XXXII

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Becca estaba impaciente por recibir a Martín y poder aclarar las cosas de una vez por todas. No sabía a qué clase de encuentro se iba a enfrentar y estaba realmente nerviosa. Tenía miedo de cómo pudiera terminar esa conversación, pero sabía que debían tenerla. Su situación ya no podía seguir así. Sonó el timbre de la casa y como un resorte, Becca se levantó del sofá y fue de inmediato a abrir la puerta. Allí estaba, Martín, frente a ella con rostro serio y cansado.

-Pasa- dijo sin más Becca invitándolo a pasar y cerrando la puerta- sentémonos- ambos entraron al salón y se sentaron uno en frente del otro.

-Esto no va a ser nada fácil para ninguno de los dos, pero, creo que tenemos que arreglar esto antes de que sea mucho peor.

-Estoy de acuerdo. No podemos estar así- concordó Becca.

-Quiero que sepas, ante todo, que mi última intención al conocerte era hacerte daño. No pensé que las cosas fueran a darse de esta manera. Cuando te vi por primera vez me encantaste, me pareciste una chica preciosa- Becca sonrió tímidamente recordando aquella primera vez que se vieron en Berlín- no me di cuenta de que estaba actuando mal contigo al no decirte que no buscaba una relación seria porque supuse que tú tampoco. Entonces me percaté de que tus sentimientos hacia mí eran reales y me asusté porque no sabía cómo decirte que yo no quería lo mismo que tú. No quería lastimarte al decírtelo y me escondí, hui del problema pensando que tarde o temprano todo se solucionaría por sí solo, pero no fue así. Quiero que sepas que me siento muy culpable de todo lo que estás sufriendo en este momento y me arrepiento de no haber actuado correctamente contigo. No te mereces que te haya tratado así. Necesitas a alguien que sepa quererte como yo no puedo hacerlo en este momento. Necesitas a alguien mejor que yo. No te merezco y entiendo que me odies, que me insultes o incluso que quieras golpearme, pero no te quedes callada por favor- Becca todavía estaba procesando todas esas palabras una tras otra.

-Martín, primero que todo te agradezco que hayas venido hasta aquí y seas tan franco conmigo. No cualquiera lo haría en tu lugar. Es cierto que obraste mal dándole la espalda a la situación, pero has sabido darte cuenta de que no era lo correcto y has rectificado. Eso es lo que importa. Tal vez la culpa también fue mía por ilusionarme tan rápidamente con alguien que apenas acababa de conocer, pero eso no importa ahora. No voy a insultarte, ni a odiarte ni a pegarte porque eso no me va a hacer sentir mejor. Supongo que lo mejor para los dos es que las cosas se queden de este tamaño y que cada uno retome su vida- dijo Becca con los ojos llenos de lágrimas.

-Solo espero que encuentres a esa persona que te mereces porque eres una mujer maravillosa- habló Martín tomando del mentón a Becca- porque incluso llorando te ves preciosa- Becca se secó las lágrimas y esbozó media sonrisa- Ven aquí- dijo Martín levantándose haciendo que Becca lo imitase. Entonces le dio un fuerte abrazo que la pilló por sorpresa- Lo siento mucho- deshicieron el abrazo y se miraron unos instantes- Deseo que todo te vaya bien y que no vuelvas a verte en una situación así- entonces sonó el timbre nuevamente- ¿Esperas a alguien?

-No, no esperaba visita- respondió sorprendida Becca.

-Será mejor que me vaya- se excusó Martín caminando junto con Becca hasta la puerta. Al abrirla, se encontraron con una inesperada visita.

-Villa... ¿qué haces aquí?- preguntó sorprendida Becca al verlo al otro lado de la puerta.

-Vine a verte, pero veo que estás ocupada. Mejor me marcho- respondió serio con la intención de marcharse.

-No hace falta que te vayas- lo detuvo Martín- yo ya me iba. Espero que todo vaya bien entre ustedes- los miró a los dos y se fue escaleras abajo.

-No esperaba para nada que vinieras- sonrió ampliamente Becca- ¿Viniste solo?

-Sí. Nadie sabe que estoy acá- dijo Villa algo apenado- Toma, esto es para ti- y le tendió un enorme ramo de rosas rojas que tenía escondido tras la espalda- espero que a ti sí te gusten- bromeó recordando el intento fallido de Juan Pablo con Leire.

-Me encantan las flores- rio y recibió gustosa el ramo- son preciosas.

-No tanto como tú, pero no había nada mejor- Becca sintió derretirse por completo al escucharlo- ¿Puedo pasar?

-Claro, no has venido para nada- Becca lo hizo pasar y cerró la puerta.

-Si he interrumpido algo, lo siento. No era mi intención- se disculpó Villa nuevamente mientras Becca ponía las flores en agua.

-No interrumpiste nada... ¿Quieres un café o algo?

-Así estoy bien, gracias. En verdad necesito hablar contigo de una vez por todas. Ya no aguanto más- dijo Villa casi en una súplica tomando con fuerza las manos de Becca.

-Te escucho...

-Todo este tiempo traté de ocultar mis sentimientos hacia ti, hacer que nada pasó, pensando que regresando a Colombia todo volvería a ser como era antes. Me equivoqué, porque no logré sacarte de mi cabeza ni un solo día y me devoraban los celos de imaginarte con Martín, pero me aguanté porque Martín es amigo mío. Hasta hoy. Cuando Simón me contó sus sospechas acerca de lo que estaba ocurriendo entre Martín y tú, morí de la rabia solo de pensar en que él iba a lastimarte. Entonces, me di cuenta de que te quiero y que quiero estar contigo- Villa no esperó a que Becca le respondiera, soltó sus manos para sujetar sus rostro con ellas y poder besarla.

-¿Y tu novia?- preguntó confusa Becca después del beso.

-Me parece un poco extraño que preguntes por ti misma- rio Villa todavía a pocos centímetros de los labios de Becca, que sonrió tímidamente.

-¿Quieres que sea tu novia?- Villa solo asintió enérgicamente antes de volver a besarla.

-Quiero que seas mi novia, exactamente eso- Becca rodeó su cuello y lo besó.

-Nunca imaginé que esto pudiera ocurrir- los dos se abrazaron y se quedaron así unos instantes, hasta que el móvil de Villa sonó.


-¡Ya voy, ya voy!- gritó Juan Pablo llegando a la entrada mientras oía que alguien insistentemente llamaba al timbre- ¿Se puede saber que carajos te pasa?- preguntó malhumorado al abrir la puerta y ver a Simón.

-¿Sabes algo de Villa?- dijo bastante preocupado entrando a la casa.

-Pues no... ¿estás bien?- Juan Pablo cerró la puerta y acompañó a Simón en el sofá.

-Lo llamo y no contesta y en su casa no está- Juan Pablo se encogió de hombros- ¿Te da igual?

-No es que me de igual, pero no tienes de qué preocuparte. De seguro anda por ahí con sus enredos.

-¿Qué ocurre?- preguntó Leire viendo a Juan Pablo y Simón conversando.

-Simón que se armó la película y anda todo preocupado por Villa porque no le contesta las llamadas y no está en su casa.

-Tranquilo. ¿Sabes si su pasaporte sigue aquí?

-¿Por qué preguntas eso?- dijo Simón confuso.

-Porque ayer hablé con él y me dijo que iba a dejar a su novia. Es posible que haya ido a Madrid a por Becca- respondió Leire resultando obvia.

-No creo que haya hecho eso. Villa no es así. Además, Martín está allá...- habló pensativo Simón- Como haya ido a Madrid y se crucen pueden enfrentarse.

-Monchito, ve usted muchas películas- rio Juan Pablo- ¿Por qué mejor no vas a ver a Minerva? Está en su cuarto con los niños.

-Lo haré solo por no escucharlo más- dijo medio molesto Simón camino de la habitación de Minerva.

-Yo llamaré a Becca y tú a Villa, el que conteste primero- dijo Leire alcanzando su móvil sobre la mesa del salón- Becca no me contesta- y se sentó al lado de Juan Pablo.

¿Qué es el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora