A trip to Namek (Vegebul)

A Trip to Namek → 3

Casi grito de la emoción, la cueva seguía intacta y seguramente la casa-cápsula también. Baje de la espalda de Vegeta y corrí lo más rápido que pude, tal y como pensé ahí estaba solo con un pequeñísimo rasguño, entre y el olor a frutas inundó mis fosas nasales. ¡Extrañe está comodidad! De la gente normal y civilizada.

Escuche unos pasos detrás mío, sabía que era el saiyajin. Estire mis brazos dando un respingo

— ¡Bienvenida a mi humilde morada! — Exclamé acostándome en los sofás color crema, Vegeta se quedo parada en el umbral de la puerta con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

— ¿Esta es tú guarida? — preguntó mirando todo como si fuera la cosa más extraña, está pequeña casa la había hecho papá para mí en uno de mis cumpleaños, estaba decorada a mi estilo sin duda alguna. Colores rosas y llamativos por dónde sea, tuve que resoplar.

— ¡Ah! dime algo. ¿Acaso no sabes lo que es una casa? ¡¿Ropa interior!? ¿Que no estás civilizado en ese aspecto? ¿Qué más? ¿Nunca has. . . — la pregunta era atrevida, me trague las palabras no queriendo discutir sobre aquello.

Levantó sus gruesas cejas negras.

— No, no sé de qué hablas, nosotros en nuestras misiones no tenemos pudor a nada, tenemos ciertas guaridas para evitar contacto con los enemigos, eso es en cuevas o detrás de alguna vegetación, hierba larga que nos cubre, entendí tú pregunta. Nosotros no tenemos tiempo de estar con hembras, somos soldados de élite.

Me puse roja seguramente, entonces este principito es sin inexperiencia, tan rudo que se ve y como sabe seducir pensé que era un hombre que ya sabía acerca de estas cosas.

— Bien. ¿Eres un príncipe, eh? ¡Que estupendo! Yo de niña quería ser una princesa — Dije y prácticamente era una, solo que sin corona.

— ¿Querías ser una? No es un sueño bueno niña, para mí ese título es una maldición, pero aún así debo hacerle frente y llenarlo de orgullo. Preparó mi venganza — Me quedé callada en solo volver a recordar las palabras de Dodoria. Él, un niño solo con un tirano que lo obligó a asesinar a masas de seres inocentes, su familia muerta.

¿Será que aún tiene oportunidad de ser bueno?

— Bueno, aún así yo quería serlo. Ahora, iré por ropa y me daré una ducha, tú quédate aquí y no te muevas por nada del mundo ¿Si? — Advertí, él resopló y siguió observando todo, lo ví caminar a la cocina donde abrió la nevera y lo miró también como si fuera la cosa más extraña.

Olfateo.

— Es comida de mi planeta, puedes comer.

El me hizo gesto de fastidio y negó con su cabeza. «Tan orgulloso » pensé rápidamente para después darme la vuelta y entrar al baño, esto eran comodidades, me quite la ropa que realmente no era ya de mi agrado, este planeta tiene una gravedad más pesada y el traje por lo tanto me hace ser más lenta, tendría que buscar ropa y que yo recuerde no traje más que interior.

Mirándome al espejo siempre me doy cuenta de cada facción en mi rostro, recuerdo que cuando comencé con una obsesión a la belleza, compré miles de cosas para verme mejor aunque tiempo después pude darme cuenta que yo era o más bien soy bonita naturalmente, sin nada.

Trate de darme la ducha más rápida, no podía confiar aún en ese saiyajin aunque varias veces me haya salvado el trasero de los demás. Él mató a mis amigos y eso no era bueno. Busque ropa por todos lados y lo único que encontré fue unas bragas y una suéter tejido por mi madre. No podía creer esto, tuve que ponerme el traje negro y el suéter de mi madre arriba, ni se veía tan mal, al salir ví al saiyajin sentado en el sofá.