- ¡Ustedes tres! ¡Acompáñenme!
El Coordinador de disciplina llevo a los tres morosos al patio. Allí deberían quedarse, parados las cuatro horas que durarían los exámenes del día. Debían ser vistos por sus compañeros, era necesario. A pesar del sol, era importante que se mantuvieran en el centro del colegio y junto a donde flameaba la bandera nacional. Durante el proceso, los estudiantes podían ir al baño hasta tres veces, tomar del agua o refresco que habían traído y realizar alguna flexión. Para recrearse, el anciano instructor los hacía cantar el himno y rezar.
La situación en el recreo era distinta. En ese momento, debían quedarse en posición de firmes sin hablar a los demás, sin parpadear de ser posible. Mientras lo hacían, el instructor arengaba al resto de los estudiantes.
- ¡Estos alumnos son símbolo de la dejadez de sus padres! ¡Signo de la crisis del país! ¡Adviértanles o terminarán así el día de mañana!
Las lágrimas no eran una solución, por eso las evitaban. Eso solo aumentaba las arengas y generaba más gritos.
- ¡Acá no se llora! ¡Se asumen las responsabilidades! ¡Díganle a sus padres que paguen la pensión!
Los estudiantes podían ser vistos desde cualquier ángulo del plantel. Los murmullos eran inevitables. "No ha pagado desde hace tres meses", "Dicen que su mamá lo cambiará", "todos sus cuadernos son donados", "mira que ni lonchera trae". Las burlas continuarían después, siempre con un tono de compasión cargado de un ligero desprecio. Las salidas al baño eran motivo para construir las más diversas historias de los castigados del día, lo cual hacía más entretenido el día, siempre cargado de reglazos en la cabeza y las manos.
Antes de la hora de salida, el Instructor obligó a los estudiantes al necesario "castigo físico" (ranas, planchas, canguros). Tras una arenga final, indicó que tomaran sus mochilas y les recordaran a sus padres que debían pagar la pensión con prontitud. Toda esta indicación en voz alta, como para que el distrito entero lo escuchara.
Al día siguiente, una larga fila de padres de familia esperaba en Tesorería.
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Expedientes secretos :)
Random¿Alguna vez te preguntaste cuánto sabe un profesor de sus alumnos y alumnas? Más de lo que crees. Más de un secreto llega sin pedirlo a nuestros oídos. Algunos se pueden contar, otros se quedan en el olvido. En este conjunto de relatos encontrarás...
