*desde ahora denle play *
El reino de Egipto se regocijaba por el momento más deseado y esperado: el primer cumpleaños del nuevo heredero al trono. El rey Aknankaton estaba muy feliz porque su primogénito Atem celebraba su primer año de vida en el mundo. Sin embargo, en medio de la festividad en la noche algo fuera de lugar había pasado.
- Oiga! No puede pasar! - gritó uno de los guardias mientras él y otros le bloqueaban el paso a un desconocido. El faraón se levantó de su trono y camino hacia donde estaban sus guardias cuando de repente.. - Oiga, está bien?...oiga resista! - el faraón se alarmó y aceleró el paso hasta llegar para ver a una mujer con sus ropajes ensangrentados y se veía que cargaba un bulto entre sus brazos. El faraón al ver bien a la mujer la reconoció como su vieja amiga de toda la vida.
- Anukis! - el rey sostuvo a la mujer entre sus brazos mientras veía como se le iba la vida con cada exhalación - Anukis...que te ocurrió!
- Aknankaton....te lo ruego...cuídala mucho...ella es...de él...el ser de la oscuridad...por favor...ella no tiene la culpa....cuídala como si...fuese tuya... - la mujer llamada Anukis le entregó el bulto envuelto en mantas al faraón quien tenia su mirar lloroso. El faraón lo tomó y Anukis sonriendo sabiendo que su tesoro estaria en buenas manos dio su último aliento. Todos los invitados rodearon al soberano con tristeza y dándole el pésame. El faraón sintió el bulto moverse. Quito lo que lo cubría para descubrir un bebé, específicamente una recién nacida.
- Preparen a Anukis para su llegada ante Anubis - ordenó el rey. Sus sirvientes obedecieron y se llevaron el cuerpo de su amiga perdida - Anukis....descubriré al culpable de tu deceso.
- Mi señor, que hará ahora? - le preguntó Shimon, su leal concejal. Aknankaton se levantó y caminó de regreso a su trono.
- Mis súbditos, declaró ahora que está criatura será su futura princesa quien al lado de mi hijo gobernaran esta tierra en su debido momento - el faraón miró a la bebé y se impresiónó al ver en sus ojos castaños una incalculable pureza y una extraordinaria fuerza - Ra guarde y proteja a mi hija...Hathor.
- Salve princesa Hathor! - todos exclamaron arrodillándose en señal de respeto a la nueva hija del rey
Luego del entierro de Anukis, Aknankaton descubrió que ella había sido secuestrada por un grupo de magos seguidores del maléfico Zork para ofrecerla como la "pareja" para él. El faraón comprendió entonces lo dicho por su amiga antes de fallecer, y en cuanto supo del escondite de esa banda mandó inmediatamente el juicio y desmantelado del grupo para luego su castigo merecido: la muerte. Hathor era hija de Zorc. Eso significaba que ella en algún momento descubriría sus poderes oscuros y debía evitar que los usará con fines malignos. Para ello, se encargó personalmente de su crianza al igual que la de su hijo para que fueran personas justas y nobles, de buen corazón y grandes soberanos para su gente.
Los años pasaron en el reino del Nilo y el príncipe y princesa crecían. Hathor demostraba grandes dones con la espada y el arco, además de una gentileza enorme con los más necesitados. Para el rey no era nada rara esa actitud en ella, ya que su madre era de una familia de mercaderes y el abuelo de Hathor fue un hábil medjai en vida; pero algo que le preocupaba un poco era que Hathor y Atem no se llevaban bien. Ambos eran prácticamente rivales. Se peleaban por todo y se hacían bromas cada vez que podían. Un día, el hermano del faraón, Aknadin, acusó a la princesa por haber manchado la ropa del príncipe con vino; y en otra ocasión, fue a Atem quien acusaron por ponerle una rana a Hathor en la cama. El faraón angustiado fue a pedir consejo a loa dioses en el templo de Ra.
- O dios del sol. Escucha la petición de quién te representa en el mundo. Mis hijos...todo el tiempo están en guerra entre ellos. Deseo mucho su felicidad y que se lleven bien. Por favor te ruego...dame una señal de fe. Algo que me diga que cesaran sus peleas - un viento bastante fuerte sopló dentro del tiempo, lo cual era extraño ya que estaba bajo tierra. Aknankaton alzó la vista y vio una de las antorchas quemaban una gran cortina que tapaba una enorme pared. La cortina se consumió por completo y mostró una pintura de una pareja, un rey y una reina, felices tocando sus manos. Aknankaton al principio no entendió la señal mostrada; pero una vez comprendida sonrío - Gracias. Gracias por esta señal - y contento salió del templo.
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La portadora del octavo artículo. One-shots
Hayran KurguPrecaución: esto contiene spoilers sobre la historia original: la portadora del octavo artículo. Si desean leerlas, están advertidos. Son sucesos que ocurren a fuera de la historia. Ocurren en el tiempo pasado y en el presente. "Si esta leyendo esta...