A trip to namek

842 61 17
                                    




Día 129.


- ¡Mañana por fin reviven! - Chilló Gohan.

Le sonreí al igual que Milk. Supongo que desde que pasó todo esto tuve que convivir más con la esposa de mi amigo aunque antes no me tratará tan bien, Goku se me había parecido tan guapo que no pude contener una ola de celos cuando lo ví proponerle matrimonio a Milk, esa niña tan " simple" ante mis ojos, en ese tiempo era sumamente superficial y caprichosa ni siquiera sé cómo hice amigos con el carácter que me cargó.

Bien, sabía que había dejado de haber esa chispa de pasión entre Yamcha y yo pero es de que a veces te aferras demasiado algo que ya no tiene chiste desde hace tiempo solo estás por costumbre a la persona y de cobarde por no dejar ir, sigues ahí destruyendo más.

Cuando te enamoras, no hay más personas a tu alrededor con otras intenciones, solo la persona. Lo sé.

- ¿No está emocionada? Tú novio vuelve.

- Si, eche de menos a Yamcha, estoy muy contenta.

- ¿Y que hay del salvaje ese? - Milk señaló con sus ojos. Vegeta. El mismísimo dios de la amargura andaba por los pasillos con su característica cejas fruncidas.
En el momento que escuche eso, volteó a verlo tomando comida cruda para ser exactos, carne, lo único que come. ¡Odio eso! Siempre veo comiéndolo carne cruda.

- Es un imbécil.

Lo dije en un susurró que sonó más para mí que para mis invitados.

Ni me había dirigido la palabra desde el terrorismo que había sufrido aquel día. Solo me dejó en casa y él siguió con sus actividades, mientras yo tenía a la prensa encima por días preguntando cómo había sobrevivido.

- Creo en eso. Bueno, Gohan, conseguí unos buenos libros para que empieces los estudios ¿Vamos a verles?

Gohan hizo un puchero de aburrimiento, creo que ese niño prefiere estar recibiendo golpes en el hígado a pasar una tarde completa leyendo libros matemáticos con su madre. Aún así, sonrió forzado y asintió. Dándole gustos a su madre como siempre, ella se despidió de mí igual que el pequeño saiyain alejándose.


- Asco.

- ¿Tu cara? Estoy sumamente de acuerdo. Pero todos los días te la tengo que ver.

- Maldición ¿Cuando serás amable con la que te da comida y un techo? - Me crucé de brazos parada en la puerta de su habitación, había comida por todo el suelo y ropa que le había dado para su comodidad. Bóxer.

Era tan desordenado.

Lo ví sentado en el suelo haciendo una serie de abdominales. La máquina está desconectada por órdenes mías, discutí un día entero con él sobre eso pero al final dejó de molestarme, mi padre había insistido tanto para ponerle un aparato de sonido.

Mierda.

- ¿Ya has aprendido que en la tierra de usa ropa interior, cariño?

Le sonreí.

- Son incómodos esas mierdas me asfixian el pen...

- ¡Ah! El señor de grande tamaño - Reí. - Te los pones así te lo corten a la mitad. Reglas de humanos.

- No lo haré y solo tienes una, te resignas a que ande con el pene de fuera por la casa o me los pones tú.

Me puse roja apretando los puños ¡Estúpido simio prepotente! Seguro mi madre habría respondido y optado por la segunda poniéndose como una adolescente caliente así como me dijo que con unos diez años menos, cuando al mono se le ocurrió salir en pantalones pijama y se le remarcaba... Ahí.

- ¡Deja de comer cosas crudas! Se tienen que cocinar.

- Yo en mis misiones comía las cabezas de mis enemigos. Normal.

- ¡Oh sí! Bien normal comer cabezas de enemigos, joder, ponte está mierda de bóxer y come normal. Amigo, estamos en la puta tierra no en tus misiones.

Él me sonrió de lado.

- Bien, mujer - Se puso de pie.

- ¡NO! - Grité cuando se bajó los pantalones, me cubrí el rostro con las manos, escuche una enorme carcajada llena de diversión por mi reacción.

- ¿No querías que me los pusiera? Disfruta el espectáculo antes de que tú pareja venga.

- No me volvería a acostar contigo ni por que fueras el último hombre del universo ¿Me has escuchado? ¡Ni un paso más! Te dije que te haría un hoyo en la cabeza si te me tocas.

La escopeta detrás de mí la tuve que tomar para apuntarle directamente a la cabeza. En nuestras discusiones Vegeta siempre me terminaba tomando del cuello y me ahorca amenazando de muerte y estoy arta de que me este asustando con eso. Así que cuando dió un paso a mi dirección me dispuse a defenderme. Ya llevaba siempre un arma conmigo por si las dudas

Aunque no sirve de mucho pero no me voy a dejar.

No soy una damisela en peligro.

- A la mierda humana - Se me acercó riéndose

Afuera de la casa solo se pudo escuchar el disparo de la escopeta.

Mis ojos estaban sumamente abiertos mirando la marca negra en su frente mientras yo sujeto firmemente la escopeta aún apuntando a su cabeza.

Todo fue silencio.

- ¿Auch? - Sonrió.

- Maldita sea la hora en que aprendiste a ser sarcástico - murmuré bajando el arma. - Te voy a joder fabricando una arma lo suficientemente fuerte para matarte imbécil - Gruñó molesta por su sonrisa burlona. Así eran todos nuestros putos días juntos.

Me arrebató la escopeta y con sus manos dobló la punta. Como si se tratará de un simple popote.

- Jodete.

- ¿A donde vas? Eres mi bufona, un príncipe debe tener una.

Le saque mi dedo corazón caminando a la puerta.

- Prefiero pasar mi tarde viéndome películas porno antes de estar contigo.

- ¿Que es porno, mujer? - Alzó su ceja.

- Olvídalo - No pude evitar reírme, era muy divertido estar peleando con ese pedazo de mierda alienígena. Lo iba a buscar siempre con un pretexto para pelear. A veces si lo lograba cabrear al extremo de quererme matar o algunas veces era como en estos momentos.

Iba caminando en el pasillo cuando escuché algo que me dejó en un shock.

- Bien, disfruta la última discusión - Cerro la puerta.

¿Que había querido decir con eso? Mordí mis uñas.







Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 22, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

A trip to Namek (Vegebul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora