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Estuve minutos, quizás horas tendida en la cama, mirando a la nada, con la mirada perdida en cualquier parte.
Estaba allí, pero no exactamente.
Y entonces, me encontraron.
Un grito retumbó por toda la casa, haciendo que los cristales de la ventana vibraran levemente.

-Diez pastillas. Una noche. -dictaba la nota.

Fin.

Imagina que sobrevives ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora