CAPITULO I

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SILLA (557 d.C)

Habían pasado ya diez años desde la muerte de mi padre, Kang Jeon Wol, en la guerra.
Yo sólo tenía nueve años cuando ocurrió dicha tragedia.
Ahora tengo dieciocho.
Mi madre, mi hermano menor y yo solíamos recordarlo cada aniversario
de su muerte, e íbamos a llevarle flores al sitio donde estaba enterrado, en medio del bosque.
La última vez que ví a mi padre fue cuando se marchó de Silla, para ir a defenderla, ya que unos pueblos cercanos iniciaron una rebelión en contra del rey, pero afortunadamente él y los demás guerreros lograron vencerlos.
Mi madre era médico, y solía enseñarnos a preparar remedios caseros para curar heridas y enfermedades. A mi hermano, Ha Neul se le daba bastante bien, sin embargo, yo no era muy buena en eso... era más... como mi padre.
Mi hermano sólo tenía cuatro años el día de su muerte, por lo que no lo recuerda muy bien, pero aún así le pone triste pensar que ya no está con nosotros.
Aquel día estábamos sentados alrededor de la mesa del comedor, preparando un arreglo floral para llevarle a nuestro difunto padre.
El cielo era gris y llovía ligeramente.
Él ambiente era muy triste.
Mi madre recogía flores del pequeño jardín que estaba detrás de nuestro hanok.
Ha Neul estaba muy concentrado intentando unir las flores con un pequeño hilo.
Yo... sólo los observaba.

Pensaba en mi padre, y en qué sería de mi familia si el siguiera aquí.
Él era un Ichan, un hueso auténtico, de sangre azul, y también uno de los mejores guerreros de Silla.
Mi madre siempre se ha dedicado a la medicina, pero aún así ocupa un puesto importante entre las clases sociales de Silla, ella es una Dae-achan.
Eso significa que tanto yo como mi hermano somos huesos auténticos, ambos somos Ichan, ya que siempre se hereda la clase social del padre. 
Por lo tanto, somos una familia importante dentro del reino.
Pero desde la muerte de mi padre, hay días en los que hemos estado casi en bancarrota, y sólo sobrevivimos gracias al trabajo de mi madre, quien de repente interrumpió mis pensamientos.

-Ha Ra -Dijo mientras entraba por la puerta trasera- Ve a comprar una col china y ajo al mercado, prepararé kimchi para cenar.

Me dió dos monedas de plata, asentí y salí por la puerta delantera.
Tenía ganas de salir, de respirar aire fresco.
Era un día terrible, pero quería relajarme un momento.
Caminé hacia el mercado, tranquilamente.
Y al parecer estaba algo sumergida en mis pensamientos, pues me tropezé con un chico que iba caminando y accidentalmente tiré las cosas que él llevaba cargando.
Le ayudé a recogerlas, me levanté e incliné la cabeza en señal de disculpa.

-Lo siento, a veces... soy un poco torpe

Al no recibir respuesta, me di cuenta de que el chico me estaba mirando.
Era muy lindo.

-No hay problema -Dijo al fin

Volví a disculparme y seguí caminando hacia el mercado sin mirar atrás.
Me moría de vergüenza.
Y entonces llegué al puesto en el que vendían las verduras.

-Disculpe -Dije a la mujer que atendía-¿Me podría dar una col china y unos cuantos dientes de ajo por favor?

La mujer me entregó la col y el ajo en una bolsa de tela y yo busqué la pequeña bolsa con las dos monedas de plata.
No estaban.
Entonces... ¿Dónde estaban?
Seguramente se me habían caído cuando me tropezé con aquel chico.
No sabía como iba a pagar.
Demonios.
Si le decía a mi madre que se me había perdido la plata, me mataría.
Me armé de valor y me dirigí a la vendedora.

- Lo... lo siento, pero no tengo con que...

En eso ví que un chico puso dos monedas de plata justo enfrente de la mujer.

-Lo pagaré yo -Dijo él

Me le quedé mirando, no era el mismo chico con el que me había tropezado hace un momento, aunque también era bastante lindo.
Se dió cuenta de que lo estaba mirando...
Rayos.

-¿Qué? -Dijo

Rápidamente aparté la mirada.
La mujer tomó las monedas de plata y le entregó la bolsa al chico, quien después me la ofreció.
Estaba a punto de tomarla y él la apartó al instante.

-¿No vas a agradecerme? -Preguntó
-Gracias -Dije, y luego incliné la cabeza en señal de disculpa - Lo siento
-No importa - Sonrió - A cambio déjame acompañarte

Comenzó a caminar y yo me quedé ahí, de pie.

- Está bien, pero... ¿Cuál es tu nombre?

Se detuvo y me miró fijamente, sonriendo.

-Mi nombre es Soo Ho, ¿Y tú eres...?
-Ha Ra
-Ha Ra... Lindo nombre
-Gracias..
-Anda, déjame acompañarte -Dijo

Entonces asentí.
Quizás debía darme la oportunidad de conocerlo, además era muuuuuy lindo, podría tener una oportunidad con él...
Ha Ra... ¿En qué estás pensando?

Hwarang Yeoja  화랑 여자  (Chica Hwarang) EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora