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la urgencia 

*** 3am, recamara de Megan ***

Estaba profundamente dormida, cuando de repente sonó mi celular.

Ring…..ring…..ring……ring….
Y aunque entre sueños traté de ignorarlo el maldito aparato seguía sonando insistentemente. Finalmente no pude más y contesté…
"¿Bueno?" Dije adormilada.
"¡Megan, necesito que vengas inmediatamente a mi casa, es importante!" Dijo Mateo con prisa en la voz.
"Ay Mateo... Son las 3 de la mañana. ¿No puede esperar?"
"¡No, es urgentísimo que vengas!"
"Ay… bueno. Espérame, ya voy."
"Gracias, princesa. Aquí estaré."
Click.
Me quede unos segundos más acostada, tratando de despertarme mientras mil preguntas recorrían mi mente. 
¿Por qué Mateo me había llamado a esta hora? ¿Le habría pasado algo? 
Mi curiosidad y nervios aumentaban con el pasar de los minutos, hasta que se volvieron casi insoportables. Entonces me senté en el borde de la cama y revisé rápidamente que mi linda pijamita de seda blanca estuviera presentable, pero con el movimiento la plaquita en mi cuello hizo un sonidito metálico y volví a acordarme del collarcito.
"Estúpido Mateo." Suspiré con irritación, pasando mis dedos por el collar. No había nada que odiara mas en este mundo que el collarcito pero tendría que vivir con él hasta que se me ocurriera algo para convencer a Mateo. Pero eso sería en otra ocasión, ahorita tenía que ir a ver que le había sucedido.
Entonces agarré uno de mis ositos de peluche de la cama y bajé las escaleras de mi casa hasta llegar a la entrada. Pero al abrir la puerta sentí un poco de miedo, ya que el vecindario se veía súper tétrico con todas las casas apagadas y ni un solomovimiento en la calle. 
Entonces apreté con fuerzas el osito y caminé rápidamente hasta la casa de Mateo. Y apenas llegué entré como desesperada por la cocina y luego subí muy sigilosamente las escaleras, tratando de no despertar a sus papas, hasta que finalmente llegue a su recamara. 
"¿Mateo?" Dije en voz baja, asomándome. Y ahí estaba él, jugando como si nada frente a su Xbox.
"Megan, pasa y cierra la puerta con seguro." Me respondió con una sonrisa, apagando la tele.
Obedecí rápidamente y entonces me dijo: "Que bueno que llegaste, me urge metértela por el culo. Toma el lubricante de mi buró y acomódate boca abajo en la cama, en posición fetal."
"¡¡¡¿QQQQQQQQQQQQQQUEEEEEEEEE?!!!" 
"Shhhhhhhhh… calladita, Meg, vas a despertar a todos. Y sí, lo que oíste, necesito tus nalgas."
"¡¿Esa era la maldita urgencia, estúpido?! ¡Y yo que venía preocupada porque algo te hubiera pasado!"
A Mateo se le enterneció la mirada por un segundo. "¿En serio te preocupaste, Megan?"
"Eh... no, claro que no. Nada. Y al ver esto, menos. ¡Mateo, eres un idiota! Me voy a mi casa…"
"Un momento, Princesita, si mal no recuerdo tu me perteneces. ¿O ya lo olvidaste?"
Esto era el colmo. Apreté los puños con coraje y sin poder controlarme lancé el osito de peluche con todas mis fuerzas y le atine a Mateo exactamente en la cara. Y al ver como se iba para atrás me sentí súper feliz, casi a punto de gritar de alegría…
Pero…
Me había olvidado de sus lentes, los cuales salieron volando y cayeron hechos pedazos al suelo.
"Megan, ¿Pero... en que estabas pensado?" Dijo Mateo agarrándose la cara con dolor mientras buscaba en el suelo sus lentes. Y cuando los encontró me miro con un odio que no le había visto nunca.
"P.perdoname, Mateo, yo... se me olvidó que… tus lentes..." Dije apenadísima.
Mateo tomó sus lentes del suelo, ahora llenos de grietas y doblados, y volvió a mirarme sin decir nada. Y yo me sentía la peor de todas, súper chiquitita, con la cara roja de vergüenza. 
"Esto cambia las reglas, Meg... esos lentes eran carísimos." Dijo Mateo mientras sacaba un par de repuesto de su cajón.
"Ay.. Mateo, perdóname... por favor, yo... no quería.."
"Pero lo hiciste, Meg, y tendré que castigarte."
"¿Q.que… piensas hacer?" Le pregunte con miedo, arrinconándome yo sola contra la esquina del cuarto.
"Para empezar, el sistema de las fotos se termina. Eres mía por completo. ¿Lo has entendido, Princesita?"
Bajé la mirada asintiendo, reconociendo mi culpa. "S.si.. Mateo.." 
"Muy bien, Meg. Y en esa misma línea te exigiré obediencia. Una mala cara, insulto o lo que sea... y subiré TODAS las fotos a la red. En otras palabras tendrás que ser una novia fiel, amorosa y obediente para mí. Sé que no me amas pero eres buena actriz, así que convénceme. ¿Entendido?"
"S..si.. si, lo entiendo.." Dije con la cara roja de pena.
Entonces Mateo sonrió ligeramente y me puso una mirada picara. "Y una cosa mas... en privado me gustaría que me llames "Mi Señor""
"¿Qué? Mateo, eso es... absurdo. Por favor. Es lo más tonto que he oído en… " 
"Ah… ¿No quieres obedecer?" Respondió Mateo en un tono desafiante.
"N.no, yo… yo no dije eso... solo dije que… "Me asusté.
"¿No dijiste eso, QUE?

El nerd y la porrista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora