Cuando me desperté estaba dentro de un hospital. Ni mi madre, ni Ryan estaban ahí. Llegó una enfermera vestida de blanco.
-¿Cómo te sientes?
-Me duele la cabeza...
Intenté levantarme, pero me lo impidieron, inmediatamente sentí la aguja que estaba en brazo. Era suero, supongo.
Llegó otro hombre vestido con una bata a la habitación, daba una sensación de misterio.
-Hola, pequeño, mi nombre es Mark. Voy a hacerte algunas preguntas para saber que tal estas, ¿Está bien?
-... Si
-¿Cuál es tu nombre?
-Anthony Green.
-¿Haz comido bien últimamente, Anthony?
-Si
-¿Tienes alguna enfermedad alimenticia?
-No
-¿Tienes alguna idea de por qué pudiste haberte desmayado?
-Hmm... ¿Cansancio?
-¿Duermes las horas necesarias?
-Si
-¿Podrías darme el número telefónico de algún familiar adulto?
-S-si... Es xxxxxxxx. Es la persona que me cuida.
El hombre de bata blanca anotó el número y le susurró algo a la enfermera, luego ella se fue, dejándonos solos con aquel hombre. Luego, llegó alguien desconocido, con comida de hospital.
-Come un poco, tus defensas están bajas.
Me dijo mientras me quitaba la aguja de mi brazo. Luego me entregó una bandeja con la comida.
-Adelante, come.
El hombre tenía una sonrisa que sólo provocaba más nervios en mí ¿Qué haría ahora? No quería comer pero si no lo hacía, me llenarían de exámenes, y si Ryan se entera no saldrá más conmigo.
Comeré, lo haré por Ryan y por nuestra amistad.
Tomé el tenedor y comencé a comer el pollo. No tenía sal ni condimentos; al menos eso era algo bueno.
El hombre de bata blanca solo se limitaba a mirarme, como si nunca hubiera visto a un adolecente comer.
Seguí comiendo mi ensalada de tomate intranquamente. No es agradable tener a un señor vigilando cada movimiento que haces. En ese mismo momento, llegó mi madre. El hombre se paró de su asiento y saludó a mi madre.
-Señora, buenas tardes. Le explico, su hijo se desmayó mientras estaba comprando en el centro comercial. Una mujer llamó a la ambulancia y lo acompañó hasta aquí, aunque no conociera al joven.
¿Una mujer? ¿No fue Ryan quien me trajo y me cuidó?
-Anthony no despertó hasta que llegó aquí. -Continuó aquel hombre- Sus defensas están muy bajas, por lo que me gustaría hacerle unas preguntas.
Otra vez el hombre y sus preguntas. ¿Qué más necesita saber?
-Claro, claro. Pregunte lo que sea.
-¿Su hijo mantiene una dieta adecuada?
Yo lo miré con odio. ¿No confía en mis palabras? Bueno, últimamente no se puede confiar en nada ni en nadie.
-Sí, yo me aseguro que coma la cantidad adecuada.
-¿No ha notado cambios físicos en él?
-No, él siempre fue así.
-En ese caso, me temo que tendré que recetarle vitaminas, no es normal que se desmaye de la nada. No es algo saludable.
El hombre escribió algo en un papel y se lo entregó a mi madre.
-Son las vitaminas para el joven. Que les vaya bien.
-Muchas gracias, doctor, adiós.
-Adiós, que tengan buen día.
Mi madre me hizo una seña para que la siguiera, dejé la bandeja de comida a un lado, me bajé de la camilla y acompañé a mi madre.
Se mantuvo en silencio hasta que llegamos a la casa. Cerró la puerta con rabia y se dirijió hacia mí.
-¿M-madre?
-¡Maldito, ¿no entiendes nada? No haces nada bien!
-Mmadre... Yo s-
-CALLATE. Y NI PIENSES QUE COMPRARÉ VITAMINAS PARA UN MOCOSO COMO TÚ. MÁS VALE QUE CUIDES DE TU SALUD.
Sentí su codo en mi cabeza . Un dolor agudo crecía en mí.
-¿CUANDO DEJARÁS DE TRAERME PROBLEMAS? ERES UN ERROR, ¿ENTIENDES? UN PUTO ERROR.
Me patió en el estómago haciendo que caiga al suelo de rodillas. Las lágrimas no tardaron en hacerse presente. No quería decir nada, no quería provocarla más. Por más que me doliera.
-Lo siento... lo siento...
-Vete... AHORA.
Me paré como pude. Todo mi cuerpo temblaba. Subí lentamente las escaleras, mientras mi cuerpo tambaleaba de un a otro. Fui a mi habitación y cerré la puerta con seguro.
Mi celular vibró. Solo podía ser una persona. Ryan.
Ryan: Anthony, ¿cómo estas?
No estaba de humor como para contestar sus mensajes. Necesitaba estar un momento en soledad. Además él me dejó solo. Ni siquiera me fue a ver al hospital.
Ryan: Sé que estás leyendo mis mensajes.
Ryan: No me ignores.
Quería dejar todo lo del mundo por un momento. Necesitaba tomar una siesta. Pero el constante vibrar de mi celular no me daba la tranquilidad suficiente.
Ryan: ¿Quieres que te vaya a ver al orfanato?
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INSEGURIDAD
Misterio / SuspensoINSEGURIDAD, un problema que afecta más a unos que a otros, sin embargo, para Anthony, la inseguridad era algo imposible de superar, o al menos eso creía antes.