Verdades y Alcoholes

25 2 0
                                    

o para poder entrar en el navegador y mandar el mensaje a Liz. No podía permitir que la morena se quedara con esa sensación, no podía permitir que pensara que había destrozado su vida, no podía y, además, tenía que contactar con ella, fuera como fuera.

Desde que había sido capaz de encontrarla, no había podido volver a quitarla de su cabeza. Se había metido profundamente en su consciencia y ya nada podía sacarla de allí. Y menos unas injurias enviadas por una amiga que la abandonó una vez tomó la decisión de no casarse.

Soledad... era lo único que la quedaba en su vida. La rutina se había apoderado de ella de tal modo que era lo único que conseguía que no pensara en lo triste que era ahora su día a día. Con sus padres apenas hablaba y, aunque intentó salir por ahí en algún que otro momento, (aparte del primer encuentro con Irina) ir a una discoteca sola no era divertido, además de ser como un faro para cualquier soltero que esté allí.

Abrió ahora si el twitter y buscó la barra de mensajes, esta vez no se preocupó de escribirlo en privado o en abierto, simplemente lo escribió sin pensar mucho más en ello.

@AriaMad @L1z Por favor, no hagas caso de lo que ha dicho Laura en antena. No es verdad.

Lo envió y se quedo leyéndolo de nuevo pensativa: había algo que se le había escapado. Pero con esos mensajes tan cortos... puso otro.

@AriaMad @L1z Si es verdad que no me casé, pero no que echaste a perder mi vida.

Envió este también y, al momento comenzaron a llegarle mensajes privados preguntándola de todo. No había pensado que, al hacerlo en abierto, podía leerse buscando la palabra clave. Y ahora, después de la "salida del armario" en público de Liz, se había convertido en trending toppic en twitter.

Las preguntas iban desde: ¿Cuál es su color favorito? a ¿Cuál es su postura favorita? pasando por infinidad de escalas desde lo más inocente a lo más obsceno.

En un primer momento sintió que la había cagado hasta el punto de que aquello si que no lo iba a contestar. Después pensó que parecía que había levantado tanto revuelo que sería imposible que lo pasara por alto, en caso de que el primer mensaje se le hubiera traspapelado entre los demás que seguro que tenía.

Dejaría que aquello se fuera formando, sin contestar a nada y esperando que hubiera respuesta, rezando por que la hubiera.

Cenó algo y se puso el pijama para dormir. Había sido un día demasiado largo y lleno de emociones. Le pesaban las piernas y sentía ligeramente hinchados los ojos. Bebió un vaso de leche caliente para terminar y se dispuso a irse a dormir: ya miraría el twitter por la mañana.

Entonces llamaron al timbre.

- ¿Quién será a estas horas? - pensó en voz alta. Y no es que fuera tan tarde, pero era raro que alguien le hiciera una visita en su casa, sería la primera vez desde que vivía ahí.

Se acercó a la puerta y miró a través de la mirilla: nada.

- Será mi imaginación - dijo mientras volvía a su plan original.

Volvió a sonar el timbre prácticamente en su oreja y se dispuso a abrir la puerta. Giró las dos vueltas de llave y abrió tímidamente la rectángulo de madera.

- ¿Si?¿Quién es? - preguntó sacando un poco la cabeza.

- ¿Puedo pasar? - la voz de Laura hizo presencia al lado izquierdo del marco.

- ¿Laura? - preguntó incapaz de creer que su ex-amiga estaba allí.

- Si - se giró y apunto estuvo de caer de bruces al suelo. Aria la sujetó del brazo y evitó que llegara a caer del todo. Estaba hecha un asco y apestaba a alcohol barato.

MírameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora