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Me incorporé en mi cama bruscamente, provocando un leve mareo por la rapidez de mis movimientos.
Me gustó.
Fui al baño arrastrando mis pies, sin ganas. Me quedé plantada en el espejo, mirando mi reflejo.
¿Quién era esa? ¿Era yo?
No, ya no.

Imagina que sobrevives ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora