CAPITULO IV "El Cumpleaños de Elsa"

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Todo se estremeció, todo lo que podía ver... desapareció, el guardián que estaba espiando desde lo más alto de una colina en Arendelle sintió algo, ese algo que todos sentimos cuando encontramos a alguien que te revuelve el estómago. Sintió como su corazón empezó a latir más fuerte de lo normal, el bastón temblaba a causa de sus manos, lo cual hacia que el bastón lanzara pequeños rayos de hielo, y lo más común, se le puso la piel de gallina. Sus ojos quedaron clavados en ella, en la reina; en ese cuerpo delgado con su vestido suelto color celeste, su pelo rubio y sus ojos azules iguales a los de Jack. La mirada era perfecta y parecía pálido de lo nervioso que se encontraba pero la situación fue interrumpida, Elsa estaba volviendo al castillo. Jack pensó en seguirla pero con temor, toda la gente de ese pueblo lograba verlo y no quedaría bien que se infiltre al lujoso castillo sin ninguna autorización previa, pensó Jack.

Devuelta en su castillo, Elsa seguía preguntándose de cómo pudo ocurrir todo eso y por qué. La duda ante esa situación la dejaba pensando en blanco. ¿Tenía que ver con los otros sucesos? ¿Qué es lo que está saliendo mal de mí? La reina no encontraba respuesta. Cuando entro al castillo olvido por completo que estaba con Anna lo cual la llevo a que diera toda la vuelta del castillo hasta encontrar a Anna en su habitación.

-¿Está todo bien?- pregunto Anna

-Si- mintió Elsa –No fue nada grave, ya se descongelo y lograron partir-

-Es injusto que nos tengan que molestar en tu día libre, que no pueden resolver ellos las cosas, nosotras siempre tenemos que estar ahí dando solución a todo- se quejó Anna

-Soy la reina y tú la princesa... es nuestro trabajo- acoto Elsa

-Lo siento, no estoy acostumbrada a esto- dicho esto las hermanas olvidaron el suceso reciente y siguieron con su día libre tratando de preparar las cosas de la boda. Estuvieron todo el día viendo los modelos de los vestidos. Llego la tarde y las hermanas decidieron empezar a ver dónde seria la boda. Como siempre estaba la sala para cualquier evento, a Anna le gustaba pero le parecía muy exagerado los colores que decoraban esa sala. Quería algo más verde que combinara con los vestidos que a ella le gustaba. Se pusieron en contacto con los encargados de la fiesta y estuvieron revisando todos los detalles para empezar a organizar cuando empezarían a preparar todo, la boda seria en un mes y las cosas debían ya de estar listas, pensó Elsa. La reina siempre fue organizada en su vida, cuando tenía que hacer algo, lo hacía con tiempo. No le gustaban las tardanzas y menos cuando se trata de algo importante como una boda.

-A partir de la semana que viene empezamos a decorar todo para que quede esplendido su alteza- acoto el encargado

-Wiii genial- dijo Anna exaltada –Estoy tan emocionada- Anna empezó a saltar de locura por el salón

-Nunca cambia- pensó Elsa con una sonrisa en su rostro

Llego la noche a Arendelle y las hermanas seguían juntas disfrutando del día libre que tenía Elsa. Kristoff arribo con toda la ropa cubierta de nieve.

-Fue un día agotador, pero tuve suerte- dijo cuándo las vio a las hermanas mientras descargaba todas sus herramientas

-¿Qué tal Sven?- pregunto Elsa

-Cansado, le deje muchas zanahorias para que pudiera sacarse esa hambre que siempre le agarra apenas terminamos de trabajar-

-A veces hasta quiere arrancarme mi nariz- Olaf se incorporó a la conversación

-AH Olaf justo a tiempo, chicos vengan conmigo... Elsa, quédate aquí- Anna agarro de la mano a su futuro marido y a Olaf sacándolos de la sala donde estaban con Elsa. Anna los llevo lejos de la reina para tener una conversación secreta

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