¿Cómo pudiste?

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Mi cabeza me estaba matando.

Abrí los ojos.

¿Dónde estaba?

Reconocí el techo y los muebles. Aquel cuarto... Ya había estado allí.

Oí un movimiento a mi lado y cerré los ojos.

Los brazos de Rupert me hicieron voltear hacia él.

Fingí estar durmiendo. No podía verlo a la cara después de haber tenido sexo desenfrenado hasta las cinco de la mañana.

Acarició mi barbilla y adiviné que debía estar sonriendo.

Sus manos acariciaron mi costado y se detuvieron en mi vientre.

Contuve un suspiro y decidí fingir que seguía estando profundamente dormida.

Rupert besó la base de mi clavícula y se acercó a mi vientre. Comenzó a hablar en voz muy baja, pero al no haber otro ruido, lo oí perfectamente.

-Hola, hijo. Soy papá. Espero que estés bien... Sabes, nunca me ha presentado formalmente. Tu madre está en una situación delicada. Pero prometo que cuidaré de ti cuando crezcas y que no te dejaré, hijo. Te hemos deseado por meses y no voy a descuidarte ahora.

Suspiró y se colocó a mi nivel.

-Preciosa.-Susurró acariciando mi mejilla con delicadeza.-No sabes cuánto me duele ocultarte esto. Pero no quiero forzarte a volver a ser mi prometida.

Mi corazón dejó de latir.

-Te amo.-Suspiró.-Realmente te amo y no sabes cuánto te he echado de menos. Extraño nuestros momentos juntos. Solos tú y yo, corriendo en el parque, viendo una película, leyendo, besándonos o hablando... Te extraño. Duele ver que no recuerdas. No me recuerdas.

Su voz se quebró.

-Esto es mi culpa. Todo. Cuánto lo lamento. Jamás debí girar el coche, debí detenerlo y ni tú ni el niño se hubieran dañado. Lo lamento, Em.

Por eso era. Por eso mi cama me resultaba ajena, por eso había un anillo en mi tocador, por eso cada vez que él me tocaba recordaba, por eso mis padres y amigos se veían sorprendidos cuando yo les decía que nadie conocía a mi novio, por eso mi supuesto novio no había aparecido nunca y por eso Rupert me atraía tanto.

Porque era mi novio. Él era mi novio. Peor aún, era mi prometido. Y yo lo había olvidado.

Sollozó.

-Espero que alguna vez me recuerdes y que podamos volver a como éramos antes.

No me lo había dicho. Me lo había ocultado. Me había impedido saber la verdad, le había dicho a mi familia y a mis amigos que me la ocultaran también, me había hecho desesperar, llorar y sentirme una inútil.

Una ola de furia contra mí y contra Rupert tomó el control de mis reacciones.

-Recuerdo.-Dije abriendo los ojos.-Claro que recuerdo. ¡¿Cómo pudiste?!

Aparté a Rupert de un brusco empujón.

-Sabías que me estaba volviendo loca. Sabías que tengo un hijo en mi vientre. Tu hijo. Nuestro hijo. ¡¿POR QUÉ DEMONIOS NO DIJISTE NADA?!

Él se acercó y tomó mi cintura.

-Debí suponer que estabas despierta. Calma, por favor. Puedo explicar...

-Ya oí suficiente. Tú. Tú... ¡TÚ! ¡¿Cómo pudiste hacerme algo así?!

-Cálmate. Escucha.

Recuérdame [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora