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Antony estaba aburrido de su vida. No quería algo provincial, ya se había fastidiado. Quiere algo más emocionante antes de que su vida acabe, quiere ser como los protagonistas de películas o de los cómics, desea algo sensacional que lo haga sentir satisfecho con él mismo.

Sus vacaciones de verano habían comenzado apenas hoy. Se mantuvo pensando en lo desgraciada que es su vida mientras cenaba con su hermano mayor, Raine y Lou, su novia. Ambos estaban charlando sobre una serie que se está transmitiendo y lo buena que es, específicamente sobre la actriz guapa que le agrada a Raine, lo que molesta a Lou.

Antony no les prestaba atención, sólo escuchaba parloteos. Miró a Raine hablar y pensó en porqué tiene un fleco que cubre su ojo izquierdo, «parece un emo y más con su cabello negro que es súper lacio —pensó—, tampoco lo ayuda su piel clara y su cara de pocos amigos». Sin embargo, Raine es atractivo, según Lou y varias chicas que lo han visto. Aparte, él es un joven adulto formal en su manera de vestir: siempre pulcro y perfecto. «A pesar de eso, siempre luce cool, aún más cuando usa lentes de sol».

Después miró a Lou, «no creo que esa persona sea novia de Raine —volvió a pensar—, es lo contrario a él, no es para nada limpia y súper desordenada, no sabe hacer nada pero me agrada mucho». Lou tiene el cabello largo de un color gris oscuro con un fleco desaliñado sobre su frente, cuando trabaja lo sujeta con muchos pasadores de colores, combina con su tez suave y sus ojos amarillos. «Aunque tenga muchos defectos, hacen la pareja perfecta —ladeó su cabeza—. No lo digo yo, lo escucho de sus seguidores».

Antony prosiguió con sus opiniones sobre su familia mientras mastica su cena a una velocidad muy lenta.

—Tony, cielo, ¿estás bien? —Lou le preguntó preocupada al sujetar su mano—. Todo este tiempo has estado callado.

—¿Qué fue eso? —Raine interrumpió—. No eres su madre y ni lo intentes.

Naniiii?! —Lou exclamó.

—Estoy bien, no te preocupes —Antony respondio en una risita—. Gracias por la cena, iré a mi habitación.

Antony asintió agradeciendo otra vez y fue a su alcoba. Se lanzó hacia su colchón y rodó un par de veces sobre él.

—Esto es aburrido —dijo—. ¡Qué fastidio! —se quejó escondiendo su rostro en la almohada.

Sería una buena idea ir a buscar una aventura. Ya se ha cansado de los días monótonos que están por venir y por eso se ha decido en irse de vacaciones por su cuenta a escondidas. Tomó su mochila y metió lo necesario para sobrevivir. Iría a jugar con la nieve en el Reino Invernal. El viaje en el tren bala es de un día y medio, pues aquella región está al noroeste, algo retirado de Olimpo, la región en donde se ubica la Ciudad Forest, hogar de Antony.

Lo que él planea es salir por la ventana de su habitación, bajar las escaleras de evacuación e ir a comprar su boleto para el viaje más próximo. Obviamente esto no lo haría solo, le hizo saber a su mejor amigo Sebastian, quien en la mayoría de las veces tiene las mismas locuras que él. Tristemente  él respondió que estaba viendo una película de perritos con su madre, pero que haría lo posible para alcanzarlo.

Y así, Antony se escapó de casa con emoción en vez de sentir miedo. Se fue corriendo con su mochila en la espalda pasando debajo de las luces de los postes pensando en realidad que la luna lo persigue con su ejército de estrellas. Se siente bien esa adrenalina que aumenta cada segundo que pasa corriendo.

A esta hora de la noche los transportes públicos no trabajan. Por lo que va a tener que ir andando a la estación de trenes. Pero eso lo emociona aún más.

Tales of Gods and DemonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora