5. ¿Estoy a salvo?

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El moreno cargó al muchacho durante varias cuadras, no tenía problema en correr con él a sus hombros, el pobre chico era bastante liviano. Parte de su cerebro se ocupaba en no dejarlo caer y la otra en llegar a su destino antes de ser atrapado. No cabía duda de que le estaban persiguiendo y dado el estado de la persona que cargaba era más que obvio que nada bueno podría provenir de allí. Su corazón se llenó de pena al ver ese angelical rostro tan desesperado. Era consciente que él no tenía mucho para ofrecer pero tal vez sería de ayuda.

Volteó la esquina y sintió alivio al ver la entrada del edificio. Trotó hacia ella y timbró en el apartamento con insistencia.

— ¿Quién es?— preguntaron al otro lado del portavoz.

— Jin abre la puerta — respondió con afán.

— ¿Nam? ¿Tan rápido regresaste?

— ¡Maldita sea Jin! ¡Abre la puta puerta!

— Deja la agresividad, amor — finalizó liberando el cierre.

Namjoon se aseguró de que nadie lo viera entrar con el muchacho en brazos. Corrió escaleras arriba hasta llegar jadeando al quinto piso. Tocó el timbre con insistencia, adentrándose en el apartamento apenas el castaño abrió la puerta. Con delicadeza dejó a Jimin sobre el sofá de la sala al tiempo que comenzó a dar vueltas de un lado para otro susurrando en voz baja.

— ¡¿Quién carajos es él?! — preguntó el mayor furioso — ¡¿Sabes lo peligroso que es traer extraños a casa?! — la molestia en su rostro era más que visible. — ¡Joder! ¡Te estoy hablando Kim Namjoon!

El moreno se acercó a Jin con una expresión contrariada. Tomándolo de las mejillas le dijo con suavidad — Amor, tranquilo. Estoy pensando en cómo resolver esto.

— ¿Acaso viste el estado del muchacho Nam? — preguntó soltándose con fuerza — ¿En qué mundo alguien que luce así podría traer cosas buenas? — una expresión de horror se plantó en su rostro — ¡¿Qué tal que haya escapado de un manicomio?! ¡Podrías haber traído un asesino a casa! 

— ¡Cálmate Jin! — afirmó el moreno — El pequeño me dio confianza. Mira lo frágil que se ve. Además, huía de una van negra. Sus pobres pies están demacrados, en definitiva no luce como una amenaza.

El semblante del mayor se suavizó al percatarse de aquella información, no cabía duda de que el estado del muchacho era terrible, su parte sensible hizo presencia y se alarmó inmediatamente. No había evaluado las pequeñas cicatrices que rodeaban al menor o el estado sanguinolento de sus pies.

— Trae gasas, vendas, alcohol y un kit de suturas. Te esperaré aquí. Asegúrate de no ser visto — Concluyó con determinación.


💾

Jimin despertaba sintiendo el escozor de sus pies. Recordaba huir con todas sus fuerzas y haber chocado contra el firme pecho de un hombre. Observó a su alrededor el lindo y pequeño apartamento en el que se encontraba. Una mullida alfombra negra tapizaba la sala y hacía perfecto contraste con los blancos muebles.

— Veo que ya despertaste pequeño — el pelinegro se sobresaltó buscando el origen de aquella voz — No te asustes, no te haré daño — dijo el castaño mientras se acercaba sonriendo delicadamente. 

— Soy Kim Seok Jin. Te desmayaste en sus brazos ¿Lo recuerdas? — preguntó señalando a NamJoon.

— E-eso cre-creo — respondió con sus mejillas adquiriendo un fuerte color rosa.

Qué adorable

— ¿De quién huías? — el pánico se apoderó de su cuerpo, un temblor de pies a cabeza le recorrió acompañado de una mirada de pánico.

— Calma, pequeño — afirmó Jin acercándose con cautela. El miedo del muchacho lo tomó por sorpresa, así que trato de darle un poco de paz con sus palabras — No te entregaré. Puedes estar tranquilo, pero si quieres mi ayuda, deberé saber la verdad.

— E-este yo fui, yo soy, yo ... — trató de decir Jimin, quedándose en silencio, sin saber realmente cómo debería responder.

— Te traeré agua mientras te tranquilizas. Sería más cómodo para mí si no me ocultas información —reiteró Jin con una sonrisa cariñosa al levantarse. 


💾

Habían pasado dos semana desde aquella conversación donde Jimin relató toda su historia, omitiendo algunos pormenores de su secuestro. Jin lloró en algunos instantes y se había a abrazado a Nam constantemente. Fueron momentos muy emotivos que le trajeron días de tranquilidad.

Ahora, Se encontraba caminando al lado de la habitación que la pareja compartía. Sin poder evitarlo, escuchó algunos murmullos junto a la mención de su nombre así que se acercó a la pared para oír mejor.

— No hay forma de ayudar al chico, amor. No tiene papeles, envíe a Yoongi a investigar y es como si no existiera.

— Pero Nam... nosotros tenemos que hacer algo, apenas cubrimos las cuentas,  si el jefe reduce la paga de nuevo, no podremos costearlo. 

— Lo sé amor, lo sé — y aunque a Jimin le era imposible observar, la expresión NamJoon se llenó de tristeza al decir — Sabes que no podremos ofrecerle más que un techo decente, pues el único trabajo al que seríamos capaces de vincularlo es ...

— ¡No! — la cara de Jin era de absoluta preocupación — Ni siquiera lo pienses, ni en el más remoto de los casos le diría que sea un prostituto más de los que manejamos.

Jimin se paralizó cuando escuchó aquellas palabras. Si las cosas podrían salir mal, esto era otro nivel, caer en manos de proxenetas, vaya que suerte. 

Al final del día tomó las pocas cosas que Jin le regaló durante su estancia y dejó el apartamento con la excusa de que tenía pistas sobre su memoria. El mayor insistió pero no lo suficiente, sabía que su alma le pertenecería al diablo si se atrevía a corromper algo tan puro como lo era Jimin.

¡¡Hola!! ¿Como están? Espero que bien, les deseo mejor suerte que la de mochi, porque esta como de malas. Aquí les traigo otro capítulo con la esperanza de que sea de su agrado. Muchas gracias por leer, si hay algún error lo leeré en los comentarios. Tengan un buen día/noche y rían sin moderación. Hasta la próxima. 

Forgotten «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora