Conociendo más al hijo de Sparda

637 46 0
                                    

Vergil volvió a mirarme y vió que lo agarraba fuertemente del brazo.
-Conque exigente, ¿eh? Para comenzar, ¿podrías soltarme?- preguntó molesto.
-¡Ah! P-perdón.- dije mientras lo soltaba y bajaba la mirada al suelo.
-Bien... ¿Ahora que quieres saber de mí? - preguntó cruzado de brazos.
Tenía tantas preguntas que hacerle, pero tampoco quería parecer como si fuera un interrogatorio o algo por el estilo.

-Amm... Bueno... ¿Por qué investigas sobre la Orden?- pregunté algo desconfiada.
Vergil dudó por un momento y le tomó unos largos segundos para responder.
-Investigo a La Orden de la Espada porque sospecho que tiene algo que ver con mi padre.
-¿Tu... padre?- pregunte curiosa.
-Si. Es el que todos llaman El Caballero Oscuro.
-...¿Qué?- pregunté confundida.
-Así como lo oíste. Mi padre fue el gran Sparda.- afirmó Vergil orgulloso.
-¿Ajá? Y... ¿por qué lo dices?- pregunté burlonamente.
-¿Qué es esa clase de pregunta tan... ilógica?- preguntó Vergil disgustado.
-Es que, bueno... no eres el primero que afirma ser algo de Sparda.- dije cruzada de brazos.

Hace unos meses, un hombre desalineado y drogado llegó a un mercado gritando que era un decendiente perdido del gran Sparda que destruiría toda Fortuna si no lo alababamos igual que él. Obviamente nadie le creyó, lo tacharón de loco y fue enviado con un psiquiatría local en donde nunca más se supo de él. No quería ser ruda con él, pero tenía que confirmar si era cierto que Vergil es un hijo de Sparda o un loco malhumorado más.

-Tú... ¿en serio dudas de mí? ¿¡Eres tan ciega que no reconoces el poder de alguien teniendolo frente tuyo!?-  preguntó ofendido, pero sin perder su compostura.
-Estamos solos. Enseñame que ventajas tiene de ser un "hijo de Sparda"- dije haciendo un entre comillas al último.
-Hmp... No suelo caer en provocaciones tan bajas como esa, pero sí tú lo pides...- dijo mientras acomodaba la pañoleta de su cuello, junto a una sonrisa no tan santa.

En sólo un parpadeo, su aparencia cambió radicalmente. Su cuerpo creció y se tornó totalmente azul, brillaba y emitía pequeños rayos saliendo de él, sus ropas eran como si se hubieran adherido a él y convertidas en escamas, le crecieron las uñas de manos y pies y su rostro... su bello rostro había cambiado. Tenía la apariencia de un reptil acorazado y sus ojos eran de color verde agua que brillaban intensamente.
Ante el enorme e inesperado cambio, di un grito ahogado y me eché involuntariamente para atrás, cayendo en el sofá.

-¿Aún sigues dudando, mujer?- preguntó Vergil con una voz demoníaca mientras se acercaba lentamente a mí.

-¿Aún sigues dudando, mujer?- preguntó Vergil con una voz demoníaca mientras se acercaba lentamente a mí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-N-no...- respondí impactada.
-Bien...- dijo con una sonrisa mientras volvía a su forma humana. -Espero que eso te deje en claro que no debes dudar nunca de mí.- habló con tono de superioridad mientras acomodaba su pañoleta de nuevo.
-¿¡P-por qué no me lo dijiste desde el principio!?- grité exaltada mientras me levantaba del sofá.
-¡Shhh!- silenció Vergil con expresión de enojo. -¿Será porque eras una extraña para mí?- respondió sarcásticamente.
-Oh... buen punto...- afirmé ya un poco más tranquila.
-Si todos se enteran de mi llegada y que realmente soy hijo de Sparda, todo se volvería un caos y no tendría descanso.
-Si... Tienes razón...- volví a afirmar ya totalmente tranquila.

Un silencio invadió la habitación por unos largos segundos, hasta que vino a mi mente una pregunta más.
-Umm... ¿Vergil?- llamé tímidamente.
-¿Sí?
-¿Puedo hacerte una pregunta más?
-... ¿Qué sería?- preguntó dudoso.
-Bueno, no hace mucho en una de las misas de Su Eminencia, habia un tema del día que era sobre la familia. Trataba de que Sparda tuvo una familia junto a una humana y que la amó tanto que tuvo unos bellos hijos con ella. Quería preguntarte... si podía saber un poco más de tu familia.- hablé, arriesgandome a un rechazo de Vergil.

Creí que Vergil había entrado un poco en confianza conmigo como para responderme tranquilo, pero él tan solo se quedó mudo, estaba con la mirada perdida y al parecer recordando. Me arrepentí inmediatamente de mi pregunta ya que fue algo incómodo y entrometido. Al parecer me adelante demasiado...

-Amm... ¿Vergil?- llamé haciéndolo aterrizar de sus pensamientos.
-Ah... Perdón... Me quedé recordando...- me respondió al rato.
-No es necesario que respondas, perdón por hacer una pregunta tan entrometida.- dije mostrando mis palmas en señal de perdón.
-Te la responderé a cambio de un favor importante en algún futuro. Tan solo es que también tú cumplas en que lo harás.- respondió casi de inmediato.

Quedé asombrada. ¿Qué tan dispuesto está para obtener lo que quiere? ¿Que fines tiene conmigo? Me sentía mal preguntando algo que posiblemente le incomode, pero mi curiosidad por él era aún más grande que acepté su propuesta.

-Está bien. Te debo un favor para cuando lo necesites.
-Bien...- dijo con una leve sonrisa- Pues mi familia era aparentemente parecida a cualquiera, con la "ligera" excepción de que mi padre fue uno de los más poderosos demonios que pudo existir. Cuando era niño, él fue quien me dió esta reliquia, mi katana Yamato.- contó mientras la alzaba para mostrala. -También está mi estúpido e inmaduro hermano "gemelo" Dante, que hace mucho tiempo no le hablo, ni lo he vuelto a ver.- siguió contando, pero ahora cruzado de brazos y desviando la mirada.
¿Hermano gemelo? ¿Sparda tuvo hijos gemelos? ¿Qué sabe Vergil sobre su hermano? ¿Por qué no se han visto o hablado? Tenía tantas preguntas, pero me abstenia preguntar por respeto a Vergil.

-Y... mi madre... era una humana cualquiera.- dijo Vergil con tono de inseguridad.
¿Por qué se expresa así de ella? ¿Acaso la quiere como supuestamente Sparda la amó? Mis preguntas se hacian cada vez más eternas, pero sabía que muy posiblemente volvería a molestar e incómodar mucho a Vergil, así que decidí dejarlo hasta ahí... por ahora.

-Ahg... ¿Algo más que quieras saber?- preguntó Vergil irritado mientras tocaba su frente.
-Es todo, Vergil... Creo que ya es suficiente por hoy. Más bien, perdón por las preguntas de más que te hice.-
-Está bien...- respondió igualmente irritado.

Un Peligroso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora