La lluvia cae tal como mis lágrimas, mojando la tierra mientras yo mojo mi almohada, dejando caer todo lo que a evaporado en días, mientras yo libero todo lo que he aguantado por tanto tiempo. Los truenos suenan como los recuerdos en mi cabeza, retumbando en mi interior como detonante de todas mis palabras. Me abrace a mi misma dentro de las mantas sintiéndome vacía y herida, una pequeña situación que le dió un giro inesperado a mi vida. Mi mente solo pensaba una cosa ¿Porque estoy aquí? No dejaba de repetirme una y otra vez ¿Cual es mi valor? Dolía tan adentro y lloraba cada vez más intenso. Una tormenta de rayos y centellas pasaba por encima de mi vida en ese preciso instante haciéndome sentir fría y distante. No quería hablar con nadie solo queria quedarme ahí y vaciarme por completo, o tal vez desaparecer en ese instante. Temblaba y sentía frío miraba a mi ventana y no veía el sol solo nubes grises que me hacían sentir peor. Me apretaba a mi misma cada vez más fuerte llegando a tomar la posición de un feto. Comenzaba a recordar desde el principio todo lo que había acontecido, lo que creía haber superado, todo lo que había relatado, las acciones que habia tomado, los escalones que había subido los bajé rondando en ese mismo momento hasta llegar hasta el suelo lastimada. Me aferre a mis sábanas como si fuera lo último que abrazaría en mi vida, mi vista estaba nublada y no sabía que hacer. Trataba de calmarme pero no podía cada vez empeoraba. Cómo si anduviese caminando, me empujarán y cada vez que tratase de levantarme de nuevo volvieran y me empujarán, así me sentía pegada al suelo. Dolía, quería gritar, mordía mis labios y mi pecho se contraía de tal forma que me dejaba casi sin aliento, mi cabeza latía como si allí tuviera mi corazón. Encerrada en cuatro paredes, queriendo escapar, queriendo salir triunfante de una guerra que parecía no acabar.
Me sentía cargada, me sentía una mierda, olvidada. Me repetían al oído una y otra vez, NO VALES NADA, tanto que llegue a pronunciarlo con mis labios... No valgo nada. Mi mente era como una película corriendo rápido veía todo de prisa, cada falla, recuerdo, cada vez que cai, cada palabra, persona, acto, todo lo sentía penetrando mi alma como cuchillo que me desangraba.
Tanto tiempo sin recaer de esta manera NO, NO! Señor mejor llévame repetía entre sollozos. Me sentía rendida, ya no podía, cada vez que estaba bien algo lo dañaba haciendome sentir como vasija rota en mil pedazos.Vasija rota en mil pedazos
Vasija rota en MIL PEDAZOS
VASIJA...Alfarero...
Jeremías 18:4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
Jeremías 18:6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero...dice Jehová.
Pensé y pensé mil cosas que abatían mi corazón... Mientras mi querida madre hablaba frente a mi. Me decía a mi misma una sola cosa "Eres demasiado para mi"... Comencé a comparla con Dios mientras la observaba... tantas veces que te falló y aún estás aqui, sin gritos, sin insultos, solo hablas y dejas tus lágrimas caer, tomas mi mano y insistes en que me levanté, no me quieres ver decaída, insistes en resaltar cada buena obra que he hecho, mientras mi mente explota en fallas, me recuerdas mis virtudes. Y volvía a repetirme a mi misma "eres demasiado para mi"... Ella era demasiado para mi, era testadura, y protectora, pero le sobraba el amor y la templanza, el cariño y el cuidado, daba todo de ella sin pedir nada a cambio cargaba mis cosas sin que yo supiera nada... Y tanto que yo le falló igual a Dios...
Comencé a sacar una venda de mis ojos, una venda de problemas, de errores, de pasado que no me permitía ver la realidad que estaba frente a mi, que no me permitia ver los pequeños detalles, las pequeñas cosas que me regalaba la vida, que en mis más oscuras noches había una luna y miles de estrellas, que en los días más nublados aún habían rayos de luz.
Qué entre tantos problemas aún me quedaba Dios.Comencé a recordar tantas personas que ya no estan, me transporte a los momentos que estuvieron, los momentos en que me ayudaron, y algo me decía al oído "no eran ellos, era yo"
Me venía a la mente tantas veces que lloraba hasta quedarme dormida sin darme cuenta y algo me decía al oído "estuve ahi"
Eran como relámpagos en medio de mi lluvia, rayos de luz que se veían en medio de las nubes, energía que me hacía sentir algo en el corazón.
Comencé a pensar en los abrazos en momentos inesperados y volvía y me decía esa voz "Era yo quien los enviaba"
Recordé las veces que personas me hablaban de la nada y me daban palabras de aliento y volví a escuchar esa voz que me decía "Era yo por medio de ellas"Comencé a llorar intensamente, y mi corazón volvió a vivir, me reía mientras lloraba y recibí fuerzas.
Estaba tan segada por la lluvia que caía de mis ojos, que mantenían mi vista nublada que no me di cuenta que todas las veces que eleve mi voz al cielo en clamor y lloraba pensando que no habia contestación... Era cuando más cerca estaba de Dios y no me daba cuenta, EN LAS PEQUEÑAS COSAS, a lo que a nuestros ojos parece común, ahí estaba él. En mi madre, cuando me cuidaba, en mis amigas cuando me escuchaban, en mis conocidos cuando me abrazaban, en las personas que me veian y me hablaban cosas que no entendía, en los maestros cuando me decían no te rindas, en el espejo cuando me miraba estaban sus manos moldeando está VASIJA rota...Entonces recordé unas palabras que había hablado por medio de una hermana de la iglesia...
"Mantente mirando el blanco y verás lo que hago..."Tomé un marcador y escribi en el espejo lo que a mi mente dictaban en ese momento...
Hija:
¡MÍRAME! Soy tu blanco, la luz, tu camino. No pierdas de vista la meta, tengo grandes cosas para ti, pero ENFÓCATE en mi, solo así podrás llegar, ¡NO TE RINDAS! Aún queda camino pero no temas porque yo voy contigo.
Att. Papá (Dios)
A veces perdemos de vista las pequeñas cosas en la vida y no las valoramos como deberíamos perdiendonos en un mar inmenso sin saber hacia donde nadar para llegar a la orilla.
Si fijaramos nuestra mirada nos daríamos cuenta hacía donde nos llevan las olas, nos daríamos cuenta que el suelo cada vez está más cerca, que hay alguien esperándonos en la orilla, gritando tu nombre para abrazarte fuerte.
Pero si seguimos nadando fuerte el agua nublara nuestra visión, nos cansaremos, nos mantendremos tan agitados que no podrás oír la voz que te llama. Solo hace falta un poco de calma y quitar la la venda del problema y abrirle paso a la luz de la esperanza para poder llegar sanos y salvos a la orilla...
De mi corazón al papel
Att. Khatleen Smith
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De Mi Corazón Al Papel
SpiritualUna adolescente cuyos mejores amigos son un lápiz, un papel y Dios. Te llevará a conocer más allá de sus pensamientos lo que está en su corazón. Compartira contigo sus mayores lecciones de vida. Tal vez te sientas identificada(o) con alguno de sus e...