En un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba en mi cama, y justo frente a mí, tenía a un alfa que no podía controlar más sus instintos, por más que siguiera tratando, ambos sabíamos lo que iba a ocurrir, pero de igual forma, no me molestaba que mi primera vez fuera a ser con él.
El pensar que finalmente perdería mi virginidad, pero lo que más me daba miedo era que sería con Misa, nunca pensé que esto terminaría así, era la razón por la cual aún no quería enamorarme de nadie a esta edad, si tenía que pasar por esto sería cuando ya fuera mayor, pero todo eso no sucedería.
Misa estaba enfrente mío dudando si lo hacía o no, su auto control era sorprendente, estaba tentado, pero podía notar su miedo, un par de minutos pasaron y alguien llamó a mi puerta, Zelaya entró y nos miró detenidamente a ambos.
—Ten.— Le dio a Misa una bolsa que contenía algunas cosas, el al abrirla la miro con preocupación.
—S-segura? N-no quiero excederme.— Dijo el con algo de miedo.
—Si, no hay nada más que puedan hacer, solo úsenlo.—
—P-pero no teníamos n-nada de eso— Me pareció raro el no haber hallado los supresores en casa después de todo mi madre sabía que Aria y yo éramos omegas.
—Mamá los guarda en caso de emergencia, sabe lo que puede pasar, pero no a quien de nosotros.—
—G-gracias hermana.— Ella solo asintió y se retiró de mi habitación dejándome solo con un alfa tentado, tenía miedo, pero para ambos, era nuestra única solución, Misa me entregó el collarín que mi hermana nos dio para que nada se saliera de control.
—Comencemos.— Dijo Misa mientras se quitaba su camisa dejando ver su blancura, comparado conmigo, volví a sentir vergüenza, pero todo eso desapareció en un segundo, se acercó de manera rápida y se puso sobre mi comenzando a meter sus manos debajo de mi camisa acariciando mi piel de arriba hacia abajo hasta llegar a mis pezones, terminó de quitarme la camisa y comenzó a jugar con ellos.
—Ngh M-misa.— El los mordía, lamía y succionaba, la manera en la que lo hacía me hacía sentir placer, mis piernas estaban entrelazadas en sus caderas, podía sentir lo duro que estaba, una de sus manos recorría mi entrepierna, mientras desabrochaba mi pantalón hasta quitármelo comenzando a acariciar mi miembro por encima del bóxer.
—Lo estas disfrutando.— Dijo el con una mirada pervertida mientras se desabrochaba el pantalón hasta sacárselo, desde un principio pude notar que él también lo estaba disfrutando así que intentar disimularlo era inútil, se deshizo de mi bóxer rápidamente y comenzó a jugar con mi miembro sacándome pequeños gemidos, él lo seguía masturbando, lamiéndolo de arriba a abajo, pude sentir una fricción recorriendo todo mi cuerpo, no faltaba mucho.
—M-me voy a....—
—Córrete pequeño.— Misa siguió haciendo lo mismo un tiempo más hasta que no pude contenerme y me corrí en sus manos viendo como las llevaba a su boca y las lamía, se acercó más a mi boca y me besó haciéndome probar mi propio sabor, comenzó a besar todo mi cuerpo hasta llegar a mi entrada y levantó mis piernas, dio unas cuantas lamidas dentro de ella y luego lamiéndose dos dedos, sin aviso los introdujo de un solo causándome un placentero ardor.
—A-ah más.— Al oír mis palabras introdujo el tercer dedo generando en mi un fuerte dolor que me hizo gemir de placer, comenzó a moverlos fuertemente dentro de mi simulando estocadas, al cabo de unos segundos sacó sus dedos y sin duda alguna se quitó el bóxer dejando a la vista su sorprendente erección, agarró uno de los condones que estaban en la bolsa y luego de colocárselo lo refregó en mi entrada listo para meterlo.
—Seré sutil.— Poco a poco fue metiéndolo, podía sentir como entraba en mi causándome dolor hasta que lo introdujo por completo.
—¡Misa! ¡D-duele!— Dije jadeando a lo que él solo correspondió con un beso y luego de mantenerse quieto por un rato, comenzó a moverse embistiéndome lentamente. El seguía besándome mientras me embestía, empezó a hacerlo más fuerte haciéndome sentir un gran dolor, puse mis brazos en su cuello para poder sostenerme, él se movía cada vez más fuerte mientras masturbaba mi miembro, logró llegar al punto que me hizo sentir un extremo placer, luego de unos minutos me terminé corriendo entre nuestros vientres.
—Ponte en cuatro.— Dijo como una orden, sentía como salía de mi interior, hice caso a lo que me pidió, me di la vuelta colocándome en cuatro, me agarré de las esquinas de la cama, mis manos temblaban, luego de unos segundos volvió a meter su miembro en mi comenzando a embestir más fuerte esta vez, volvió a doler, pero no podía pensar en otra cosa que no fuera en esta noche, estaba emocionado desde el principio, nunca había pensado en llegar hasta este momento, menos con Misa.
Luego de un rato más, ambos caímos exhaustos en la cama, me costaba creer todavía que habíamos tenido sexo, pero no me sentía culpable, sentía un profundo alivio al haber sido él la persona con la que perdí mi virginidad.
—Te amo Narey.— Me abrazó y rápidamente se quedó dormido, esta noche había sido la mejor de mi vida, parecía un sueño del que no quería despertar nunca, quería que esta noche fuera eterna y así lo fue.
ESTÁS LEYENDO
Hecho a la Perfección [Omegaverse/BL] [EDITANDO]
Romance[ACTUALMENTE EDITANDO] El amor es un largo camino, que no todos están dispuestos a recorrer. Un omega que se enamoró de un modelo, no imaginó el destino que le esperaba y sin desearlo, consigue un viaje rumbo a su nueva vida, enfrentando un pasado...