________________________________Una vez que terminaron las clases, fuimos caminando hacia casa Ryan y yo. Durante el camino ninguno de nosotros se atrevió a decir una palabra.
Yo llevaba mi bicicleta, cuando llegamos a casa la guardé y guié a Ryan a mi habitación.
Sacamos nuestros cuadernos y apuntes. Yo le entregué todos los míos.
-Estos son todos...
-Esta bien, ahora explicame la materia.
-Vale... ¿Por dónde empezamos?
-Literatura.
Ryan estaba muy distante. Me incomodaba que fuera así. Se suponía que sería todo mucho más divertido... Pero creo que me equivoqué.
-¿Anthony?
-No puedo más... No quiero vivir la realidad, Ryan. NO QUIERO. Solo me hace sufrir. No me gusta estar así, quiero estar bien, quiero que seamos unidos... Quiero ser feliz, como tú.
Ryan me abrazó, y mientras acariciaba mi cabello, me dijo:
-Anthony, debes estar tranquilo. No pienses de esa manera, está bien sentirse mal algunas veces. La vida es como una montaña rusa. Algunas veces te sientes en las nubes, y otras estas en el piso. Pero esa es la gracia, si estuvieras siempre en las nubes o en el suelo, no sería divertido.
-Pero, yo quiero estar en las nubes... aunque sea una vez.
Ryan se despegó de mi y me miró a los ojos.
-Solo pregúntate: ¿Qué es lo que te hace sentir bien? Si quieres hoy podemos ir al lugar que tu quieras, olvidarnos del colegio e ir a donde sea, no importa si el lugar parece raro o algo.
-¿Ppodemos ir al teatro?
-Claro que podemos.
Ryan tomó su chaqueta, me entregó la mía y salimos de inmediato de la casa.
-¿Vamos caminando?
-¿Quieres ir a pie?
Asentí con la cabeza y empezamos nuestra caminata hacia el teatro. Se sentía tan agradable todo otra vez. No quería volver a casa, quería estar con él para siempre.
Ryan me tomó la mano. Le ví el rostro. Me miraba con una sonrisa sincera en sus labios. Yo intenté devolverle la sonrisa, aunque fue más como una mueca. Él sólo atino a mirarme con ternura y a caminar más cerca mío.
¿Mi mano sudaba? ¿Camino muy lento? ¿Debería hablarle? Todas estas preguntas comenzaban a perder importancia a medida que caminábamos más. La inseguridad era menos siempre cuando Ryan estuviera a mi lado.
El silencio de ahora ya no era como el de antes. Ahora era mucho más placentero. Ambos disfrutábamos del silencio que nos rodeaba.
Sin darnos cuenta, ya estábamos frente al teatro. Nuestras manos seguían entrelazadas. Desearía estar así con Ryan por siempre.
La próxima obra sería en 30 minutos. Compramos dos entradas. La obra se llamaba: El cantar de las flores.
Debíamos esperar durante 27 minutos más.
-Ryan, lo siento... No podré explicarte nada sobre literatura.
-Tranquilo, tú eres más importante ahora.
Dijo mientras dejaba un beso en mi frente. Sentí mis mejillas arder. ¿Acaso el también sien-
-Disculpa, ¿podrían decirme la hora? -Una anciana se había acercado a nosotros, interrumpiendo mis pensamientos. Ryan vió su reloj de muñeca y le dijo la hora. Ella dio las gracias y se fue.
-Podríamos salir a caminar, para matar el tiempo.
-Está bien.
Salimos y caminamos de la mano. Me gusta caminar así con Ryan.
Él se detuvo en una librería y me invitó a entrar. Habían muchos artículos de arte. Lienzos, pinceles, lápices, pinturas, etc. Era el paraíso mismo.
-¿Recuerdas la sorpresa que te prometí?
-Claro que la recuerdo... -Jamás olvidaría una de las palabras de Ryan.
-Escoge lo que quieras.
De la emoción ni siquiera le respondí a Ryan y comencé a mirar todo lo que había. Ryan parecía comprender mi alegría. Cada 5 segundos yo le mostraba algo nuevo y le explicaba para qué servía y cómo usarlo. Debía admitirlo, yo estaba muy emocionado.
Había llegado el momento más difícil. Elegir qué llevar. Habían tantas cosas que fácilmente podría llevarme la tienda completa, pero terminé decidiéndome por un set de óleo.
Ryan lo pagó y salimos de la tienda. Al salir lo abracé con todas mis fuerzas.
-Gracias, Ryan.
-No es nada. Todo por verte sonreir.
Ahora ambos compartíamos una sonrisa. Ryan miró su reloj, y por la cara que puso, deduje que debíamos apurarnos.
Corrimos hasta llegar al teatro. Mostrarmos las entradas y nos dejaron pasar. Escogimos un par de asientos y nos sentamos a contemplar la obra. Habíamos llegado justo a tiempo.
No pasaron ni 15 minutos cuando Ryan se durmió encima de mi hombro. Quizás no ha dormido bien, pobrecito.
Dejé que durmiera durante toda la obra. Se veía muy tierno. Cuando terminó la función me acerqué a él y lo moví levemente para que se despertara.
Él, aún somnoliento, abrió lentamente los ojos y me miró fijamente. Me sonrió levemente, y yo, sin darme cuenta, me había sonrojado. Desvié la vista rápidamente, no quería que él viera mi rostro así.
-Ryan, ya debemos irnos.
-¿Hm?... Oh, es cierto, vamos.
Ambos nos levantamos de nuestros asientos al mismo tiempo y salimos del teatro.
-Anthony, todo este tiempo he estado evadiendo la verdadera sorpresa que iba a darte.
-¿A qué te refieres?
-La verdadera sorpresa es que tú me gustas, Anthony.
Había escuchado claramente. Mi corazón se había acelerado a tal punto que podía escuchar los latidos de mi corazón. ¿Un hombre y un hombre? Me siento nervioso... Pero esta vez no era por la inseguridad, era por amor.
-Ryan, yo... tú también creo que me... gustas. -Dije casi en un susurro. Sentía como toda la sangre de mi cuerpo subía a mi cara.
Sentí como Ryan me besó despacio en la mejilla. Yo, tímidamente, me acerqué a él y le di un rápido beso en los labios. Jamás creí ser capaz de hacer eso y cuando al fin lo logré, me sentï feliz.
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INSEGURIDAD
Mystery / ThrillerINSEGURIDAD, un problema que afecta más a unos que a otros, sin embargo, para Anthony, la inseguridad era algo imposible de superar, o al menos eso creía antes.