Capítulo 24

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Jonathan abre la puerta y la mantiene abierta con tal de cederme el paso hacia el interior. Doy un par de pasos hacia el frente y me uno a la oscuridad. En un principio, mis ojos no logran ver nada, pues mis pupilas aún no se han adaptado a la carencia de luz. Sin embargo, poco a poco voy distinguiendo el contorno de los muebles que forman parte de la habitación y voy deduciendo que es cada uno de ellos.
Mi acompañante se sitúa a mi vera, extiende su brazo y pulsa un interruptor que hay en la pared. De repente la estancia es iluminada por una gran lámpara que hay en el techo y todos el mobiliario es mostrado a mis ojos. En el centro de la habitación hay una cama de ropaje azul que hace juego con las cortinas de la ventana que hay en el fondo. A cada lado de la cama hay unas mesitas de noche con un par de cajones que portan sobre sus superficies una lamparita naranja. Enfrente del camastro hay una mueblebar de color caoba y encima de él hay un pequeño televisor que posee a sus pies un mando a distancia. En el extremo derecho de la habitación hay una puerta blanca que conduce hacia el servicio.

Abandono mi posición y me pongo rumbo hacia el baño. Una vez en él me sitúo frente al espejo, el cual yace sobre el lavabo y me propongo abrir el grifo. Sumerjo mis manos bajo el torrente de agua fresca y me hago con un poco. A continuación inclino ligeramente hacia delante el cuello y con ayuda de mis manos humedezco mi rostro. Me incorporo nuevamente y abro los ojos, provocando que las gotas de agua que vivían en mis pestañas escapen de ellas. Pestañeo un par de veces con tal de eliminar totalmente el rastro de ellas. Me hago con una toalla blanca que hay perfectamente doblado sobre un mueble y me seco la cara.

Al volver a la habitación contigua hallo a Jonathan mirando por la ventana con nostalgia. Me acerco él lentamente y termino por rodear su torso con mis brazos. El chico se da media vuelta y me acoge entre sus brazos. Apoyo mi cabeza en su pecho. Puedo sentir los latidos desbocados de su corazón y su respiración agitada. Doy un paso hacia atrás, creando cierta distancia entre ambos para  poder ver bien sus ojos. Éstos están apagados, han perdido el brillo que los caracteriza. Me asomo en sus pupilas y puede verme reflejada en ellas. Es como si estas estuviesen vacías.
Alzo una de mis manos y acaricio su mejilla con ternura. Luego, le beso apasionadamente. Jonathan funde sus labios con los míos, correspondiéndome. Enredo mis dedos en su cabellera rubia y le propicio sendas caricias a lo largo de ella. Él se limita a rodear mi cintura con sus manos y a ejercer presión en mi zona lumbar con tal de atraerme más hacia él. Retrocedo un par de pasos y él los da hacia delante. Escasos centímetros nos separan de la cama, aunque me parecen una eternidad. Jonathan me coge en brazos y me acuesta con ternura sobre la cama, a continuación se coloca sobre mí y me besa, haciendo alguna que otra pausa para deshacerse de mi ropa. Me aferro con ambas manos a su camiseta y tiro de ella hacia arriba, quitándosela por la cabeza. Pronto nos ocultamos bajo las sábanas, desnudos, y hacemos el amor.

Jonathan se acuesta boca arriba y abre sus brazos con tal de indicarme que me acurruque en su pecho. Luego me rodea con sus enormes y fuertes brazos, haciéndome sentir protegida, segura ante cualquier amenaza, y eso me gusta. Cuando estoy con Jonathan tengo la sensación de que todo  mal de este mundo desaparece y reina la alegría. Además, siento que juntos podemos hacer frente a cualquier situación, sin importar cuán  complicada sea. El amor siempre gana todas las batallas.

-¿En qué piensas?- me pregunta mientras me acaricia el cabello. Su gesto casi consigue que me quede dormida.

-Pensaba en Abby- alzo la vista y me percato de que tiene el ceño fruncido-. Noto cierto distanciamiento entre nosotras. Cuando se enteró de que iba a irme de viaje vino a despedirse de mí. Parecía rondarle algo por la cabeza. Algo que no se atrevió a contarme- acentúo dolida-. Nunca nos habíamos ocultado secretos. Sin embargo, ahora... estoy preocupada por ella, Jonathan.

-Tal vez deberías pasar más tiempo con ella. Quizá así gane la confianza suficiente para contarte qué le sucede.

-Es lo que tengo pensado hacer. Es solo que... me duele que tras tantos años de amistad no sea capaz de hablarme de uno de sus problemas.

Cazadores Nocturnos 1: El Resurgir #SoupAwards #PecesAzules #BooksAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora