Capítulo 37 -•- La corona

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         Quite las manos de mi pierna, el dolor quedo pero la heridas estaba sicatrizando, algo me hace pensar que es por haber consumido sangre hoy, tomé el cuchillo y me levanté con el empuñado, el aire continúa y hace más frío de lo normal mientras más me acerco al baño. El maldito dolor no se quita de mi pierna lo que me provoca cojear.

        Asomó la cabeza por el umbral de la puerta, la luz sale de una esquina y choca contra el espejo, la luz se ilumina todo el baño, cierro los ojos y me cubro la cara, el destello se apaga poco a poco... Observo todo el baño y no veo nada fuera de lo normal, el frío se calmó al igual que el aire, entro al baño con el cuchillo temblando en mi mano, en cuanto entro por completo la puerta se cierra de un portazo, del sobresalto solté el cuchillo, no es normal que esto me cause demasiado miedo, tomo la perilla para salir pero la puerta no cede, por más que la jalo no se abre.

        —Caroline... —susurran en mi oído provocando un terrible escalofrío, doy media vuelta pero no hay nadie...

      Ahogo un grito al verme en el espejo... Mi maldito reflejo me asusto... Me acerco al lavabo, me miró en el espejo resoplando, abro el grifo y me lavo la cara... Es de nuevo mi imaginación... Solo es eso... me seco con una toalla que está por un lado, la dejó ahí mismo y me quedo con las manos apoyadas en el lavabo tratando de calmarme, levanto la cara para mirarme de nuevo.

        Por el susto pegue un brinco que me hizo tropezar y caer se sentón, ahogue un grito, tengo la respiración agitada y las manos temblorosas de los nervios.

        —Caroline, cariño... —No puede ser verdad, no puede ser ella.

       Me levanto con el pánico invadiendome... Ya no está refleja ahí. De nuevo recorro toda la habitación con mis ojos.

        Tal vez no la recuerdo pero la he visto en fotos.

       —Cariño... —Y la veo de nuevo, cuando voy a decir algo, me dice—: no hay tiempo, tranquila mi niña, solo vengo para decirte que escondas muy bien tus alas, alguien me ha hecho saber que te pueden hacer algo terrible —su reflejo parpadeo, su cara demostró melancolía, mi miedo quedó atrás, posa un mano sobre el espejo aún estando del otro lado— cuídate mucho, saldrás de aquí... te prometo que saldrás —Poso una mano en el espejo en dirección en la de ella— te amo tanto... —Su reflejo comienza a desvanecerse.

        —Mamá.... Mamá no te vayas... —sus labios se mueven pero ya no la escucho— mamá... Mamá me haces falta, te necesito aquí no te vayas... —Su reflejo se desvanece—... Quédate conmigo... —al no verla ya reflejada me hace que sentir que algo me falta.

        La puerta se abre quedando emparejada.

       Tanto quiero salir de aquí que ya estoy solucionando... ¿Si fue una alucinación de fue de verdad?... Salí del baño y me dirigí la ventana para observar todo y darme cuenta de lo difícil que será salir de aquí. Baje mis ojos al anillo que es similar al de Dante, el mismo color rojo en la piedra ¿por qué no quiere decirme que nos conocimos antes? ¿Tan malos momentos pasamos juntos? ¿Qué tiene que ocultar?.

       Lo que sea que oculte mejor lo dejamos por ahora y mejor pienso en algunas cosas que me ayudarán a salir.

Número uno: matar a todos. Sería buena opción, si no me matan antes.

Número dos: salir por las ventanas. Estúpido, las ventanas están cerradas, al menos las de mi habitación y las demás están rodeadas por guardias.

Número tres: ganarme la confianza de Ferreol y que me deje salir a tomar aire entonces salgo corriendo. Aún más estúpido, no me dejara sale tan fácil hasta que esté esperando hijos de él.

El bosque ll •Transformación•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora