05

250 16 2
                                    

"Muchas veces no nos merecemos lo que tenemos.
Aún así, nos quejamos por no tener el pasto más verde."

🍋

-No te preocupes. Dormiré aquí durante un tiempo, luego, mañana por la mañana volveré a mi casa. Tu me prestarás tu bicicleta y después de clases, nos juntaremos en el parque de antes y te la regresaré.

-¿Cómo... cómo sabes que tengo bicicleta? -Pregunté extrañado. Me ha estado espiando, eso es seguro. No confiaba de la seguridad con la que me hablaba. Debió haber notado mi preocupación. Por más que intente ocultarlo, todos terminan percatándose de mi vulnerable estado. Espero que al menos no lo use en mi contra.

-El casco que está por ahí es de bicicleta, ¿no?

Quizás solo yo soy el paranoico. No debería juzgarlo, quizás podemos ser amigos. Cambiaré mi actitud a partir de ahora... o eso intentaré.

-Puedes usar mi bicicleta, pero c-con cuidado.

-Si, descuida, te la devuelvo mañana.

Ryan parecía muy seguro, demasiado, diría yo. Sería tan genial tener la confianza que él tiene. Intentaré aprender de él, así que lo veré más seguido.

-Está bien.

-¿Me prestas ropa? No quiero dormir empapado.

Asentí, le hice una seña para que me siguiera. Fui a mi habitación, abrí el armario y le entregué uno de mis pijamas. No estava acostumbrado a prestar ropa y me sentía fuera de mi zona de confort. Él inmediatamente fue a cambiarse, en menos de un segundo volvió preguntando donde estaba el baño.

-Final del pasillo.

Espero que esto nunca más se vuelva a repetir. No quiero tenerlo excesivamente cerca, me bastaría con verlo una vez al mes y ya. Es la primera vez que invito a alguien a mi casa. Ni siquiera mi cuarto está ordenado, debe pensar que soy un cerdo que le gusta vivir con las ratas. Luego correrá el rumor y me apodarán con feos nombres.

Ryan volvió vistiendo mi pijama.

-¿Dónde dormiré, Antonio?

Señalé mi cama -Yo en el sofá. Y mi nombre es Anthony, n-no Antonio. - dije mientras jugaba con mis dedos, mirando el suelo. Corté con el silencio y me dirijí al baño para lavarme los dientes, pero Ryan me detuvo.

-Anthony, gracias por dejarme dormir en tu casa. Sabía que tenías un buen corazón.

Desearía no tener un corazón, fue lo que pensé. Los sentimientos muchas veces son un problema.

Una vez que ya tenía los dientes limpios, regresé a mi cuerto para buscar una sábana y una almohada. Volteé mi vista hasta Ryan y lo encontré a punto de acostarse.

-Buenas noches... Ryan.

Puse la alarma y me acomodé en la sala de estar. Eran las 12:37, eso explicaba el porqué tenía tanto sueño. Ryan me pidió que lo despierte a las 5:00A.M, estaba algo angustiado porque dormiremos menos de ocho horas.

Pasaron los minutos, las horas y yo no podía dormir por mucho sueño que tuvuese. El sofá era cómodo, pero mi mente no lo era. Intentaba mantenerme concentrado en algo, pero era imposible. Seguía preguntándome qué pensará Ryan de mí. ¿Me verá como alguien raro? Si no le hubiera hablado, si no le hubiera hablado, si no le hubiera hablado, nada de esto estaría pasando. Y si mi madre llega antes de las 5:00AM, estoy muerto. ¿Cómo le explicaré que un desconocido está en mi cama?

Después de estar tanto tiempo encerrado en mi mente, revisé la hora: 4:52AM. Faltaban ocho minutos. Ni siquiera fue necesario poner una alarma.

Caminé hasta llegar a mi habitación, donde Ryan dormía. Él descansaba tranquilamente. Me hubiese gustado dejarlo dormir, pero a ninguno de nosotros nos convenía.

Moví lentamente su cuerpo. En unos segundos abrió los ojos, al parecer había dormido mucho mejor que yo. Mientras pensaba, él volvió a cerrar los ojos y a acomodarse entre las sábanas.

-Levántate.

-5 minutos más...

-Son las 7:00, Ryan.

-¡¿Qué?!

El pecoso se levantó rápidamente. Ni siquiera se bañó, sus cabellos seguían desordenados, lo que le daba un aire de vagabundo. Se puso la misma ropa de ayer, que ahora estaba seca. Yo fui a buscar mi bicicleta y se la entregué. No sin antes decirle.

-Mira el rejoj.

Ryan me obedeció. 5:32AM. Me miró con una cara de "¿me estás tomando el pelo?" Yo aguanté la risa durante unos segundos y luego estallé en carcajadas, dándole la espalda para que no viera mis gestos burlescos.

-Así que si sabías reírte... Y además, te gusta hacer bromas... ¡Las pagarás!

Corrí por toda la casa evitando que Ryan me haga quien sabe qué. Desgraciadamente soy bastante lento corriendo y no tardó en alcanzarme, lo que atrajo un ataque de cosquillas.

Reía sin parar, no podía detenerme. Era muy sensible a las cosquillas, quizás se debía a que no estaba acostumbrado a que alguien más tocase mi cuerpo. Mis ojos, en unos instantes, se llenaron de lágrimas y estaba perdiendo el oxígeno por las carcajadas. Por suerte, Ryan paró y pude respirar con normalidad.

-Y-ya... debes irte. - Dije intentando regular mi respiración y latidos del corazón.

-Lo sé. Gracias por dejarme dormir en tu casa y por prestarme tu bicicleta. Te debo una, Anthony. Nos vemos pronto.

-Adiós.

Quizás no fue tan malo haber conocido a Ryan... Quizás.

INSEGURIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora