Wilton es un pueblo pequeño, ya les había explicado que pocos habitantes, no diez millones como Nueva York, o 110.000 como el estado de Minnesota. Pero si es un lugar acogedor como para vivir. Ciertamente después de que la bestia despierta cada mil años para matar a niños gordos de ocho años mientras van al colegio con sus amigos, probablemente y muy probablemente te guste vivir aquí.
En Wilton hay pocos mecánicos, los pocos que hay trabajan bien. Al menos unos quince, en especial un joven de 27 años en una localidad de la ciudad, por mera coincidencia su negocio se ubica al lado del Billy's Dinner. "The Amazing Joe", un mal nombre para un taller, pero si él estaba feliz con ese nombre hay que respetárselo. Joe pasa días completos restaurando autos viejos y camionetas 4x4 de los 70s, es uno de los mejores en lo que hace.
El día 27 de Abril en una extraña tormenta se haya restaurando un antiguo auto de un señor que antaño había ido a Vietnam y ahora estaba en Wilton muriendo con el alcohol poco a poco. El reloj marca su tic-tac, los brazos de mickey el ratón indican las seis con cincuenta y tres minutos de la tarde. Una tarde oscura y deprimente, perfecta para cometer un delito si fuese un ladrón de bancos o un triste maleante que vive robando relojes a personas que pasan debajo de puentes por la madrugada, o tal vez un gato que salta de azotea en azotea hasta que cae de una demasiado alta y no cae de pié sino que se aplasta contra el piso por la gravedad y la altura de la caída, y que pase algún cuervo o un buitre y se lo coma cuando empiece a descomponerse, o tal vez un conductor ebrio pise a tal cuervo o buitre que anda ocupado comiéndose a el gato sacando sus sesos por los ojos y las viseras por el recto haciendo que el conductor pierda el control y gire con su auto 190° hasta llegar a un grupo de desafortunados que mueran ese día por el choque y posiblemente sus madres se den cuenta de lo sucedido y más de alguna le dé un infarto o se acabe suicidando. Todo a causa de una tarde deprimente y oscura, pero dentro de todo Joe era feliz con su pequeño taller, el taller contaba con 20x35 metros cuadrados y estaba lleno de posters de calendarios con mujeres semi-desnudas y de platos de comida chatarra. Cabe destacar que Joe estaba un poco pasado de peso, solamente un poco. Un bulldog americano de color negro le hacía compañía por las noches turbias mientras él comía una hamburguesa viendo televisión.
A las siete en punto, la tormenta cesa un poco, las gotas tocan el techo de lata como un instrumento de percusión, un frío extraño invade a Joe mientras trabaja en el auto, mientras tanto escucha canciones de Iron Maiden moviendo su cabellera de lado a lado por los intervalos de notas oscuros. Enciende las luces del taller, cierra la puerta corrediza de este ya que estaba oscuro, es mejor prevenir que lamentar. La radio cambió de canción a una de hace treinta años cuando apenas comenzaba el rock en el planeta, estaba satisfecho con ello. El perro de Joe ladraba de manera sucesiva y extraña, como si de un intruso se tratara. Pero Joe estaba acostumbrado, siempre ladraba a gatos o mapaches entrometidos buscando una ración de hamburguesa pútrida que Joe habría dejado en el suelo para el perro. El bulldog ladraba fuerte y rápido señalando a la puerta de entrada que Joe había dejado abierta, Joe se dirige a ella y la cierra con cuidado, sigue trabajando en lo suyo mientras Stairway to heaven se reproduce en la 93.5 Rock & Radio, los truenos se escuchaban en lejanía, aproximadamente a unos 6 kilómetros, la lluvia seguía golpeando la hojalata de techo del taller, camina hasta su pequeña nevera al lado de un televisor pequeño y saca unas cervezas, la abre con la mesa de al lado de donde está el televisor apoyado y bebe un sorbo pequeño mientras aún tiene el destornillador en la mano derecha. Camina pasos agigantados hasta el capó del auto en donde estaba reparando la batería de la camioneta, el mismo escalofrío de antes se volvió a sentir pero con mayor potencia que el de antes, el bulldog estaba dormido en el sofá de Joe que tiene para descansar mientras trabaja, Rock se llama el perro que reposa después de comer en el asiento con resortes saliendo de sí y de color verde oscuro con moho que le hacían parecer de color oliva. Enciende la camioneta y esta arranca con normalidad, checa el aceite, las bujías que estaba remplazando y mientras se acaba la cerveza enciende el auto, esta vez falla ahora tiene que repetir el mismo proceso para ver de que trata el problema, busca otra cerveza de raíz y la destapa en la mesa golpeándola con la palma de la mano mientras la boca de la botella mira para arriba.
El reloj suena menos fuerte mientras la lluvia va incrementando, las luces titilan poco por alguna falla de electricidad, Joe toma su botella y bebe otro sorbo grande de estos que acaban una cerveza en pocos segundos. Su reacción ante la refrescante bebida impulsa su diafragma sacando el aire de manera relajante y respirando de nuevo. Rock sigue durmiendo mientras las tuercas e instrumentos de mecánica suenan como un concierto de jazz mecanizado por robots, enciende el auto de nuevo y el capó cae de manera violenta mostrando una silueta alta, más alta que él, y eso era demasiado. Joe salta del susto y Rock empieza a ladrar aún en el sofá, la silueta yace inmóvil mientras Joe sale lentamente y toma un bate de madera de roble, cuando se da vuelta la silueta ya había desaparecido. Las trompetas de los rúnicos suenan en el cielo envuelto de rayos y luces. La luz comienza a fallar por sadismo del destino, Joe abre los ojos, va hasta un rincón del taller y mientras las luces de los bombillos titilan observa hasta la puerta que conduce a su casa que está medio abierta y corre hacia ella, abre la puerta rápido y se conduce a sí mismo por un pasillo con cuadros de decoración, pinturas de sus sobrinas o fotografías de sus abuelos de origen europeo, la pequeña panza de Joe golpea las paredes angostas del pasillo y al fondo un zumbido fuerte hace que pierda la concentración, el tercer y último cuarto alberga una escopeta de dos bocas, llegando a la habitación las luces empiezan a fallar yéndose la electricidad poco a poco, se agacha y debajo de su cama guarda el arma, la toma y asegura con ambas manos. El perro no sigue ladrando, ni lo sigue. Apunta para delante mirando por el pasillo, camina unos cuantos pasos hasta el taller y está a oscuras, las luces todavía se encienden, fue algo que apagó el interruptor, lo sube con su mano y todos los bombillos que alumbran con una luz amarilla muestran a una criatura al fondo, en un rincón del taller.
- ¿¡Que mierda!? ~ Gritó con miedo
La bestia estaba apagada, no se movía pero Joe disparó al pecho de la cosa raquítica con cuernos, un chorro de sangre salió por la parte de atrás de la bestia mientras que él seguía con otro disparo hasta el abdomen, el estómago se abre sacando un montón de gusanos pequeños, unas larvas de moscas que se retorcían en el suelo, eran incluso demasiados. La sangre oscura en la pared bajaba poco a poco, como si fuese sustancia mucosa, Joe carga la escopeta y dispara de nuevo a un hombro, más gusanos salen de él que empiezan a abstenerse a salir del cuerpo para sobrevivir. En un salto Joe empuja a Rock a la puerta para su casa, el corazón suena fuerte, es lo único que se escucha saliendo de él aparte de los gemidos que provocaba su miedo, el sudor le bajaba por las mejillas mientras sus ojos estaban rojos. Los cierra un poco para observar a la bestia del rincón y tenía la cara completamente tapada por cartílago y piel, con una sonrisa larga y retorcida con dientes amarillos llenos de sarro y de sangre. Poco a poco los gusanos morían, Joe suelta otro disparo a la cabeza de el monstruo, esta se va hacia atrás dejando claramente una señal de que había muerto, pero volviendo de nuevo a su posición neutral. La repulsiva criatura mueve su hombro herido de manera grotesca, de forma giratoria, camina con pasos lentos y tambaleantes, en un suspiro la bestia grita un chillido ensordecedor que rompe los cristales de la camioneta y hace que Joe apriete la escopeta aún más, haciendo que cerrara los ojos por la reacción de la bestia, de repente estaba delante de él, lo toma por el cuello y lo lanza a un costado del sofá, el demonio trepa por las paredes como un arácnido con sus cuatro patas, llega hasta el techo y levanta su cabeza hasta ver a Joe por detrás de esta de forma inusual, sigue caminando por las paredes, Joe se levanta y corre hasta adentro de la casa, para llegar hasta afuera pasando por la cocina hasta la puerta que dirige a la calle.
- ¡Maldita sea, Maldita sea!
Los pasos de la bestia se escuchaban de lejos, un cristal se rompe y ahora viene por el techo, son las siete con cuarenta minutos de la noche, aún lloviendo. Corre para la calle pero al mirar atrás, y de nuevo para adelante la bestia estaba delante de él, unos veinticinco centímetros más alto, abre sus manos, los dedos crujen como galletas que a su vez introduce en el estómago de Joe llegando hasta tocar las costillas, los hombros cambian de lugar y se expanden, las manos negras sobresalen de las costillas, las agarra por las cavidades que tiene y empieza a abrirlas, Joe grita con desespero y dolor, de pronto lo parte en dos haciendo que el pecho suene fracturado y que los pulmones boten sangre, la bestia rompe en partes diferentes a el hombre de 1.92 metros, una parte vuela por un lado mientras la otra que aún conserva su cabeza por otra del césped, las manos de Joe aún tiemblan, estando completamente consciente de lo que pasa cuando se desangra poco a poco en el suelo. El demonio toma por el cabello a la parte de Joe que tiene el pecho, la cabeza y un brazo y se lo lleva para adentro de la casa, la entrada es más baja que la criatura, se agacha un poco y llega a la cocina, la sonrisa fea comienza a crecer y abre su boca lo más que puede, sube con un brazo a Joe tomándolo del cabello y mordiéndole la tráquea cuando sabía perfectamente que pasaba mientras moría a pasos ligeros, con un pedazo de carne en la boca de la bestia, alza su mano izquierda y por debajo de la herida que aleja al cuerpo dividido en dos partes de Joe con su cintura, mete su brazo por ella y saca la médula como un juguete, los órganos que quedaban salieron como bolsas de arena, haciendo que caigan al suelo, el oscuro saca su mano y con las uñas hacia el pecho de Joe atraviesa su tórax, el brazo largo llegaba hasta la otra parte de la espalda del hombre, ya sin vida la bestia jugaba con su cadáver. Abre nuevamente su boca y muerta la clavícula, se recuesta sobre la mitad del cuerpo, afuera se escuchan los gritos de una señora que pasó por ahí viendo la mitad de Joe, las piernas temblaban por los impulsos nerviosos que quedaban, la cabeza del oscuro gira lentamente y como un cuadrúpedo corre hasta afuera persiguiendo a la señora, ella corre con miedo pero no es lo suficientemente rápida como la bestia. Se lanza contra ella, se apoya detrás de su espalda y clava sus cuernos en los omóplatos de la anciana, la levanta sin esfuerzo mientras que acomoda su cabeza haciendo que se clave aun más la señora de bata rosada. Ella solloza con quejas mientras que sus ojos pierden color y la bestia la empuja a un lado con fuerza haciendo que caiga de más de dos metros de altura, cae por el lado derecho al piso quedando con vida. La cosa levanta su pata izquierda con su pezuña en dirección al pecho y la clava con destierro, las manos de la señora tocaban la hierba mojada con fuerza rogando por su vida. La señora reza por creer que es un sueño, la bestia la toma de una pierna y con la otra mano se dirige a la mitad de Joe y a ambos de los lleva para adentro de la casa quedando como testigo un rastro de sangre que los dirige al pequeño hogar de mecánico.
Al entrar los chillidos del bulldog suenan por debajo de la cama de Joe, la bestia mueve su cabeza articuladamente de arriba a abajo y hacia los lados tratando de reconocer el sonido que emanaba del perro. Cierra la puerta con su mano larga y camina agachado por el pasillo, va hasta la habitación, los chillidos de miedo se hacen más fuertes, con una mano levanta la cama de varios kilos incluyendo sus colchones, el perro tiembla, la bestia lo toma por el cuero de la espalda y aprieta hasta sangrar, la mano se cerraba lentamente haciendo crujidos de los huesos de Rock, la sangre llenaba la mano de la criatura y Rock se retorcía de dolor. Con las dos manos toma al perro de una pata trasera y de otra delantera y estira hasta que el perro se parta en dos llenando las paredes de sangre. La bestia con una mitad del perro golpeó una pared hasta hacer que sea irreconocible el pedazo de mascota, la otra mitad se la llevó a la boca para masticarla poco a poco arrancándole la cabeza haciendo fuerza con sus molares, soltó ambas partes y salió por la puerta, yendo a la cocina para acabar con los cadáveres que había recolectado recientemente. Para devorar parte por parte los cuerpos sin vida. De las personas que anteriormente eran unos seres vivos.
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Los oscuros
HorrorEn lo más rotundo de una eterna oscuridad, se escuchan los gritos sollozantes de lo que alguna vez fué una vida humana, la agonía mientras la bestia maldita come los restos putrefactos de un cadaver en una luz obscura que no se es posible imaginar. ...