Capítulo 4 -•- Malestares

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          Me estire aún estando en la cama me siento mejor que nunca. Es extraño, si entrara a un concurso de entusiasmo posiblemente ganaría y no es de broma.

          Me levanto lo más sonriente posible, camino descalza hasta la ventana, tomo la cortina entre mis dedos y las muevo de un jalón. Los rayos del sol me golpean violentamente la cara y me provoca cerrar los ojos, sin poder adaptarme a la claridad me alejo de ahí con los ojos entrecerrados.

        Me cambie y baje rápido. Mi padre aún no se va, baje con una sonrisa plasmado en mi rostro.

         —Hoy estás muy feliz.

         —Lo sé, —tome la jarra de la cafetera para llenar mi taza— estoy de muy buen humor, que te puedo decir.

          Me senté para comenzar a comer pan tostado con mermelada que mi padre había preparado. No pude terminal ni la mitad de una cuando las arcadas volvieron.

         Corrí al baño para dejar que todo saliera.

          —¡Caroline! —gritó mi padre, sus pisadas vienen tras de mí—. Tenemos que ir al doctor.

           Parecía como cuando un tornado se lleva todo a su paso sin importarle nada. Vomite todo.

          —No. —Me aclaré la garganta— debió ser lo de anoche, la comida no estaba muy buena...

          —No es la primera vez que vomitas.

          —Si vomito una vez más, te prometo que yo misma te lo diré para que me lleves. Ahora apresurate tú para que no llegues tarde al trabajo.

           Tarde en convencer a mi padre de que no me lleve al doctor, no quiero volver ahí. Le pidió a Michael que me vigilara bien, de echo hasta le pago para que no le mintiera sobre nada, cuando Michael recibe dinero, no importa si me enojo con él, él le dirá a mi padre de cualquier forma u otra.

           Mi estómago está revuelto, hace una fiesta sin importarle mi opinión, tan solo fuera eso; me mareo de repente. Me enfada estar así.

           —Adivina quien se besó con Helena —canturreo Michael en mi oído.

           —Tú. —Sonrió con superficialidad.  
    
           —Exacto, es una chica maravillosa, lástima que vive en la sombra de Jade...

           —Jade es una arpía.... y eso le queda corto, ya ni me la recuerdes que me pone de malas.

           —Esa maldita merecía que te lanzaras sobre ella. —Aún tengo ganas de hacerlo e imaginarla suplicando por no herirla más, me da un pequeño placer— por cierto... ¿Encontraste taxista rápido —sonrió— ¿viste al mesero?. —Ya sé por donde quiere llevar el tema.

           —No, no encontré taxi rápido y sí, vi quien era... Dante; quien me acompañó hasta aquí a casa. —Un cosquilleo se hacen presente en mi estómago, un cosquilleo lindo y no de tener el estómago revuelto porque en cualquier momento vas a vomitar... Este es agradable y no quiero sentirlo....

           —Espero obtener mi recompensa por permitirte seguir babeando por él... ¿Te atrae?.

            —Dante es lindo... —Siento demasiadas cosas por él y apenas lo conozco y no sé a que se deben, sonreí inconscientemente— algo en él me atrae... Es extraño sabes, totalmente extraño y no sé, provoca sentimientos que sacan de este mundo y es agradable —lo miré, me miraban con melancolía—. ¿Por qué te pones triste?.

El bosque ll •Transformación•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora