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Al despertar, Raine supo que algo andaba mal porque Lou no estaba a su lado, ella siempre se levanta tarde. Salió de la habitación hacia la cocina encontrando un desayuno listo en la mesa. Lou lo había preparado, se está quitando el mandil de gatitos coloridos y los pasadores de colores que sujetan su fleco.

—¡Buen día, amorcito! —sonrió animada—. Ya iba a ir a despertarles.

Raine entrecerró los ojos sospechando de todo esto. Está seguro de que Lou ha hecho algo e involucró a Antony. Aparte de que está sonriendo como cuando ha cometido una travesura.

—¿Dónde está Antony? —le preguntó.

—En su habitación, cariño —respondió—. No se ha despertado, ya iba a buscarlo de hecho.

—Bien. Yo iré por él.

Lou asintió y se sentó en la silla a espaldas del pasillo. Bebió un poco de leche y lamió sus labios, está nerviosa. Raine se dirigió a la habitación y al abrir la puerta se encontró con un enorme silencio: Antony no está.

Lou espera que Raine regrese lo más enojado posible. Ya está pensando en el color de su ataúd y las flores que pedirá que le lleven antes de que la mate.

—Lou, ¿dónde está Antony? ¿Por qué no está? ¿Salió con Sebastian temprano? ¿Dónde dejé mi celular? Voy a llamarlo ahora.

Al decir todo eso, caminaba de un lado a otro por el pasillo. Raine se preocupa al máximo por su hermano menor, por lo que no saber en dónde está le molesta.

—Lou, hay que ir a buscarlo.

—Tranquilo, él solo salió con Sebas —Lou movió sus manos de arriba hacia abajo como señal de tranquilidad.

—¿A dónde?

—No me dijo.

—¿Por qué no le preguntaste?

—Porque no.

Raine agarró su sien y suspiró impaciente. Fue hasta sentarse enfrente de Lou y dio un buen sorbo de su café caliente.

—Está castigado —dijo.

Chotto —Lou golpeó la mesa—, debes aprender a ver a Antony ir y venir así. Ya no es un niño pequeño.

—Mientras Antony viva debajo de mi techo, sea menor de edad y yo sea su tutor, hará lo que yo le ordene y haré lo que sea con él —Raine habló en un tono serio, como si estuviera enojado.

—Exageras —Lou torció sus cejas al comenzar a comer—. Deberías tomar este tiempo que tenemos a solas para darme atención. Si no moriré.

—No me digas qué hacer.

***

El día que hacía falta para llegar a Invernal había terminado, el tren llegó en perfecto estado. Antony y Sebastian estuvieron platicando de cada tema que se les hacía presente, en especial de lo que Antony veía por la ventana, mientras que Brendon durmió en todo momento.

Al salir del tren, Antony miró a su alrededor por toda la estación, los trenes son blancos y algunos tienen estampados copos de nieve, así como las paredes, también tienen luces blancas y en el techo hay candelabros de cristal —porque no cree que sean de hielo— y los asientos de espera se ven muy acolchonados y suaves. Los guardias parecen personas frías y serias, dan miedo.

—Chicos, iré a comprar ropa —dijo Brendon bostezando—. No se alejen, ¿ok?

Ambos asintieron y fueron a recorrer toda la estación, más que nada a las tiendas de souvenirs porque Sebastian quería llevarle algo a su mamá. Mientras tanto Antony le mando un mensaje a Lou avisando que estaba bien, haría eso todos los días.

Tales of Gods and DemonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora