El inicio de una nueva aventura

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Despues de ver como Vergil desaparecia ante mis ojos, sentí una explosión de emociones dentro de mí. Felicidad, asombro, entusiasmo, todos a la vez.
Mis emociones fueron interrumpidas momentos despues al oír que los trabajadores de la Orden habían llegado a la iglesia para seguir con la remodelación. Escuché como algunos estaban extrañados y preocupados al ver la enorme valla de seguridad cortada a la mitad. Si me descubrían en ese lugar sin permiso, me metería en muchos problemas. Rápidamente busqué un lugar por donde huir y por suerte, había una ventana abierta cerca por el cual pude escapar. Por poco me metía en problemas bastante gordos.

Llegué a mi casa algo cansada por huir de ese lugar, así que tomé una ducha rápida para luego irme a dormir e ir mañana a la biblioteca a trabajar. Al acostarme en mi cama, no pude consiliar el sueño porque sólo pensaba en una cosa.
-Vergil...- susurré. -¿Cómo lograste meterte en mi cabeza tan rápido?- pensé. Había algo en él que se me hacía dificil olvidar... ¿sus ojos? ¿su rostro? No lo sé, pero me volvía loca con sólo pensar en él.

Al día siguente, me levanté con mucha dificultad por los pensamientos de anoche que me hicieron dormir hasta tarde.
-Ahg... ¿Qué hora es?- dije mientras veía vagamente el despertador con mis ojos entre abiertos.
-¡Mierda! ¡Voy tarde!- grité al ver que eran las 6:40 A.M. Me alisté rápidamente con mi vestido y capucha de siempre para ir a trabajar y tomé un pan para ir "desayunando" en el camino al trabajo. Por suerte llegué a tiempo y mi jefa no dijo ningún reclamo.

Aproveché uno de mis tantos ratos libres para buscar algo de información sobre el origen de la Orden, pero algunos libros estaban con datos incompletos y con páginas arrancadas. Eso me hizó sospechar y preguntar el porqué habían páginas rotas en la biblioteca. Al final, no logré encontrar mucha información, sólo encontré sobre funcionamiento e integrantes de la Orden, igual tal vez le sea útil a Vergil.
Despues del trabajo, me dirigí al mercado a hacer unas compras antes de ir a casa. Tenía muchas esperanzas de volver a encontrarme con Vergil ese día, así que compré unas cosas extras para invitarle. Al terminar mis compras, salí con una enorme sonrisa con expectativas muy altas de volver a verlo.

Comencé a caminar mi ruta a casa, justo en donde vi a Vergil el día anterior, pero no se mostraba por ningún lado, así que decidí esperarlo en un pequeño callejón. Comenzaba a ponerse el día oscuro y seguía sin ver alguna señal de él, así que al final tuve que volver a casa con la decepción de no verlo.

-Hah... Supongo que al final sólo había jugado conmigo.... Bien hecho ________, caíste redondita en él.- pensé mientras abría la puerta de mi departamento. Al entrar a mi hogar, oí una voz que se me hacía familiar.
-Te tomaste tu tiempo, ¿en dónde estabas?- habló en la oscuridad de la sala. Volví la mirada hacia donde la voz había hablado y vi a una figura sentada en él.
-¿Q-Quién anda ahí?- pregunté nerviosa tratando de ver quién era.
-¿Apenas me viste ayer y ya te olvidaste de mí?- preguntó sarcásticamente.
-¿Vergil?- pregunté pero ahora con una gran sonrisa.

Seguidamente, la figura se levantó y fue caminando hacia mi dirección, mostrándose.
-¡Vergil!- grité de la emoción, soltando mis compras.

Un Peligroso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora