Junio II: Solsticio emocional

30 2 0
                                    



Irónicamente y ajeno a lo que se maquinaba a mi mundo exterior, me sentía desamparado y en verdad aburrido. Ese era el problema que de pronto me golpeaba, con mis compañeros calmados y mi secreto contenido entre los cortafuegos del pesado régimen de estudio, me sentía de pronto fuera de sintonía, los pequeños detalles que antes me sorprendían entre mal y mal ahora no existían, al fin parecía yo gozar de una vida tranquila y en paz.

Pero qué demonios... ¿Por qué no podía disfrutarla? Era estúpido, pero me sentía sin propósitos ahora sin nada a lo que aspirar y sin ninguna ambición imposible a la que combatir, sin enemigos/amigos como Jean —que habíase ido de la escuela— a los que soportar, sin nadie por quien caerme a pedazos...

Era frustrante, al fin tener lo querido y no disfrutarlo por haberte acostumbrado para mal o para bien a combatir contra las adversidades y a luchar contra la marea, al parecer Matías me había enseñado a luchar.

Veía desfilar ante mis ojos oscuros y fríos días sin ninguna emoción, que al contrario de lo esperable, me inquietaban. Caminaba con Luis como siempre, esquivando a veces la gélida lluvia que otrora deseara, conversando sobre materias y la más de las veces él oyendo medio distraído mis tanto profundas como estúpidas divagaciones sobre Religión, Política o Medicina. Lo sorprendía a veces mirando la nada cuando yo acababa de soltar algún largo discurso y él sobresaltándose ante mi descubrimiento de su nula atención.

Me agotaba a veces, había días en los que no soportaba ni siquiera que me hablara. Entraba en un trance de tristeza y melancolía tal que me importaba una bendita mierda lo que ocurriera a mi alrededor; lamentándome de cuestiones tan incurables como mi pobreza o mi mala fortuna de haberme gestado "diferente" al resto. Estos días se repetían de pronto con una frecuencia alarmante y lo peor era que no tenían una causa aparente.

Ni siquiera podía de pronto consolarme en el hecho de haber escrito un libro, es verdad que me sentía vacío de problemas, pero también vacío del todo. Estaba por estos días tan triste que ni siquiera osaba considerarme artista y me quitaba los laureles de llamarme escritor, para ponerme de forma más realista el pobre sombrero de "redactor", ya que nunca había tenido el mérito de crear o inventar mundos ajenos o realidades alternas como hacía Murga en estos días. Sino que me dedicaba simplemente a narrar los hechos de este trillado mundo que me conciernen a mí y a mis desgracias tan clichés como cualquier otra historia juvenil.

Me deprimía a mí mismo en un círculo vicioso del que casi por arte de magia salía luego de dormir un par de horas o descansar lo suficiente como para calmarme y retomar mi cordura. ¿Me estaré deschavetando tan joven? Pensaba risueño ya pasada la crisis.

Teorizando en mis días de felicidad, llegaba a la no concluyente resolución de que, al menos en parte, lo que me deprimía era el nuevo lio en que nos estaba metiendo nuestra profesora de Literatura. En realidad, era lo mejor que se lo podía haber ocurrido, era la única profesora que nos mostraba el futuro como algo cercano y del que teníamos que empezar a planificar desde ya.

Nos exhortó a buscar e investigar sobre nuestros propios intereses futuros y planes para ir a tal o cual universidad, "Ya que como están en un colegio Científico-Humanista, damos por hecho que aspiran a llagar a la Educación Superior". Y así era al menos para mí, que siempre había tenido claro mi camino a tomar, directo a la Universidad.

Pero ahora que estábamos a sólo 3 años de entrar, nuestra profesora nos habría los ojos y nos presentaba la realidad con todos sus colores; la gran variedad de "U's", carreras impartidas en ellas, mallas curriculares, campo laboral, requerimientos PSU...

Agobiado pensaba yo en mis principales preferencias; Pedagogía en Historia, Medicina o Periodismo. Tristemente la primera y la última fuera del corto abanico de opciones que me presentaba mi rural y lejana Región. ¿Qué triste no? Ver de repente destruida tu idealización de un futuro feliz trabajando en lo que me apasionara, en fin, entraba de pronto en el "Mundo Real" y veía lo difícil que resultaba ser quien tú quieres en una sociedad lo único que espera de ti es hacerte derrochar dinero o hacerte mano de obra barata y dócil.

Danza de espadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora