y mojada allá afuera? - dijo con una voz ronca pero a la vez dulce
- me despidieron del trabajo por llegar tarde- mentí
-¿por qué una niña tan pequeña como tú tiene que trabajar?
- mi familia tiene problemas económicos- dije intentando sonreír.
- quizá yo podría encontrarte un nuevo empleo, donde te puedan ir a buscar al colegio e ir a dejarte, y con una buena paga-
- ese sería un trabajo imposible de conseguir para una menor ¿no cree? -
- puedes trabajar en mi casa, supongo que sabes cocinar, barrer... - lo interrumpí
- sí, sí, se hacer muchas cosas- dije entusiasmada
- ¿qué te parece que comiences mañana? -
- si- dije mientras subía y bajaba mi cabeza de manera enérgica.
Él solo sonrió
- por cierto ¿cuál es su nombre? yo me llamo _________ -
- lindo nombre, yo me llamo Kim Namjoon - dijo sonriendo dejando ver otra vez sus hoyuelos.
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Lo que usted desee (Editando)
FanfictionUn hombre millonario, está buscando una nueva empleada que cumpliera todo sus deseos, y digamos que la edad no sería un impedimento.