Parte 3: Temblando como gelatina

148 29 12
                                    

En el trayecto en coche todavía sigo sonriendo. Llevo haciéndolo desde que Nate me pidió quedar para estudiar en su casa. Llamé a mis padres para avisarles de que me quedaría en casa de un compañero para estudiar y después de suplicarles de forma ininteligible (forma de hablar que tuve causada por el nerviosismo del momento) acabaron cediendo vía telefónica y yo dando saltitos de un lado para otro. Vale, lo que se dicen saltitos no eran, más bien, si me pusieras un potro de los de gimnasia para saltar, no lo rozaría ni con la punta de los dedos de mis pies, sin exagerar ni nada.vale, quizás un poco.

Pero yo soy así y es que ahora, vuelvo a creer en el destino y en las profesoras de Economía del mundo. Nunca daría las gracias por su complicado temario pero bueno, ya ves que he cambiado mi forma de pensar. O más bien alguien me las ha cambiado. Y vaya alguien...

Me meto en su BMW negro metalizado con mucho cuidado de no golpearme la cabeza y llevarme así un chichón de los buenos. No es la primera vez que me pasa y a pesar de las risas de mi hermano subnormal en unas cuantas ocasiones,  yo no le encuentro ni pizca de gracia. Además, luego me duele mucho la cabeza.

La diferencia es que no me golpeo con nada y que mi insoportable hermano Cody, no está. Seguro que ya se ha ido a casa de su novia, Raven, a pasar el rato y seguramente, regresará luego a casa por la noche para cenar, acostarse temprano e irse a su habitación para que mis padres piensen que está durmiendo. Luego, muy despacito, se levanta con su mochila llena de ropa, me avisa de que se marcha a casa de Raven y que les diga a papá y a mamá cuando se levanten que ya se ha ido antes. Por esa razón, me "ayuda" con los deberes de forma totalmente voluntaria y es que es mi manera de cobrarle mi tiempo de sueño y bueno... no voy a mentir... me encanta joderlo. Para eso estamos los hermanos, ¿no?

Pero vamos a relatar lo que está pasando ahora. El motor arranca y nos introducimos en la carretera que va para su casa. O sea, para la casa de mis futuros suegros.

Todo el trayecto hemos permanecido en silencio por eso, Nate me ha mirado con una sonrisa al girarme para ver como ponía la radio. He asentido en señal de aprobación y me he limitado a tararear muy bajito, algunas canciones que conocía y es que, ¿quién puede resistirse a Ariana Grande y a su Dangerous Woman, por favor? De hecho, es una canción que me sé de memoria y noto que a él también le gusta por la manera en la que mueve los dedos encima del volante. Soy observadora de un chico que me atrae, ¿vale? Tampoco es que me fije atentamente a cada movimiento que haga, ¿o si? Bueno, no de manera consciente, ni tampoco en plan acosadora loca como algunas fans de Harry Styles. Pobre chico, anda que no lo debe de pasar mal, ni nada. He oído que algunas de ellas se han hecho un tatuaje de su cara. Ughh. No juzgo, pero joder, tatuarte algo así... Yo me lo pensaría bastante antes de cometer ese pecado de poner una aguja en contacto con mi piel.

El automóvil se detiene en frente a una casa de dos pisos de color granate oscuro. Parece muy elegante y es que me obligo a mirar la estancia para controlar mi hiperventilación y así no parecer que estoy tarada. El porche está lleno de plantas de diversos tipos que le aportan un ambiente hogareño y muy familiar.

Su recibidor es grande y abierto y desde aquí puede verse media casa si te fijas. Nate me invita a pasar y me presenta a su madre, Sophie, que es muy agradable. Odio las presentaciones, siempre me pongo muy nerviosa a pesar de que la he visto un par de veces en el supermercado. Su padre no está, viaje de negocios otra vez, me explica su atractivo hijo de ojos verdes con una mueca, y es que por mucho que ponga esa cara de frustración, a mí me sigue pareciendo muy guapo. Es lo que tiene estar enamorada de una forma tan drástica, que no haces más que babear y añadir imperfecciones a la lista que tienes en tu mente de la persona que te gusta.

Subimos a su cuarto después de la comida y su madre, que ha estado hablando para rellenar el silencio, se ha marchado a hacer unos recados. Yo no puedo evitar sentirme un poco incómoda porque, oh dios, estoy a solas con él. Técnicamente, habíamos estado ya solos en el coche pero ahora, éste es su cuarto y yo no puedo evitar la sensación de mareo en mi estómago.

I Won't Lie To You  (Yo nunca te mentiría)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora