"Ahhhh…..mmm……mmmmm….." Gemía tiernamente, pasando mi lengua por los labios mientras mis pechos eran apretados vigorosamente y varios dedos coquetos pasaban a toda velocidad alrededor de mis pezones, dándome deliciosos escalofríos.
Y entre mis piernas la cosa no iba mucho mejor, y con una exquisita impotencia podía sentir como varios dedos entraban agresivamente en mi intimidad y jugaban deliciosamente con cada milímetro de piel, hasta que después de algunos segundos llegaba una nueva mano y hacia lo mismo, para entonces volver a repetir el ciclo…
Pero para mí frustración me di cuenta cada mano me acariciaba de forma diferente. El ciclo nunca se completaba, porque justo cuando me sentía a punto de llegar al límite llegaba una nueva mano y peleaba brevemente con la anterior, tomando su lugar. Entonces volvían las caricias, pero de una forma diferente, y cuando de nuevo comenzaba a acostumbrarme, pasaba lo mismo y me cortaba la inspiración.
"Ahhhh…..ahh…….mmmm…" Gemí a modo de queja, pero fui ignorada. Quería un orgasmo YA, pero con impotencia supe que las manos no se pondrían nunca de acuerdo, y me sería muy difícil venirme en estas circunstancias.
Pero oh Dios… lo deseaba tanto. Todo mi ser quería sentir ese delicioso fuego entre las piernas. Vendería mi alma al diablo por tener uno, ya.
Pero mi premio no llegaba…
Y así, durante 20 minutos fui manoseada hasta el cansancio, por todos lados. Y aunque todo había sido riquísimo, exquisito y delicioso… Mi calentura estaba al mismo nivel que mi frustración, a mil por hora, y a este ritmo algo tendría que pasar.
Y creo que Mateo se dio cuenta también de mi situación, porque de repente le dijo a sus amigos: "Bueno, ya idiotas, dejen a mi Megancita en paz… váyanse a su casa."
Y claro, las protestas no se hicieron esperar: "Pero Mateo…" "No, no nos digas esto, es que… " "Que poca Madre, en serio."
Pero la decisión estaba tomada. Yo era un manjar demasiado apetecible como para dejarlo a que se enfríe en la cama. Y así me quede en silencio mientras oía como uno a uno los chicos iban saliendo de la habitación, hasta que la puerta se cerró, y nos quedamos solos Mateo y yo.
Entonces oí que Mateo iba al closet cercano por algo, y luego se acostó a mi lado y con un gesto dominante me hizo ponerme de ladito, con mi espalda hacia él. Y para sorpresa mía me tomo de las manos y me obligo a ponerlas en la espalda, donde rápidamente amarro mis brazos con una cuerda.
"¿Pero qué… haces?" Pregunte en voz baja, temblando de la emoción.
"Nada, solo me di cuenta de que te gusta obedecer." Dijo Mateo mientras ataba ahora mis tobillos. Trate de moverme un poco, pero era inútil Las ataduras estaban muy bien hechas, y eso mas la venda me dejaba en una posición sumamente vulnerable.
"Estás loco Mateo… ¿Obedecer?" Respondí con sarcasmo.
"Si, obedecer. Por ejemplo, princesa, te tengo aquí atada y vendada… y no has hecho nada por defenderte."
"Pero… es porque me estas chantajeando por… lo de mi tarea." Dije apenada.
"No, no es eso, Megan. ¿Harías algo si te digo que de todos modos te pienso ayudar con la tarea? O sea, podría liberarte en este momento si tú me lo pides. Pero te gusta obedecer, naciste para eso, y sé que no lo harás…"
La voz de Mateo sonaba muy segura, y no sé porqué, pero su actitud me envió cosquillitas por todo el cuerpo. "Ay.. Mateo, estás loco.. yo…"
"Sabes que lo que digo es cierto, Meg, naciste para obedecer. Solo acéptalo." Dijo acercando su boca a mi oído, acomodando su cuerpo descaradamente contra mi espalda hasta quedar los dos de cucharita.
"Ah…" Se me escapo un gemido.
Oí que Mateo agarraba algo de su cajón, y luego también el inconfundible sonido de su zipper bajando.
"Te diré lo que viene, Megan. –Dijo en mi oído- Me estoy poniendo lubricante en la verga, y pienso darte por el culo como castigo por todas tus humillaciones."
"P…pero…" Proteste débilmente. Ayer había perdido la virginidad, y tenía muchas ganas de repetir."¿No te gustaría más si…?"
"Pero nada, princesa. Te daré por atrás, y si no admites que eres sumisa, te seguiré dando y dando, hasta que lo hagas."
Me quede en silencio mientras Mateo seguía con sus preparativos. No supe que decirle. La forma en la que había planteado mi situación me había acelerado muchísimo.
Aun de cucharita, Mateo pasó un brazo por debajo de mi cuello para sujetarme de forma dominante. Luego sentí como se agarraba el miembro con la otra mano, y entonces fue guiando la gruesa cabeza entre mis nalgas, hasta que la misma se apretó sin mucha sutileza contra mi ano.
"Ay.. M.mateo.." Dije a modo de protesta, pero el solo me sujeto aun más firmemente contra su cuerpo. Y sin muchos preámbulos Mateo dio un empujón vigoroso con sus caderas y su verga comenzó a meterse por mi culo, poco a poco.
"Ah… ahhhh…M..mateo…no…" Dije retorciéndome contra las ataduras.
"Shhhh, princesa… quietecita…" Me dijo respirándome en el cuello, lo cual me puso aun más caliente. Sin piedad, su miembro fue deslizándose sin piedad entre mis nalgas, hasta que con un empujón final quedo completamente enterrado en mí.
"M..Mateo…" Dije débilmente, sudando muchísimo.
Pero esta vez no había tiempo para sutilezas.
Mateo comenzó a mover sus caderas en un ritmo brutal, avasallador. Me puse inmediatamente tensa al sentir como su poderosa serpiente me bombeaba el culo con furia, como me golpeaba las entrañas una y otra vez como si quisiera partirme en dos. La cama comenzó a zarandearse VIOLENTAMENTE y solo pude apretar los puños con impotencia. "Ay…..M..mateo…ahh….mmm…" Gemí con una actitud infantil, mientras él me respiraba bruscamente al oído.
"¿Así te gusta, Megan? ¿Qué tu nerd te haga esto? Dímelo." Me dijo con una voz cachonda, acelerando aun más el ritmo de su penetración.
"No…no me… gusta…" Respondí entre gemidos.
"¿Ah no? Pues vas a tener que admitirlo hoy, Megan… "
La sensación era deliciosa. Ahí estaba yo amarrada, vendada, sin poder resistirme a nada mientras era sodomizada cruelmente. Mis nalgas rebotaban contra el cuerpo de mateo una y otra vez, recibiendo el más exquisito de los castigos mientras el ardor sexual en mi ano me estaba volviendo loca.
Y me di cuenta que mi resistencia se acercaba a su final. Ante tanto placer no podría mantenerme "digna" por mucho tiempo más.
"Dilo, Megan, di que naciste para obedecer. Dilo." Decía insistentemente Mateo en mi oído, y al verme tan cerca del precipicio decidió aumentar mis dificultades. Su mano se deslizo entre mis piernas y comenzó a frotar agresivamente mis intimidades, logrando que me estremeciera lujuriosamente.
"Ahhh…..Mateo…no.. puedo.. mmmm…" Dije mordiéndome los labios. Y ante las repentinas atenciones mi clítoris no me estaba ayudando en nada, y lo sentía al rojo vivo, deseoso de soltar su preciosa cargade placer en mi indefenso cuerpecito.
"Si, si puedes... dilo."
Dije que no con la cabeza, pero sabía que no podría aguantar mucho mas.
"Dilo… dilo….dilo…"
"…N.no.."
"¡Dilo...!"
"..n..no, no puedo…"
"DILO…"
"n.no….."
Mi respiración se cortaba con cada acometida, y con la lujuria mas infinita podía sentir como su verga se movía a placer dentro de mis intestinos, esperando el momento para soltar su veneno y completar su victoria. Y el calor entre mis piernas fue aumentando hasta que se volvió insoportable, y mi voluntad comenzó a caerse a pedazos…
…Y el momento finalmente llego.
"M..me…gusta…obedecer."Dije con voz débil
"Dilo de nuevo…" Me dijo al oído Mateo, respirando agitadamente sin detener ni un segundo su brutal martilleo.
"Me…gusta..obedecer..…ahh…"
"… te falto decirme "Amo" Dijo Mateo de forma juguetona.
"..Amo…"
"Uff, Megan, eso prende, dilo mas."
"Amo… ahh…mmm.." Dije poniendo una carita de angustia, sintiéndome la peor de todas al decir esas cosas, pero a la vez excitadísima.
"¿Te gusta que un simple nerd te este dando por el culo, princesita presumida?"
"S…si…Amo...ahhh…mmmm…." Asentí con la cabeza, apretando los puños.
"¿Y qué ese nerd te llene a cada rato el estomago y la boca de semen?"
Y oír eso me calentó aun mas, si acaso era posible, e inconscientemente me apreté contra su cuerpo, jadeando con lujuria desmedida mientras su verga seguía taladrándome sin piedad el ano, a la vez que sus dedos hacían maravillas contra mi sexo, preparándome para el más brutal y delicioso orgasmo de mi vida. "Uf….sí, Amo...mmm…"
De repente sentí una suave cachetada. ¡Slap…!
"Ay.. M..mateo…" Dije a modo de protesta.
"Pídeme más, dime qué quieres verga, Megan.. "
"Ahh...mmm…M.Mateo…quiero verga…"
¡Slap…!
"¡Mas…mas, pídeme que te llene el culo de semen, Megan!" Dijo Mateo moviendo sus caderas cada vez más rápido, a punto de venirse.
"¡M.mateo…lléname.. el culo..de tu leche…lléname..lléname, M.mateo…uf...Mateo…" Dije casi gritando, sin importarme nada.
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El nerd y la porrista.
Randomxx : bien sabes que te gusta ser domada abmitelo te gusta . espero y les guste a todos.