CAPITULO 6

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Scarlett se sentía como una completa estúpida, seguro que parecía una estatua con cara de idiota que no dejaba de ver al hombre que supuestamente amaba, debía reacción, podía ver el flash de las cámaras sobre ellos y los susurro a su alrededor, se supone que si era una mujer realmente enamorada, debía estar saltando de un lado a otro emocionada por la su inminente matrimonio, no comportándose como una mujer que lo único que deseaba era salir corriendo a esconderse bajo la cama, era el momento de actuar.

Subió sus manos cubriendo su boca y de sus labios salió una pequeña exclamación de sorpresa, sus ojos, increíblemente, se cristalizaron y no se le ocurrió más que sonreír, era una cruel ironía que la propuesta con la que toda mujer sueña sea una completa burla.

-Mi amor, empiezo a ponerme nervioso ¿Quieres casarte conmigo? – murmuro Elliot causando las risas de todos los presentes, incluso la de su dama, nunca llego a imaginar que incluso en una farsa como esta se podían sentir nervios, porque debía admitir que detener el temblor de sus manos le estaba costando esta vida y la otra.

Scarlett asintió tan emocionada como fue capaz de fingir, solo intento imaginarse como una mujer realmente enamorada, después de esto seguro que se merecía un premio por su excelente actuación, tal vez debía dedicarse a eso y dejar los negocios.

-¡Por supuesto que si mi amor! Es lo que he soñado desde el mismo instante en que te vi, compartir el resto de mi vida contigo, eres el amor de mi vida – se lanzó a sus brazos y lo abrazo tan fuerte como le fue posible, no se sentía capaz de besarlo, evitaría su contacto tanto como le fuera posible, aun mas si era el de sus labios, no eran tan arriesgada como para hacer tal cosa.

Elliot sintió que su corazón se aceleraba y un gran peso desaparecía de su espalda, ahora era oficial, Scarlett Flamcourt sería su esposa, su mujer, y ahora el mundo entero lo sabía, porque no importaban las condiciones que ella le había puesto para aceptar su propuesta, si iba a ser su mujer no iba a permitir que ningún hombre la mirara siquiera, iba a lucir con orgullo a la hermosa mujer que lo acompañara por dos cortos años, tal vez en el camino lograba convencerla de ser su mujer en todos los sentidos de la palabra, tenían poco más de dos años para convivir.

La tomo por al cintura y ambos se enderezaron, saco la pequeña joya del estuche y la deslizo por su dedo anular en medio de aplausos y gritos, había escogido bien, no solo era una joya perfecta para su bella dama, solo podía ser ella la perfecta dama la que merecía llevarla. Era el momento de hacer lo que tanto tiempo llevaba deseando.

La tomo por la cintura y la acerco a su cuerpo dejándola sin respiración, podía sentir el suave temblor de su cuerpo, sus nervios eran más que evidentes, pero no había poder humano que pudiera detenerlo. Tomo su mentón entre su mano y sonrió.

-Debemos sellar nuestro destino como Dios manda – susurro sobre sus labios para luego besarla, primero con un suave toque, apenas un roce que basto para dejarlo sin aliento, y luego empezó a moverlos lentamente, rogando por una respuesta, era un sabor tan dulce y maravilloso, pero los labios de su hermosa dama estaban completamente quietos; estaba por separarse cuando un tímido movimiento lo dejo hechizado, Scarlett movía sus labios lentamente, como enloqueciéndolo, sentir sus labios sobre los suyos era lo mejor que pudo haber probado a pesar de su timidez.

La apretó contra su pecho tanto como le fue posible y empezó a dejar suaves caricias en su espalda.

Scarlett sentía que en cualquier momento se desmayaría, sus piernas ya no podían sostenerla y su mente estaba completamente nublada, no sabía en qué momento había comenzado a responder a su beso, lo cierto es que ahora estaba subiendo sus brazos mientras acariciaba el musculoso cuerpo de su caballero hasta enrollar sus brazos en su cuello y acariciar lenta y cariñosamente su cabello mientras respondía fervientemente; ya había olvidado la última vez que la habían besado de esa forma, pero seguro que no podían ni compararse, aquel cosquilleo en su vientre, aquel deseo de no querer separarse nunca, aquella necesidad de continuar entre sus brazos, no existía nada más que sus caricias y sus labios, ¿Cómo iba a sobrevivir dos años junto a esto? Seguro que esta no sería a última vez que la besaría, estaba en serios problemas.

Manipulando el amor - CAPITULOS DE MUESTRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora