La batalla de Arica

3 0 0
                                    

Mi padre no murió aquel día.

Nunca se perdonó la inesperada derrota de su amada fragata "Independencia", tras una mala maniobra en la infame Punta gruesa durante los primeros días de la guerra. Aquella vez, salvó de la muerte por el sacrificio de sus compañeros ametrallados por la cañonera "Covadonga" y la llegada oportuna del monitor "Huáscar" para salvar a los sobrevivientes. La burla y el deshonor lo persiguieron desde entonces, tanto a él como a sus compañeros. Por ello, después del desastre aceptó las misiones casi suicidas que la guerra sabe brindar, pero jamás volvió a subirse a un barco. Estuvo en la masacre de Pisagua y vio morir a sus mejores amigos, luchó en las sicarias arenas de Tarapacá al mando del valiente Cáceres. En el "Alto de la alianza" estuvo a punto de saborear la victoria ante la llegada del "Batallón de colorados" bolivianos, pero la desidia de los generales y la ausencia de refuerzos culminó en una nueva y contundente derrota, acompañada del repase de los pocos camaradas que le quedaban. Mi madre, quien lo asistía debido a dos mortales heridas, puso su pecho para impedir la bayoneta certera en quien buscaba reivindicar su nombre y el de su país. En el jolgorio y embriaguez de la victoria, los chilenos saquearon Tacna y alrededores. Mientras tanto, algunos osados buscaron sobrevivientes entre los cuerpos regados en el inclemente desierto. Allí lo encontraron, echado frente al cadáver de su querida rabona, junto a otras mujeres que yacían inertes también, al lado de un fusil o una pistola.

Mis abuelos arriesgaron todo y fueron a buscarlo antes que se quitara la vida. "Tranquilos – les dijo – la pólvora se gasta en el enemigo". Lo trajeron a Arica junto con los restos de mi madre. En el entierro no hubo lágrimas, solo rabia y una bandera blanquirroja que envolvió el ataúd. No lloré, pero tampoco podía canalizar el hambre y sed de venganza tomando un fusil. "Eres muy niño", decían. Los días siguientes trató de hacernos olvidar lo que ya sabíamos, que la derrota de nuestro ejército era contundente y estábamos rodeados. Recordó las tardes del almuerzo y lo que conversábamos después. "Este es nuestro morro" – decía sin nostalgia – "Tuyo, mío, de tus hermanos. ¿Les conté que fue allí que le pedí matrimonio a tu madre?".

Días después y pese a sus heridas, decidió enrolarse en la defensa de nuestra amada Arica. A pesar que ya no había nada que proteger, salvo el honor. Al salir de casa me dio un beso en la frente y también a mi hermanito, despidió a mis tías y abuelos. "Tranquilo hijo, el país se lleva en el alma – me dijo sonriendo – cuando falta el territorio siempre queda el corazón".

Algunos conservan la esperanza. Dicen que llegarán tropas desde Arequipa, que han sido enviados emisarios para traer nuevos barcos de guerra y conseguir empréstitos, incluso que hay negociaciones de paz a cambio de dinero. Todas son mentiras. Ni siquiera se conoce quien está de presidente y qué decisiones han tomado en la lejana capital. Lo único certero es que los chilenos han tomado todo el sur, los bolivianos nos han abandonado, más de seis mil hombres del ejército enemigo están por llegar y un puñado de valientes intentan luchar contra el destino.

La batalla ha iniciado. Desde mi casa se distinguen los humos y gritos de combate. Observo la polvareda del morro y como cesan progresivamente los fuegos de artillería, la lucha no ha durado mucho. Los uniformes chilenos parecen infinitos y no cesan de llenar los cerros y las playas, el fuego de la resistencia ha terminado y con ello el inicio de la defensa de la plaza.

Papá ha muerto, lo sé. La bandera enemiga flamea en la punta del morro. Los enemigos bajan dando gritos de furia hacia la entrada de la ciudad. Los que quedamos hemos decidido no huir. ¿Importa ya que edad tenemos? Fieles a la consigna de Bolognesi, esperamos con las armas que quedan al ejército invasor.

Al unísono y mientras se acercan las mortales bayonetas, se eleva nuestra voz:

- ¡Arica no se rinde! ¡VIVA EL PERÚ!

El sur peruano, 07 de junio de 1880 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 13, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Expedientes secretos :)Where stories live. Discover now