Yogurt y tomate

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Stiles podía sentir el aliento del mayor en su nuca, cerró los ojos y suspiró despacio. Su corazón latía a una velocidad poco recomendable y su piel estaba completamente erizada.

-Me gustas Stiles Stilinski- aquellas dos simples palabras hicieron que el menor abriera los ojos sorprendido. ¿Derek se estaba declarando?

-Eso definitivamente no arreglará las cosas- le dijo mostrándole un dedo

-Deja de poner excusas,  ya no aguanto- admitió y cerró los ojos dejando caer su frente contra la del otro

-¡No son excusas!- exclamó. El silencio reinó entre ellos. Escuchó a Derek tragar saliva, se soltó de su agarre en sus muñecas y envió sus manos a su rostro. Debería golpearle y sacarle los ojos, debería aprovechar que parecía indefenso.

En vez de eso, buscó sus y le besó despacio, solamente rozandolos, dejando que sus pulsos comiencen a acelerarse, sintiendo ese cosquilleo que tanto odia en su estómago.

-Derek...- el mayor le calló con otro beso de esos que tus padres no quieren que veas de pequeño, de esos besos con sonidos de por medio. Stiles gimió abrazándole por el cuello y Derek le abrazó por la cintura levantándolo del suelo y sentándolo en la mesada de mármol.

-Juro que si se te ocurre detenerme...de cualquier manera...-

-Cállate y bésame-le pidió buscando sus labios de vuelta. Enrolló sus piernas a la cintura de Derek y bajó sus manos a su cuello mientras saboreaba sus labios saciando por fin ese deseo. Sintió las manos del ojiverde en su cintura y una de ellas ya estaba bajo su remera, tanteando con la gomilla de su bóxer.

-¡Derek, estoy en casa!-

La voz de Talía hizo que ambos se detuvieran, Stiles se alejó levemente de él y se miraron sorprendidos. La puerta principal se cerró y Stiles desenredó sus piernas y le empujó bajando rápidamente de la mesada, se arregló la ropa y se secó la boca.

-Tu cabello- Derek le acomodó con sus dedos su cabello y luego abrió el refrigerador –Ve a sentarte- le dijo pasándole un pote de yogurt. Encendió la luz y se aclaró la garganta -¡En la cocina!- gritó y volvió a aclararse la garganta. Su madre apareció a los segundos con un maletín y unas carpetas y miró a Stiles sorprendida

-¡Stiles, que sorpresa cariño!- dejó sus cosas en la mesa y el castaño le sonrió levantándose

-Sí...-se aclaró la garganta y se acercó a saludarla –Derek y yo nos hemos encontrado en un local y...-

-Sí...- dijo el mayor con un tomate en la mano –Le he invitado a cenar- dijo también y Talía les miró sospechosa. Algo no cuadraba.

-¿Y...cenarán yogurt y...tomate?- preguntó asintiendo despacio

-¿Qué?- preguntaron al unísono. Ella se echó a reír y negó

-Pidamos pizza- propuso –Yo invito-
Volteó buscando su teléfono y Stiles miró a Derek ceñudo, éste se encogió de hombros y miró a su madre de vuelta.

-¿Por qué no vas a ducharte y cambiarte de ropa? Nosotros nos encargamos de la cena- dijo el mayor dejando el tomate a un lado

-Genial, una de pepperoni para mí, ya sabes- le apuntó con el dedo y miró a Stiles –Cerciórate de que la pida- le pidió y tomó sus cosas para ir hacia las escaleras.

Ambos suspiraron y el castaño se sentó de golpe mirando el pote de yogurt.

-¿De qué quieres la pizza?- le preguntó Derek y Stiles levantó la mirada con una ceja arriba

-¿En serio?-

-¿Qué? Ella saldrá con tu padre en unas horas...-le contó –La casa será nuestra de vuelta-

El [otro ] hijo de mi padre. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora