Capítulo 10

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Pasaron dos meses y Luke seguía sin saber nada de su padre, ya ni siquiera podía hablar con su madre debido a que su maestro le había cancelado todas las visitas mensuales y sólo la veía de muy vez en cuando en el Templo o quizá en la ciudad de vez en cuando en alguna misión con su maestro, incluso había perdido comunicación con Enyel y los niños debido a que este se había ido junto con el maestro de Mina y sus respectivos aprendices a una misión en el espacio, dejándolo solo.

Ese día, aprovechando que su maestro estaba fuera, se decidió a buscar a su madre, la buscó en el Senado, en la casa y en los lugares que ella solía frecuentar, pero nada, ningún lugar al que fue le funcionó, era como si se la hubiera tragado la tierra, ocultando su frustración volvió al Templo donde encontró a su maestro, al verlo hizo una pequeña reverencia antes de recibir un manotazo en la cara.

—¡Otra vez!—exclamó Quink.—¿Que acaso no hablas español? Ya te he dicho no sé cuantas veces que no salgas de aquí sin mi permiso, además te dije que no podías ver a tu madre.

—No puedes negarme eso—se atrevió a replicar el chico harto de todo aquello.

—¿Qué has dicho?— preguntó Quink arqueando una ceja.

Esa era su oportunidad podía quedarse callado y fingir que nada había pasado, pero ya estaba harto, no lo iba a permitir, no de nuevo, ya había tenido suficiente. Levantó la cabeza y lo miró, Quink lo tomó de la barbilla y lo jaló hacía abajo para bajarle la cabeza, pero Luke lo apartó con brusquedad.

—No puedes negármelo, soy tu aprendiz, no tu mascota, ya me harté que hagas conmigo lo que se te venga en gana, yo iré a ver a mi madre y hablaré con mi hermana todo lo que me plazca, no me importa lo que tú...

Quink lo calló de un golpe mucho mayor que los que le había dado antes, pero Luke no se dejó vencer tan fácilmente, se levantó de un salto y lo miró con desprecio.

—Vuelve a hablarme así y desearás no haber nacido— le advirtió Quink a la vez que cogía la vara que estaba junto a la puerta.

El chico no tardó en recibir un golpe en el estomago, sin pensárselo mucho esquivo el siguiente golpe e intentó salir, pero unas manos lo detuvieron.

—¿A dónde vas niño? Es la primera vez que demuestras agallas y te vas tan pronto.

Lo tiró contra la pared y cerró la puerta con seguro, el chico cerró los ojos esperando el golpe que estaba por venir, y no se equivocó.

Se revolcó, grito, pataleó, intentó escapar, llamó a su padre por la mente, pero nada daba resultado, su padre estaba demasiado lejos, la sala estaba hecha especialmente para que no se escuchara lo que pasaba dentro y Quink era mucho más fuerte que él. No tenía idea de cuanto tiempo había pasado, podría ser un par de minutos quizás una hora, pero al pobre chico se le hizo eterno, dándose por vencido se quedó tirado en el suelo jadeante y tembloroso, ya no podía hacer nada tan sólo aguardar, igual que siempre, aguardar y seguir aguardando.

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Después de pasar todo el día a las afuera de la ciudad en compañía de sus doncellas y un par de guardaespaldas, volvió a su casa, por un momento quiso pasar al Templo a buscar a su hijo, ya hace como un mes que no lo veía, pero ya se estaba haciendo de noche y Slandhar, su protector, no le permitiría ir, así que volvió a su casa.

Estaba a punto de acostarse cuando escuchó un ruido en la plataforma de despegue, sin pensárselo mucho bajó corriendo esperando que fuera Anakin, pero no era así, en su lugar encontró a Luke, al verla el chico corrió hacía ella y se lanzó a sus brazos, la senadora no dudó en corresponderle al abrazó sorprendida y se sorprendió aún más al escucharlo sollozar.

—Shhh tranquilo, todo está bien.

—No, no lo está, perdóname, perdóname—no dejaba de repetirlo y Padme no lograba entender que sucedía.

Sin encontrar palabras para consolarlo lo estrechó más contra su pecho y lo metió en la casa, lo llevó a la cocina, lo dejó en una silla y le preparó un té, al volver a donde estaba Luke casi se le cae el vaso al notar que estaba todo golpeado y sangrando, conteniendo un grito corrió a su lado y le miró las heridas, se apresuró a darle el té y pedirle a C-3PO que le trajera algo para curarlo.

Lo llevó a la habitación, le colocó una manta en los hombros y lo sentó en la cama, un segundo después volvió C-3PO con las cosas necesarias, la senadora se apresuró a curarle las heridas con delicadeza, el joven siguió sollozando en silencio un largo rato, al terminar lo atrajo hacia sí y lo abrazó, era mejor que no volviera a ver a Quink pronto, de ser así ella misma lo mataría.

Al soltarlo, lo dejó descansando y bajó al recibidor, después de decirle a C-3PO que cuidara a Luke salió directo al Templo, al llegar fue directo a la habitación de Obi-Wan, ya que su esposo aún no había vuelto él era el único jedi en quien confiaba. Tocó la puerta y esperó, un minuto después la puerta se abrió dejando ver a un sorprendido Obi-Wan.

—¡Padme! no esperaba verla por aquí, pasa—dicho esto se hizo a un lado dejándola entrar.

La senadora no se sorprendió al observar que la habitación de Obi-Wan era igual a la de Anakin a excepción que la de Anakin era un completo desastre mientras que la de Obi-Wan estaba ordenada.

—Siento molestarlo maestro, pero tengo un problema—se disculpó Padme mirándolo.

El jedi cerró la puerta y le hizo un gesto con la mano para que se sentara a la vez que él se sentaba en un sillón junto a la ventana, Padme lo imitó sentándose en otro sillón al lado de la puerta.

—Si me dieran a adivinar supongo que se trata de Luke—dijo Obi-Wan sorprendiendo a Padme.

—¿Cómo lo sabes?

—Tengo telepatía—ironizó Obi-Wan divertido—no, es broma, Anakin me lo dijo antes de irse y hace un par de meses hablé con Luke, poco después de que Anakin se fuera.

—Sí, bueno, el caso es que Luke no quería decirnos nada, pero hace un par de horas cuando volví a casa apareció Luke, estaba todo golpeado no dejaba de decir que era su culpa y que lo perdonara—explicó Padme sin rodeos.

Obi-Wan se tensó al escuchar esto.

—Supongo que tú tienes una buena explicación para eso, ¿me equivoco?

—Fue Quink, estoy segura, no es la primera vez que llega así, ya van dos veces, al menos que yo lo haya visto.

—Es una acusación muy fuerte hacia un maestro jedi, si esto que dices es verdad, y créeme que estoy de tu lado, Quink podría terminar arrestado y expulsado de la Orden Jedi.

—Lo sé.

—Y si es mentira—prosiguió Obi-Wan— o se logra encubrir bien, seguirá aquí y seguirá siendo el maestro de tu hijo.

La senadora apretó los labios furiosa.

—De ser así lo sacaré, no me importan vuestras normas, si Quink sigue libre y no es encontrado un culpable no lo dejaré seguir entrenando, esto sólo le ha causado daño.

Obi-Wan asintió.

—Tienes todo el derecho, mientras tanto no lo dejes volver al Templo, mañana hablaré con el consejo—le aseguró Obi-Wan.

—Gracias, en verdad muchas gracias—murmuró Padme con una inclinación de cabeza.

Obi-Wan contestó con otra inclinación de cabeza, Padme se levantó para irse. El jedi la guió hasta la puerta y al despedirse añadió.

—Es lo menos que puedo hacer ahora que Anakin está lejos—dicho esto cerró la puerta dejando a Padme boquiabierta.

"Lo sabe"

Star Wars. Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora