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"Uff… ¿La niña fresa quiere su lechita?" 
"S..si, .. por el culo..si...uff…." Dije con desesperación, dejando escapar un tierno gemidito. Y Mateo no pudo más. Al oír eso último, se apretó contra mis nalgas con una fuerza brutal, y sentí como su espeso y ardiente semen empezaba a llenarme el culo.
"¡M.megan… Ahhh..MMmm…!" 
"Ahh….M.mateo.. " Gemí con impotencia, luchando contra mis ataduras. Pero era inútil. Había sido sometida, manoseada y sodomizada, y ahora estaba recibiendo la semilla de mi verdugo en mis entrañas. Y ese pensamiento fue el detonante del mas brutal y despiadado orgasmo de mi vida…
…Y mi cuerpo se retorció lujuriosamente entre mil gemidos, abrasado por el delicioso fuego que entre mis piernas se expandía a toda mi piel, durante agónicos minutos que me parecieron horas, hasta que...
…Poco a poco fui volviendo en mí. No sé cuánto tiempo paso, pero Mateo seguía respirando agitadamente contra mi oreja, temblando por la emoción, mientras su cuerpo perdía fuerza poco a poco en mi interior. 
Trague saliva, sintiendo un calor tremendo. El ardor entre mis nalgas era exquisito, y el saber que había sido abusada de tal manera me había prendido como nunca hubiera pensado. La humedad entre mis piernas era evidente, y casi parecía que hubiera tenido un delicioso accidente. Entonces Mateo me abrazo fuertemente por la cintura y se apretó contra mi espalda, para decirme al oído:
"¿Ves como te gusta obedecer, niña fresa?"
"S.si. " Dije poniéndome roja de la vergüenza, respirando con dificultad.
"¿Si qué?"
"S..si, M.mateo… perdón, Amo." Dije de nuevo, aun con más pena. Una cosa era saber que me gustaba obedecer, otra controlar la impotencia que sentía al rendirme así.
"¿A la princesita le gusto sentir un palo en el culo?"
"Uff.. si.." Dije con una risita sexy.
Mateo me dio un beso en la mejilla y limpioun poco del sudor en mi rostro y cuello, para luego salir de mí cuerpo. Pero por su actitud supe que no se detendría con lo que acababa de pasar, y entonces con mucha delicadeza me cargó entre sus brazos y me coloco debajo de su escritorio, arrodillada hacia la silla. 
"¿M.mateo? ¿Qué…?" Pregunte sin poder hacer nada al respecto, pero el me tranquilizo con una caricia.
"Shhh, Meg. Aun tienes que hacer algo por mí."
Y estando ahí abajo me sentí súper incomoda, ya que el espacio era pequeñísimo. Y el estar atada de pies y manos, y con una venda en los ojos no ayudaba precisamente a que me sintiera mejor. Pero aun así, él ser tratada de esa manera…
.. Me tenia excitadísima. 
"No te vayas a levantar, Megan, te podrías golpear." Dijo entonces Mateo con una voz juguetona, y luego oí como se sentaba frente a mí y acercaba la silla. "Veras, princesita, aun me falta una hora para acabar tu tarea, y durante TODO este tiempo vas a estar aquí abajo mamando. ¿Esta claro?"
"S..si.. Amo." Dije poniendo una mueca sexy.
Entonces Mateo acerco su silla aun mas al escritorio, aprisionándome en el reducido espacio. Entonces me agarro la cabeza y me fue guiando hasta su miembro, que ya había recobrado fuerzas, y con un delicioso gesto…
…me lo metió en la boca.

*** 1 hora después, en mi recamara ***

Llegue a mi recamara cansadísima, y después de colocar mi tarea en mi escritorio me deje caer en la cama. 
"¡Uffff!" Dije con un cansancio tremendo, y me quede así quietecita sobre la cama. Tenía la mandíbula adolorida, ya que Mateo me había tenido mamándosela abajo del escritorio casi 50 minutos, y nunca pensé que tendría la resistencia para venirse dos veces más.
"¿Cómo… aguanta tanto el nerdcito?" Dije débilmente, frotando mi rostro suavemente contra la colcha.
Pero a pesar de todo me sentía feliz… y confundida. 
Aunque me daba mucha vergüenza admitirlo, había descubierto mi naturaleza sumisa. Bueno, muchísima vergüenza, de la peor. Era indignante y humillante lo que Mateo me acababa de hacer… pero de alguna forma eso había multiplicado mis sensaciones sexuales por mil, y al final todo había sido exquisito, inigualable, delicioso. 
Pero el haber perdido así mi voluntad y auto-control me había asustado muchísimo. El recordar cómo le había rogado a Mateo que me la metiera más, que se viniera adentro de mí, mis gemidos descarados…
…Me hacía sentir la más puta del universo, una perra que entra en celo y no le importa nada más que ser cogida.
Una cosa era clara: De esto nadie debería enterarse nunca. NUNCA. Nadie debería saber nunca que la orgullosa Megan tenía esos deseos. 
Y aunque me costara aceptarlo, Mateo estaba pasando de ser un chantaje a una necesidad. Simplemente, lo sabía. Necesitaba tener a alguien dominante en mi vida, pero en secreto. Alguien que me sometiera, que me domara y que fuera discreto.
Y la relación que tenia con Mateo parecía ser ideal. En público el era tímido y yo arrogante, pero en privado él se volvía dominante y yo sumisa. En fin, tal para cual. Pero como sea, no pensaba ponérsela fácil al nerdcito. 
Si Mateo quiere domarme, tendrá que sufrir. Y mucho. 
Y con una coqueta sonrisita me fui quedando dormida…

El nerd y la porrista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora