La portadora del octavo artículo. One-shots

One-shot Navideño: Presagio

*esperen la señal lectores*

Era la época de fiestas navideñas y toda la ciudad estaba decorada con lazos rojos, adornos navideños e imágenes de Santa Claus con sus renos y duendes. También habían rótulos de descuentos en las tiendas y aroma de manzana y canela en el aire. La nieve adornaba el suelo y las calles de la ciudad y se podían escuchar las risas de niños y adultos jugando a la guerra de bolas de nieve. La atmósfera era perfecta para buscar el calor de alguien muy querido y eso era lo que hacía una pareja especial.

- Que frío hace - dijo la faraona quien tomaba el brazo de su faraón mientras caminaban mirando el blanco paisaje. Ella vestía una chaqueta morada de mangas largas, una falda de paletones color lila, unas medias negras hasta arriba de los muslos, unos guantes blancos con un par de pompones grises que colgaban en cada uno y unos botines negros hasta arriba de los tobillos.

- Tranquila. Cerca de aquí hay un café. Ahí podrás tener más calor y de paso bebemos algo cálido - le dijo su amado acercandola más a él. Yami vestía una chaqueta azul oscuro de mangas largas, un pantalón negro, unos guantes azul marino y unas botas negras. La faraona Miyu asentó sonrojada abrazando a su amado para juntos llegar y entrar al cafétin.

- Aquí si es muy cálido - dijo Miyu quitándose la chaqueta mostrando una blusa pegadiza blanca de cuello de tortuga con el dibujo de Kuriboh en él.

- Te lo dije - le contestó Yami quitándose su chaqueta mostrando una camisa de rayas rojas y blancas. Tomó la chaqueta de Miyu y con la suya las colgó para juntos buscar en asiento. Ambos pidieron capuchinos y un par de rebanadas de pastel de manzana. Esperaron unos minutos hasta que sus pedidos llegaron. La faraona probó el pastel y sus mejillas se enrojecieron mostrando una pequeña sonrisa por el dulce y cosquillante sabor en su boca. El faraón se rió - Amor parecer una niña. Eso te hace ver más adorable - esas palabras pusieron más roja a la faraona y recompensó a su amado con un tierno beso que él no dudó en corresponder.

- Siempre haces que me sienta alegre. Si así me hacías sentir en nuestra vida anterior, entonces debo ser la mujer más feliz del mundo por tener a un hombre maravilloso como tú a mi lado! Te adoro! - Yami fue quien se sonrojó en ese momento. Se junto más a ella, con sus brazos la abrigó y con sus labios rozó los de ella con delicadeza como si fuesen de cristal evitando romperse. Terminado de comer, Miyu se levantó para ir al servicio mientras que Yami se disponía a pagar la cuenta cuando de repente alguien lo detuvo.

- Alto ahí yugi! - el faraón reconoció la voz y miró en dirección de esa persona - Al fin te encuentro! Tengamos un duelo! Aquí y ahora te derrotaré!

- Kaiba...no ahora. Estoy con mi novia y ahora... - Kaiba le lanzó un disco de duelo al faraón.

- Con más razón! Al vencerte, le demostrare a Maya que se equivocó al llamarte su novio y te verá como el fracasado que eres!

- Jamás permitiré que me alejes de ella! - le gritó enojado el faraón a Kaiba y justo cuando iban a salir del cafétín para el duelo...

- No! - ambos hombres voltearon y vieron a la faraona deteniendo a Kaiba - Kaiba ya basta! Ya deja en paz a Yugi! - ella trató de que Kaiba no avanzara más; pero él la empujó haciendo que por accidente golpeara su cabeza contra el mostrador. Yami al ver lo ocurrido corrió hacia Miyu y la tomó entre sus brazos.

- Maya! Maya despierta! - puso su mano detrás de su cabeza y se horrorizó al ver sangre en ella. Los clientes y trabajadores rodearon a la pareja y el gerente llamó a los paramédicos quienes no tardaron en llegar. Revisaron a la faraona; pero sus rostros mostraron pesar al darse cuenta de que el golpe había quebrado una de las vértebras de su cuello causando que muriese. Yami se negaba a creer lo ocurrido; de un momento bello a una tragedia en la cual dos almas se habían perdido. Su amiga y su esposa no despertarían más - Kaiba...maldito! - corrió hacia él; pero de forma misteriosa lo atravesó. Lo miró y se puso nervioso al ver que no tenía rostro. Miró a todos y ninguno tenía rostro - Que?! Que está pasando?! - comenzó a retroceder hasta que sintió su pie deslizarse por un precipicio y comenzar a caer al vacío hasta que un sonido ensordecedor se escuchó.