CAPITULO 7

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Scarlett sonrió coqueta y se acercó a él mientras acariciaba ligeramente su pecho con la punta de sus dedos, separo sus labios incitándolo a besarla y lanzo na mirada a los labios de su prometido en una clara invitación a besarla.

-Llévame a tu casa, lléname de besos, hazme el amor como nunca antes lo has hecho, quiero que me tomes entre tus brazos y me lleves al mismísimo cielo, pero que solo sea con tus caricias – acerco sus labios a los de él pero sin llegar a tocarlos, manteniéndose a una distancia segura, aún tenía mucho que decir antes de siquiera darle el placer a su prometido de probar sus labios, rogaría por un beso.

Elliot sintió que el aire empezaba a faltarle, sus pulmones se cerraban y su cuerpo se puso rígido, pero lo peor fue que cierta parte de su anatomía despertó emocionado y más que dispuesto a participar en la situación; sin embargo, no podía dejarse llevar por ese tipo de sensaciones, necesitaba pensar, seguro que tanta caricia tenía que ser mentira, ¿Qué debía hacer? Porque su cercanía, la dulzura de su olor y la suavidad de su piel estaba a punto de enloquecerlo. Sus manos, como si tuviera vida propia, se aferraron con fuerza a la cintura de su dama y sus labios se acercaron a los de ella suplicando un beso, sin embargo, se detuvo antes de llegar a rozarlos, aquí sucedía algo extraño.

-¿Por qué será que todo esto no me parece real? No me tientes Scarlett, te juro que soy capaz de tomarte y llevarte a mi casa para hacerte gritar de placer, con este tipo de cosas no se juegan, no cuando me muero tu cuerpo – susurro muy bajo, su voz estaba entrecortada, apenas si era capaz de hablar, necesitaba aprender a manejar su cuerpo en momentos como estos o seguro que su esposa se aprovecharía de ello cada vez que tuviera la oportunidad.

-¿Acaso no es eso lo que quieres? ¿Que yo me ocupe de tus necesidades corporales? Solo estoy cumpliendo con el papel de esposa, complaciendo a mi apuesto prometido – una de sus manos subió y sus dedos empezaron a acariciar la perfecta barba de Elliot, no podía mentirse a sí misma diciendo que no tenía cierto deseo de besarlo, era un hombre muy apuesto para su desgracia y con una sola sonrisa, sin duda alguna, podría lograr que cualquier mujer cayera rendida a sus pies, sin embargo, ella tenía que ser la excepción.

-¿Te das cuenta de lo peligroso que es lo que estás haciendo? – susurro él con voz estrangulada – debes recordar que esto es un negocio Scar, al amor no tiene cabida en esta relación, el día que yo te tome será solo sexo, el deseo de saciarme en tu cuerpo, está prohibido enamorarse – el corazón de la joven dio un vuelto al escuchar como la llamaba por el diminutivo que solía usar su familia y su amiga, pero en cuanto siguió hablando sintió que caía en picada, si, debía recordarse a diaria esas palabras.

-¿Qué es lo que quieres de mi Elliot Johnson? – dijo ella en apenas un susurro, sus labios estaban demasiado cerca así que no hacía falta más que un suspiro para ser escuchados, pero ambos tenían pensamientos completamente distintos mientras estaban en los brazos del otro, pues mientras él necesitaba abrazarla con más fuerza hasta fundirla con su piel, ella necesitaba huir, la poca valentía que la había llenado instantes atrás ahora había desaparecido, pero no podía simplemente alejarse, tenía un propósito y no era de las que se daban por vencidas con facilidad, debía soportar. Así que ocultando sus miedos en lo más profundo de su alma, se abrazó a él como si su vida dependiera de ello.

-Quiero que seas mía, que me lo des todo de ti – respondió él sobre sus labios, solo hacía falta un pequeño suspiro para tocar sus labios, e inconscientemente, la acerco tanto a su cuerpo que ella podía sentir perfectamente el bulto duro entre sus pantalones causándole un pequeño brinco por la impresión.

-Pues – dijo ella rozando ligeramente sus labios con los de él – es una lástima que de mí lo único que puedes llegar a obtener una bolsa con hielo a ver si enfrías aquello – dijo burlona soltándose de su agarre rápidamente, el rostro de Elliot se puso completamente rojo de la furia, no podía creer que ella se había atrevido a calentarlo de esa forma para luego dejarlo sin nada.

Manipulando el amor - CAPITULOS DE MUESTRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora