I Won't Lie To You (Yo nunca te mentiría)

Parte 12: "He cambiado"

Dos semanas después...

Llevo dos semanas sin saber nada sobre Nate. Bueno, porque yo no he querido ya que me mandó un montón de mensajes disculpándose y diciendo que era un imbécil por haberme tratado así. Me rompió el corazón y aunque ya lo tengo superado, más o menos, gracias a mi hermano y a mis amigos, no quiero saber nada sobre el.
Estás vacaciones navideñas me han venido que ni pintado para reflexionar y tomarme un descanso de aquellos mentirosos ojos verdes.

Lo que he hecho ha sido básicamente relajarme. Los primeros dos días no paraba de llorar pero cuando me desahogué del todo con las chicas, me encontré mucho mejor. No quería derramar más lágrimas por un idiota, al menos fue lo que Lauren me recomendó para superar mi pequeña y desafortunada crisis.

Madi se quedó varios días conmigo y decidimos hablar las cosas. Aclaré todas mis ideas con ella y me dio consejos básicos para evitar volver a estar en este estado. Por suerte, en mi familia nadie se enteró salvo Cody y Raven, ya que al venir a quedarse con Cody a dormir tuve que contarle lo que me pasaba y conté con el apoyo que me brindó. Sé que a Nate le dije que ya lo sabía, pero no era así. Raven tuvo que hacer acopio de mucho valor para sostenerlo furioso cuando no paraba de gritar que iba a matarlo. Luego, se relajó y me pidió disculpas, seguidamente también me prometió que no le tocaría un pelo por ahora al menos, pero borró su número después de llamarle y chillarle al contestador una retaíla de insultos. Fue lo único que no pude evitar. recuerdo lo aliviada que me sentí cuando no contestó a las numerosas llamadas de mi hermano cabreado; creo que me eché a temblar sólo con pensar en su voz.

Tras varias fiestas de pijamas, helado y películas de todo tipo, las celebraciones terminaron y era la hora de volver al instituto. Mi segundo trimestre venía cargado de sorpresas...

Yo era una de ellas.
En esos días de agobio y pañuelos, a otra de mis amigas, se le ocurrió además de consolarme, darme fuerzas para seguir y aconsejarme con sus experiencias amorosas, me cambió el look, porque dijo que era necesario que una princesa tuviera una apariencia como la que se merecía, y no una con la cara empapada, los ojos llorosos y el rímel emborronado por toda la cara, haciéndome parecer un panda. Entonces, se miraron entre ellas y sonrieron cómplices.

Yo me contagié porque me habían hecho sentirme mejor con sus tonterías.

Antes tenía el pelo rubio oscuro, ahora lo completaban unas mechas Californianas y un rímel potenciador que estilizaba mis pestañas, rizándolas sutilmente. Me ayudaron a prepararme un maquillaje natural para cada mañana, y aportando lápiz de ojos negro y un pintalabios mate color crema suave, consiguieron darme luz a mi rostro completándolo con una base que se adecuaba a mi tono de piel. Insistí en que fuera algo natural, nunca me gustó llamar la atención ni ser ostentosa a pesar de que mi vida pasó a formar parte de una película hetero.

Adelgacé unos kilos, ya, en Navidad se engorda, pero insistía tanto en no comer estas navidades (porque en las anteriores me había pasado) que fuimos todas juntas a correr y bajé de peso. Y dios, estaba tan delgada y perfecta que la ropa grande que tenía " marcaba mis curvas y sobretodo el culo" como decía Melanie, mi mejor amiga morenita y de ojos color miel suave que estaba colada por (última noticia) Michael, el amigo de Luke de toda la vida.

Por ello, nos fuimos de compras, y me gasté lo que me habían regalado en dinero en Navidad (sólo una parte, el resto fue a la cuenta de ahorros, que soy respondable) y lo que aportaron las chicas por su parte como regalo. Cosa que yo agradecí con unas pulseras con charms idénticas que revelaban la fuerza de nuestra unión.

Hoy estoy delante de mi instituto, en la puerta de la entrada, saludando a Madi, Lauren, Melanie y a Luke, que me abrazan con cariño cuando me reúno con ellos.