Palabras al viento

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Cuarto día de escuela. Las horas pasan lentamente entre sosas clases y pruebas de diagnóstico. El cambio de horarios había calado hondo en mí, acostumbrado ya al trasnoche del verano para redactar la historia de Matias que ya creía olvidada. Lo cierto es que la idea de publicar mi historia en cierta página de Internet, había levantado fuertemente mi autoestima, producto de las personas que me leían y comentaban, animandome a sobreponerme a mis problemas amorosos,  y para mi sorpresa las lecturas ya iban en cerca de mil. A causa del cambio de horarios, ahora andaba como zombie en las clases y luego llegaba a casa a sólo dormir como lirón hasta la noche, donde despertaba y redactaba mis ideas hasta altas horas. En pocas palabras, mi familia creía que me estaba volviendo vampiro.

Hoy, durante una aburrida clase de biología, aproveché para hablar unas palabras con mi amigo, el otro Matías. Nos sentamos juntos ya que aquel día casualmente no había ido Luis, lentamente fue surgiendo una especie de entrevista me atrevería a llamarla, en donde el me hacía preguntas en una hoja y mientras la profesora dictaba la clase, yo escribía rapidamente la respuesta y le devolvía la hoja. La "entrevista" resultó en algo así:

 —Mauro... el Sand es para ti una atracción ¿física o psicológica?

 — Una mezcla de las dos.

 — Y ahora, después de todo lo del año pasado ¿Sientes lo mismo?

— Aunque me cueste un poco admitir mi fracaso, creo que sí. E incluso creo que estos sentimientos por él se han ido afianzando y evolucionado cada vez más a medida que el tiempo transcurre. Por eso, aunque trate de "desenamorarme" me es casi imposible hacerlo completamente.

— Y los otros chicos que te han atraído, ¿son atracciones F o P?

 — No lo tengo muy claro, pero creo que estos solo han sido gustos pasajeros y efímeros. Además mi hipotesis es que me sentí cautivado por ellos en un intento por dejar de aferrarme del Maty. Y desde esa vez, surgió una incognita que aún no resuelvo, ¿Qué iré a sentir cuando deje de amarlo? Mi corazón quedaría desolado...

— Sí... pero ¿Lo quieres por necesidad o por amor? —esta pregunta de verdad me llegó al corazón, fue lo único ante lo que tuve que pensar a fondo una respuesta.

—  Es... no sé como decirlo, lo amo y deseo estar con él pero a la ve también siento que es necesario para mí aferrarme a algo, sostener mis aspiraciones en un solo objetivo, que en este caso sería él.

— Y esto, o sea... ¿Siempre has sentido una atracción por personas de tu mismo sexo? Nunca me ha quedado claro.

— Ni yo sabría responderte muy bien la pregunta porque ni siquiera yo sé a ciencia cierta cuando pasé de ser alguien "normal" a lo que soy ahora. Fue un cambio tan gradual en mi vida que no me di cuenta hasta que todo en mi interior explotó con todos estos líos del Maty. Tuve que asimilar todo tan rápido que ni me di cuenta de que pum! Ya no me gustaban casi nada las chicas y que los chicos son mi mundo. Sorry, me inspiré mucho jajaja.

 — Pero si hace solo un par de años te gustaba... la Esme. E incluso me pedias consejos y me contabas todo "aquello". ¿Qué pasó?

— Lo que te decía, no me volví tan homosexual de un día para otro, sino que lentamente y con pequeñas cosas, me iban atrayendo en segundo plano los hombres, aunque me forzaba a ignorarlo, sabiendo lo que podría significar tal secreto. De hecho, he pensado en difundir que me gusta alguna chica, para disipar un poco los rumores de mi orientación, aunque el barco ya se hunda, podría al menos mantener un tronco a flote.

 — Qué poético, y... ¿No te atrae ninguna otra persona?

— ¿Eh? Por qué lo dices —pensando y pensando... mejor decidí en aquel momento guardarme un pequeño detalle.

 — No sé, es algo raro que no cambies de gusto en más de un año.

— "Nah". Aunque suene cursi, mi corazón sigue fiel al Matías a pesar de ser sólo un amor platónico.

 — ¿Y si el Maty se fuera o algo así? —rayos, ya había pasado por ese temor aquel último día de clases del pasado año.

 — Lo verdad pensé mucho esto en el verano y llegué a la clara conclusión de que seguiría enamorado locamente por algunos meses y luego, simplemente lo olvidaría, lenta y dolorosamente. Perdón por escribir tanto, pero como te he contado, me expreso mejor con las letras que con las palabras.

— A mi también me gusta expresarme así,   —olvidé mencionar que él ama escribir poesía— aunque prefiero las palabras. Respecto a lo otro, piensa que no estas completamente solo, si olvidas al Maty, puedes encontrar a personas "como tú". ¿Has intentado con alguien?

 — No sabes cuanto he añorado tener cerca mío a personas con mis gustos , ni cuanto he intentado averiguar; ¿Pero no crees que un "no hetero" se daría a conocer así como así? Obviamente todos mis compatriotas deben vivir al amparo de las sombras.

— No creo, nunca faltan las personas "diferentes", deberías averiguar mejor, quizás algún día halles a alguien y este se convierta en aquella persona especial que remplace al Matías.

 — He buscado más de un año, sin ningún resultado. En todo caso tambien he tratado de hallar personas de la comunidad LGBTQ para recibir apoyo y su amistad. Ya sabes, todas aquellas otras orientaciones; pansexuales, heteroflexibles, queers, asexuales, entre muchas otras. Aunque como toda empresa mía, he tenido nulos resultados.

 — Yo una vez quería ser asexual, pero al ver de nuevo a las chicas... cambié de inmediato de opinión.

— Se que bromeas, pero hablando seriamente, me  molesta un poco que menciones aquel "quería ser". Uno nunca escoge que ser, simplemente lo es, en mi caso yo no me volví gay voluntariamente, sino que nací como soy.

 — No me refería a eso jeje. Pero esque sentí que no quería a ninguna persona de forma romántica, pero cierta chica me hizo cambiar de opinión luego. Aunque ahora mismo estoy solo, muy solo—¿Me tomas el pelo?

 — No me gusta compararme con nadie pero... yo siempre he estado solo.

— ¿Y aquella chica que fue tu novia hace años, Esme? Yo de todas las chicas con las que he estado, nunca tuve a una persona que me diera ese cariño.

 — Es verdad, pero aquello no se si llamarlo amor, aunque de verdad la quise. Aunque es triste el hecho de que solo fueron jugarretas de niños de 12 años. Sin embargo tú ¿Cuántas veces has "pololeado"? ¿Cuantos besos y abrazos ha recibido y dado?

 — Honestamente muchas veces, pero reconozco también que solo tres han sido "de verdad".

— ¿Ves? Eso ya dista un mundo de mi realidad, que aún no he dado ni mi primer beso. Al menos tu te has sentido querido por muchos y tu autoestima se ha cultivado bastante. Por otro lado la mía está destrozada. ¿Quien gustaría de alguien como yo? Soy sólo el egoísta, orgulloso y desagradable personaje principal de mi triste vida.

Y su respuesta no llegué a saberla. Aquí recibimos un sacudón de la realidad, la profesora nos llamó la atención y como quedaba poco para que la clase acabara, no volvimos a intercambiarnos el papel, a hora final llegó y dentro de mi bolsillo quedaron todas estas preguntas.

Parecerían simples estupideces, pero de a poco pequeñas cosas iban llenando el vaso de mi tristeza y mis ánimos, renovados por el verano, iban en peligroso descenso.

Danza de espadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora