¿Qué voy a hacer, mamá?

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-Ven conmigo.-Dijo Rupert sonriéndome.

Su familia nos observó con una sonrisa mientras él tomaba mi mano y me sacaba del comedor.

Él me guió por un pasillo hasta una habitación. Una enorme biblioteca. Normalmente la habría amado, pero no podía leer, así que...

Suspiré.

Rupert sonrió con paciencia.

-Trataremos de ver si recuerdas o no.

Él tomó un libro de un estante. Reconocí la portada y logré distinguir las letras. Pero no me decían nada. Era horrible.

Sollocé.

-No llores, tranquila. Sólo queremos ver si recuerdas, am...-Se interrumpió.

Tomó mi rostro y enjugó mis lágrimas.

-Probemos algo diferente.

Tomó otro libro.

-¿Recuerdas cómo se llama?

Pensé y dije su nombre.

-Muy bien. Ahora dime si logras asociar las letras con cómo suenan.

Traté de concentrarme. Después de unos minutos, recordé cómo sonaban esas letras y cómo se llamaban.

Rupert me ayudó a sentarme en un mullido sofá y se acomodó junto a mí con más libros.

Título por título logré descifrar el alfabeto completo.

Mi cerebro recordaba haber podido leer y volvía a mi memoria.

-¡Muy bien!-Me felicitó sonriendo.-Ahora probemos con esto.

Abrió una página cualquiera y me leyó una palabra.

-Encuéntrala.

Fruncí el ceño.

-No me inventé los ejercicios. Me dijo tu médico que los hiciera.-Me guiñó un ojo.

Sonreí y busqué la palabra.

Él se pegó a mí para buscarla conmigo.

Tardé diez minutos en hallarla. Y no estaba segura del todo.

-Genial.

Rupert besó mi sien.

-Sigamos.

Luego de varias horas, reconocía más palabras y letras. Recordaba casi cómo leer.

Sonreí y lo abracé.

Hojeé un libro tratando de leer.

-Disculpa a mis padres y a mis hermanos... Son... Quieren que nosotros salgamos o algo así. En realidad sólo quieren verme feliz, y como saben que somos amigos...

Su comentario me sorprendió. Pensé que lo del almuerzo sólo había sido casualidad...

-...Creen que tú me harás feliz.-Acabó de susurrar.

Entrelacé mis dedos detrás de su nuca.

-Gracias por ayudarme.

Besé sus labios brevemente.

Él sonrió.

-No hay de qué.

Estaba tan cerca de él que podía sentir su respiración acelerada y su corazón latiendo con fuerza.

-Em... Tengo más libros en mi cuarto. Si quieres...

Sonreí. Qué tonta excusa para llevarme a su habitación.

Recuérdame [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora