Se escucha un leve silencio al fondo de el restaurant, Mandy al buscar las llaves le tiemblan las manos, en un proceso lento de intentar meter las llaves para encender el auto, se le caen a cada dos por tres, la toma por el pino de aluminio cierra el puño izquierdo con fiereza en una muestra de agitamiento golpea el asiento.
-¡Maldita sea!
Le lloran los ojos de rabia y miedo, el silencio es embriagantemente desesperante, las ambulancias se estacionan más adelante igualmente que los periodistas cazando como buitres la escena del crimen, sin embargo para entonces ya Mandy encendió su auto y arrancó rapidamente para escapar del tiroteo, dentro del restaurant los policias se introducen en la cueva del lobo, el pasillo en donde Ryan desapareció, estaba completamente intacto, los bombillos normales, los tubos en su lugar, e incluso el rastro de sangre negra que había dejado Ryan junto a las huellas de las pezuñas de aquella criatura. Los cuatro oficiales caminaron hacia dentro de el pasillo, nada parecía fuera de control. Un corredizo de 20 metros humedo y solitario, la cabeza del grupo llegó a la puerta que daba el cuarto de cámaras, intentó abrirla con su mano, pero la manija estaba con seguro del otro lado.
- Está bloqueada
- No hay tiempo para buscar llaves, esto no es pelicula
Respondió un oficial, entonces se pusieron en marcha, y en grupos de dos pudieron abrir la puerta golpeando la manija hasta dañarla. La puerta se abrió y no había absolutamente nada. Las pantallas estaban normales pero apagadas. En el pasillo no habían cámaras de seguridad así que nada podía atestiguar lo que pasó mientras Ryan estaba caminando por ahí. Los oficiales no se explican por qué se escucharon gritos y disparos si allí no había nada. El trío caminó hasta la puerta de salida, estaban ubicados como en fila de indios, uno detras del otro, el último del grupo escuchó un zumbido que le ocasionó bastante molestia por unos instantes. La puerta del fondo se abrió de golpe, todos giraron 360° y desefundaron sus armas apuntando al final del pasillo. Las luces comenzaban a ponerse tenues y de color amarillento a color rojizo.
- ¿Que está pasando?
- No me preguntes
Dijo un oficial a otro, mientras el zumbido se convertía en algo más fuerte, ya no solo el tercer oficial lo escuchaba, sino los tres. Un gruñido gutural chilló de manera agresiva detras de la puerta, la puerta de salida se cerró de golpe y las luces de rojo empezaron a titilar una y otra vez. El gruñido era de cordero moribundo, como si lo apuñalaran en el estómago con un cuchillo de plástico.
- ¿Quien anda allí?
La puerta del cuarto de cámaras hizo sonidos extraños, como de rasguños con largas uñas que raspaban el metal, la puerta de pronto se abrió y un chorro gigantesco de líquido negro salió disparado manchando la pared, un brazo de Ryan fué lanzado por algo detras de todo esto. Mientras entre risas guturales y desesperantes hacía los mismos gruñidos que sonaron antes. Para cuando ya empezó a detenerse la sangre de color oscura salió pero esta vez en forma de corriente, una corriente larga y prospera que no se detuvo manchando los zapatos de los oficiales.
- Protégeme dios mío, de todo mal. -rezó
Unas manos negras con dedos largos y largas uñas salieron acompañadas de un brazo delgado y esquelético de color madera quemada que sujetaban la cabeza de Ryan, este con rostro de estupefacción y los ojos llorando sangre negra, los oficiales abrieron fuego al brazo desmenbrándolo. La otra mano haló el antebrazo perdido y los gruñidos sonaron más agresivos que los anteriores. Una cornamenta de venado apareció mientras con el otro brazo tocaba la parte de afuera de la puerta con cada uña en orden rítmico. Los bombillos titilaron hasta quemarse y cuando quedó a oscuras la criatura salió de el cuarto corriendo con tres extremidades como si de una araña sin una pata se tratase, los gruñidos se convirtieron en chillídos violentos y los gritos aullantes de los guardias hicieron de esa mañana una pesadilla. Nada se escuchaba afueras del restaurant, solamente adentro de él. La bestia tomó a uno en una plena oscuridad y con dos brazos ya sanados introdució sus dedos con largas uñas en el cuello del oficial, y giró las manos abriendo la garganta del primero. Lo único que sonó tras esa muerte fué agonía y sufrimiento. Los disparos alumbraban poco a la bestia, uno tras otro disparo por los dos policias no le hacían nada a la bestia maldita. Solamente pasaban de largo.
Con impulso la criatura de dos metros de altura se fué hacia delante con su cornamenta y embistió a el segundo oficial clavándole sus cuernos en el pecho y levantándolo de su posición casi por completo.
- ¡Uhhhrrrggg!
Soltó el arma y gritó auxilios, el último disparaba desesperadamente hasta acabar el cargador por completo.
- ¡N-no me hagas nada por favor!
No se veía en absoluto nada, todo era oscuro para el oficial como para la bestia cornuda. Cuando con pasos lentos esta se acercaba al último hombre abrieron la puerta de salida, las luces se encendieron, la bestia desapareció al igual que los cadaveres, el hombre que quedó estaba lleno de líquido oscuro, casi por completo, temblando y pálido del miedo. Se habia hecho ensíma, tartamudeando miró a el paramédico que abrió la puerta, este se asomó y no vió nada en lo absoluto.
- ¿Que pasó?
- U-un-na...
Al pobre hombre le temblaban las manos, el paramédico le tomó el brazó derecho y lo levantó con cuidado. De reojo miró una sombra que se iba consumiendo por la puerta de el cuarto de cámaras, pero le dió de menos. La sangre que excurría de los ojos y oídos del policia olía mal. Parecía de líquido necrótico, el paramédico hizo una expresión de vómito tapándose la nariz con el antebrazo, con el otro llevaba a el oficial hasta la ambulancia. El pasillo estaba cien por ciento intácto y no parecía haber ocurrido nada. Apenas salieron, todos los camarógrafos grabaron a el oficial herido. De arriba a abajo como si a un fenómeno estuviesen avistando, lo montaron en la ambulancia y llegaron otras personas. Los disparos se escuchaban bastante cerca y cerraron los negocios vecinos por esto mismo.
Mientras tanto Mandy conduce en dirección a la escuela para traerse consigo a los niños. Pisa el acelerador casi por completo, suena el teléfono. Es George, su esposo. Que dice haber visto lo que pasó en Billy's Dinner.
- Acabo de ver las noticias ¿Estás bien?
- Si amor, están pasando cosas muy extrañas, voy a buscar a los niños
- Dieron alerta de asesino suelto. Yo iré a la casa.
- Vente lo más rápido posible.
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Los oscuros
HororEn lo más rotundo de una eterna oscuridad, se escuchan los gritos sollozantes de lo que alguna vez fué una vida humana, la agonía mientras la bestia maldita come los restos putrefactos de un cadaver en una luz obscura que no se es posible imaginar. ...