Abril III: Definitivamente caída... ¡No, hoy no!

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A finales del mes, un acontecimiento nos sorprendió a todos. Cierto día soleado nuestro profesor hizo todo el preámbulo típico para decirlo, al final lo soltó; al día siguiente una nueva compañera se integraría a nuestro desastroso curso, normal pensamos todos, aunque la verdad no tanto cuando lo dejamos acabar, nuestra compañera tendría capacidades diferentes, lo que se traducía en que usaba una silla de ruedas.

En realidad nunca se me había pasado por la mente tal acontecimiento, pero yo no tenía nada en contra de personas así, por el contrario sentía una gran curiosidad de conocer a alguien diferente a mis aburridos compañeros. Fue algo feo, pero aún antes de que el profesor terminara la explicación, todos murmuraban especulando. cuando la clase acabó, yo y Luis estábamos conversando a punto de salir del salón, cuando alguien nos llamó. Eran varios chicos y chicas; Benja, Leo, Polett, Jaime, Javiera, y entre ellos también Raúl y Murga, todos chicos que nos conocían hacía años.

— Mauro, Luis por favor, no vayan a ser tan imbéciles como para reírse o molestar a la chica nueva por cualquier estupidez —nos dijo Polett, mi nueva compañera de asiento.

Demonios, me quedé como "¿Enserio?", pero la verdad no tenia de que quejarme, en años anteriores yo junto a mi mejor amigo, nos habíamos granjeado una reputación bastante mala por haber molestado a la mayoría de las persona que conocíamos con cualquier tipo de bromas. Aunque yo en o personal había un poco abandonado esto, por mi nueva política de "mantener un perfil bajo".

—¿Eh? ¿Pero por qué haríamos eso? Que mala percepción tienen de nosotros amigos —sonreí rascándome la cabeza.

— No los conoceremos bien nosotros que llevamos años con ustedes —nos dijo la gemela de Javiera, Claudia.

— Hehehe —me reí forzadamente, aceptando mi culpabilidad y la de mi amigo, que dejó que yo tomara el control.

— Así que sí le dicen cualquier cosa ofensiva o si los pillamos riéndose de ella, no se olvidarán de la paliza que les daremos — acabó Benja en un tono algo divertido, pero diciéndolo en serio.

— Advertidos chicos —nos dijo Raúl mientras los otros se alejaban— y cuando yo hablo enserio, ustedes lo saben.

— Lo mismo les digo yo —recalcó Murga, y ahora a mí— no importa que seamos buenos amigos.

— Rayos, que estereotipados estamos —le dije sonriendo a Luis cuando ya se habían marchado todos, sonriendo por la graciosa situación.

— Sí, y todo por una "Ruedas" —rió socarronamente.

— Amigo, esta vez les haré caso, no nos riamos ¿Ok? —acabé al ver su gesto afirmativo, pensando en todos los problemas en los que nos habíamos metido en el pasado.

Al día siguiente en cuestión, todos estábamos expectantes para conocer a la nueva chica. Aunque todos nos desilusionamos cuando la clases iniciaron y ella no estaba, mañana tal vez. Nos equivocamos, resultó que como ella vivía bastante lejos de la escuela, llegó tarde.

Era super bonita, a pesar de sus defectos físicos, era como cualquier chica. De principios no me relacioné mucho con ella, ya saben, por mi timidez. A pesar de esto, pasó algo interesante, designaron como puesto de Antonia —así es como se llamaba— , el lugar vacío al lado de Raúl, justo delante de mí. Raúl y ella se llevaron muy bien desde el principio y yo ocasionalmente le hablaba para pedirle algún lápiz —ya saben lo despistado que soy— o prestarle uno a ella. Era bastante simpática y muy amable, en mi interior deseaba ser su amiga tal como mi Confidente, pero al igual que con otras personas, me detenía la maldita falta de habilidades sociales o mejor llamada timidez.

Danza de espadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora